Según los resultados de una investigación realizada por expertos de la Universidad de Bristol (Reino Unido), los seres humanos poseen una inteligencia nutricional sorprendente, donde las elecciones alimentarias no se basan exclusivamente en la densidad calórica, también se basan en los nutrientes que necesita el organismo, pero hay que decir que esa inteligencia nutricional ha sido alterada, en opinión de los expertos, por la industria alimentaria.
El objetivo del estudio era volver a examinar y probar la opinión generalizada de que los humanos evolucionaron para favorecer el consumo de alimentos densos en energía, a la vez que equilibraban las dietas simplemente comiendo una variedad de alimentos diferentes. Sin embargo y contrariamente a esta creencia, los expertos comentan que las personas parecen tener una “sabiduría nutricional” con la que los alimentos se eligen en base a las necesidades de vitaminas y minerales, a la vez que se evitan las deficiencias nutricionales.
Los resultados de esta investigación respaldan, en cierto modo, los resultados de otra realizada en la década de 1930, cuyas conclusiones mostraban la evidencia de la existencia de esa sabiduría nutricional. En dicha investigación, a un grupo de 15 niños se les permitió que comieran lo que quisieran de una variedad de 33 alimentos diferentes, según los resultados, ninguno de ellos comió la misma combinación de alimentos pero todos tuvieron un buen estado de salud, lo que se tomó como una evidencia de la mencionada “sabiduría nutricional”. Pero hay que decir que esta investigación realizada por una pediatra estadounidense fue criticada y no aceptada.
Los resultados no se pudieron replicar porque este modo de experimentar con niños hoy en día se considera poco o nada ético. Pero la nueva investigación ha superado esta barrera gracias a la nueva técnica empleada por los investigadores de la Universidad de Bristol, con la que se ha medido la preferencia alimentaria mostrando a un grupo de personas diferentes combinaciones de frutas y verduras para que pudieran elegir y que esas elecciones pudieran ser analizadas sin riesgo para el bienestar o la salud de los sujetos.
La nueva investigación se llevó a cabo con dos experimentos, los resultados del primero mostraron que las personas prefieren ciertas combinaciones de alimentos, por ejemplo, se elegía con más frecuencia manzanas y plátanos, que manzanas y moras, preferencia que parece ser predicha por las cantidades y equilibrio de micronutrientes. Para confirmar esto, se llevó a cabo un segundo paso con diferentes alimentos.
Para complementar y cotejar los resultados obtenidos en el primer experimento, los expertos estudiaron combinaciones de comidas del mundo real según los datos de la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición de Reino Unido, estos datos demostraron de un modo similar que las personas combinan las comidas de manera que se aumenta la exposición a los micronutrientes en la dieta. Los resultados de la investigación plantean preguntas en relación al entorno alimentario actual, por ejemplo, ¿nuestra fijación cultural con las dietas de moda, que limitan o prohíben el consumo de ciertos tipos de alimentos, interrumpe o perturba esta «inteligencia nutricional» de forma que no entendemos?
Otros estudios han demostrado que los animales usan el sabor como una guía para poder recibir las vitaminas y minerales que necesitan, por tanto, si el sabor cumple un papel similar en los humanos, es posible que la alimentación actual, cargada de aditivos y saborizantes, esté afectando a esa inteligencia, en otras palabras, la industria alimentaria puede estar poniendo en nuestra contra la sabiduría nutricional, haciéndonos comer alimentos que normalmente evitaríamos y contribuyendo así a la actual epidemia de obesidad que sufre el mundo.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de la revista científica Appetite.
Foto 1 | wuestenigel
Foto 2 | Oleg Shpyrko
1 comentarios
No recuerdo donde lo leí, en internet seguro, el caso de un naúfrago que tenía una caña y comía pescado. Al principio comía la carne, pero según contó, a medida que pasaban los días otras partes del cuerpo de los peces le parecían más apetitosas, primero la piel, luego los ojos,…
Sin duda son partes con distintos nutrientes y el cuerpo le pedía eso, así que le parecía más atractivo lo que en condiciones normales desechamos.
Una muestra más de esa intelingencia nutricional.