El Restaurante Don Bacalao es uno de los más reconocidos de la ciudad, con muchos años de buena cocina, por lo que ha resultado una buena noticia conocer que ha ganado el Concurso Nacional de Pincho y Tapas Ciudad de Valladolid 2015, un año más el premio se queda en casa. Es una pena no haber podido presenciar el certamen, llevamos dos años sin acudir por lo que muchos de vosotros ya sabéis, pero seguro que no habrá un tercero.
En la foto que ilustra estas líneas podéis ver el pincho ganador, se llama Lechazo Taj Mahal, tiene una presentación muy particular ¿verdad? Y es que en este certamen de pinchos y tapas, además de sorprender con la creación culinaria, también lo hacen con la presentación o emplatado. Alfonso García, cocinero y propietario de Don Bacalao, ha declarado estar muy orgulloso del trabajo de su equipo en el restaurante, la cocinera que preparó la tapa en el certamen fue Isabel González, y ésta se compone de un lechazo asado y guisado enrulado con pan de cristal, y cubierto con un caviar de Tandoori masala.
El Concurso Nacional de Pinchos y Tapas de Valladolid, que como os anunciamos, se ha celebrado el 9 al 11 de noviembre, ha entregado más premios y accésits, aunque el primero, el Campeón Nacional de Pinchos y Tapas es el más valorado por su significado y por su dotación económica, 6.000 euros, además de la escultura representativa.
A este primer premio le siguen dos subcampeones que toman el título de Subcampeón Nacional de Pinchos y Tapas, y hay que decir que entre ellos también hay un habitual de entre los mejores del concurso, y además vallisoletano, es Antonio González del Restaurante Los Zagales de Valladolid, quien volvió a conquistar al jurado con una tapa bautizada con el nombre de ‘Copa y Puro’, una tapa que encierra sabores de la sardina, el tomate y la albahaca.
José Luque Torres de The Westin Palace de Madrid, se alzó con el título de subcampeón por su tapa ‘Ovni de Cochifrito’, una especie de empanadilla de cochinillo ibérico confitado y aromatizado al vacío, con rabanitos y brotes verdes. Ambos recibieron una escultura representativa.
También merecen mención los cocineros reconocidos con los siguientes accésits:
Tapa más Tradicional para Luis Antonio Carcas Armingol del Restaurante Casa Pedro de Zaragoza por su ‘Canelón de pintada, trompeta negra y salsa de boletus’.
Tapa más Vanguardista para Jesús Íñigo Luri del Restaurante Ábaco de Huarte-Pamplona por su tapa ‘Street Food’.
Mejor Concepto de Tapa para Pepe Ron Linde del Restaurante Blanco de Cangas del Narcea por su tapa ‘Raya 2015’.
Además se ha entregado un nuevo premio de la Interprofesional del Aceite de Oliva por el uso relevante de aceite de oliva virgen extra en la elaboración de una tapa, y lo ha ganado la cocinera Mónica Loro Romero del Restaurante Arriero Tapas de Sorzano, por su tapa ‘Bifana Macao’.
No nos queda más que felicitar a todos los ganadores y también a todos los que han participado en uno de los concursos gastronómicos más importantes de nuestro país, pues llegar a la final ya es un buen premio. Y para todos los que estéis por Valladolid, ya sabéis que podéis probar las tapas del concurso en los bares y restaurantes de la ciudad.
2 comentarios
Estimados amigos: os dejo aquí las reflexiones que hice ayer, jueves, de madrugada, al enterarme de los resultados del concurso, y que publiqué en mi página de Facebook. Un abrazo:
Y EL GANADOR DEL CONCURSO NACIONAL DE PINCHOS Y TAPAS DE VALLADOLID ES… UNO DE VALLADOLID !!
Esta noche se ha dado a conocer el palmarés del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas de Valladolid en el que han participado una gran cantidad de bares y restaurantes de todo el estado, entre ellos no pocos amigos y conocidos nuestros que han acudido con toda la ilusión del mundo. El jurado, tras el proceso habitual, ha declarado ganador del concurso a Isabel González González del restaurante Don Bacalao de Valladolid por su pintxo «Lechazo de Taj Majal». Los subcampeones han sido los restaurantes Westin Palace de Madrid y Los Zagales, también de Valladolid.
