Como ya comentamos aquí, el gobierno italiano dio a conocer la aprobación de un proyecto de ley que prohíbe la producción y comercialización de carne de cultivo celular. Se trata de una iniciativa que pretende salvaguardar la cultura alimentaria arraigada en la tradición italiana, vetando la carne de cultivo e imponiendo restricciones al etiquetado de los productos vegetales alternativos a la carne.
El proyecto de ley que prohíbe la producción y promoción de carne cultivada fue aprobado por la Cámara de Diputados de Italia, dicho proyecto, entre otras cuestiones, establece cuantiosas multas de hasta 60.000 euros para quienes lo infrinjan, se imponen restricciones a los nombres que los fabricantes pueden dar a sus alimentos vegetales alternativos a la carne, por lo que no podrán utilizar los que se asocian a los alimentos cárnicos, como por ejemplo «salami» o «filete», entre otros.
El Ministro de Agricultura italiano, Francesco Lollobrigada, ha fundamentado la decisión en la necesidad de proteger la herencia alimentaria italiana, preservando la conexión entre alimentos, tierra y trabajo humano que ha perdurado a lo largo de los siglos. Respecto a la carne de cultivo celular, el ministro ha comentado que se trata de un producto que no se ajusta a este principio y por ello, hay que asegurar la calidad que caracteriza a Italia, garantizando a la vez la seguridad alimentaria mundial.
Por supuesto, aparecen voces críticas ante esta ley, esas voces argumentan que las nuevas medidas limitan las oportunidades económicas y el potencial de la carne de cultivo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, reducir el gasto energético, mejorar la seguridad alimentaria, mejorar el bienestar animal, etc. Desde Good Food Institute Europe (GFI Europe), organización que trabaja con investigadores, inversores y empresarios para el desarrollo de proyectos alimentarios innovadores, seguros y respetuosos con el medio ambiente, se asegura que Italia podría quedarse rezagada frente a la creciente aceptación global de la carne de cultivo celular.
Como ya hemos comentado, la propuesta también incluye restricciones al etiquetado de productos de origen vegetal que sustituyen a los cárnicos, una medida que, según los responsables de Good Food Institute Europe, puede generar más confusión entre los consumidores en lugar de aclarar las opciones que tienen a su disposición. Con esta ley no se pueden utilizar términos asociados a los alimentos de origen animal, algo que perjudica a las empresas italianas que producen este tipo de alimentos que son muy consumidos en el país, de hecho, aseguran que Italia es el tercer mercado más grande de Europa en lo referente a productos de origen vegetal, con un incremento del 21% en las ventas entre el periodo 2020-2022 y una facturación superior a los 680 millones de euros.
Varias asociaciones agrícolas han respaldado la prohibición y suscriben las palabras del ministro, pero hay que decir que hay varios parlamentarios que se oponen a este proyecto de ley, considerando que se da un paso atrás que afectará a la economía italiana. Esta ley dice a los italianos lo que pueden y lo que no pueden comer, reprime la innovación y casi con toda certeza viola la legislación comunitaria, ya que se limita el libre comercio de mercancías de la UE, recordemos que es probable que en la Unión Europea empiece a aprobar este tipo de alimentos en cuanto lleguen peticiones. A esto hay que añadir que, según explican aquí, una encuesta realizada entre los consumidores italianos revela que el 55% está interesado en comprar carne cultivada, mientras que el 75% cree que es necesario reducir el consumo de carne convencional.
Desde GFI Europe se considera que los agricultores italianos y los consumidores en general han sido mal informados, y se aboga por la necesidad de mostrar toda la información sobre las oportunidades que ofrecen las proteínas alternativas, en vez de prohibirlas.