Hasta aquí todo bien. Siguiendo la filosofía de «Que gane el mejor», dos vallisoletanos y un madrileño han resultado ser los mejores de España. Tal vez merecidamente. No he acudido al campeonato y no lo he seguido con detenimiento por lo que no puedo juzgar los resultados.
Pero resulta que el año pasado el palmarés dio como vencedor a un bar de Madrid, y como subcampeones un madrileño y un vallisoletano. Qué coincidencia. También fue Los Zagales, de Valladolid, subcampeón de este año, el ganador del primer premio en 2010.
Y a uno, que ya pinta canas como demuestra la foto de su perfil, empiezan a dejarle frío los resultados de concursos en los que resulta ganador un bar de la localidad organizadora por muchos participantes que haya en el mismo. No puedo dejar de acordarme de la canción de Decibelios «El mejor siempre será el equipo local» que canturreábamos en nuestros años mozos y me entra una sensación de decepción que me imagino, será mucho mayor en el resto de los bares participantes, a pesar de que se callen, se muerdan la lengua y feliciten al ganador, no vaya a ser que les acusen de mal perder y no les vuelvan a tener en cuenta para el año que viene.
Los concursos, sin duda, son un factor importantísimo en el mundo del pintxo. Situan en primera línea de la actualidad a la cocina en miniatura, fomentan la creatividad, dan a conocer nuevos valores… pero año tras año, aunque no salen a la luz pública, son cada vez más los participantes que quedan decepcionados, que dejan de participar en ellos, que ven que diversos certámenes se van convirtiendo en una especie de cotos cerrados, de cuadrillas de amigos en los que siempre ganan los mismos…
Y es que en los concursos de pintxos en todo momento se sabe quién es el autor de las creaciones que aspiran al premio, al contrario que en los concursos literarios o pictóricos, en los que no se desvela el nombre del autor de la obra hasta que el ganador ha sido decidido de manera anónima. De hecho, el formato actual de showcooking hace que los miembros del jurado no sólo sepan de quién es el pintxo que van a degustar, sino que contemplan en vivo y en directo la elaboración del mismo.
Esta circunstancia, indudablemente, influye a la hora de valorar los pintxos. Incluso se ha convertido en habitual el comentario de «Incomprensiblemente, fulano o zutano no ha pasado a la final». Es decir, ya no extraña que un pintxo por su calidad u originalidad no sea elegido. Extraña que un cocinero consagrado o un bar emblemático no sea seleccionado. Es una clara muestra de que el nombre tras el pintxo ha empezado a tener más influencia que la «obra» en sí.
Lo he dicho mil veces y lo sigo repitiendo. Se debería buscar una fórmula, seria y normativizada, para que los participantes en los concursos de pintxos quedaran en el anonimato y los jurados cataran sus platos sin saber quién es el autor o autora de los bocados aspirantes a premio. La credibilidad de los mismos aumentaría y el mérito de los ganadores sería mucho mayor. De esta forma, asimismo, ningún participante se sentiría decepcionado, pues las posibilidades de que ganara «el mejor» serían infinitamente mayores.
Asimismo, pienso que las denominaciones de los campeonatos deberían ser igualmente normativizadas. Si Valladolid u Hondarribia quieren organizar un Campeonato en sus respectivas ciudades por evidentes motivos promocionales, turísticos… en suma, económicos, no debería haber ningún problema en que lo hicieran y lo organizaran como les venga en gana. Pero dichos campeonatos deberían denominarse «de Valladolid» o «de Hondarribia» y punto. A fin de cuentas las normas de participación y formato de cada uno de estos concursos no son unas normas consensuadas o comunes al estado o nación que dice representar su denominación, sino que es la organización, generalmente privada, de cada concurso quien las establece. Nada que ver con el deporte, por poner un ejemplo. El carácter y la denominación de «Concurso Nacional», «Concurso provincial» o «Concurso de Euskal Herria», por poner tres ejemplos, debería ser normativizado y determinado por instituciones o comités de participación que organizaran dichos concursos que, dicho sea de paso, deberían ser rotatorios, como lo son las olimpiadas, o el Festival de Eurovisión, por poner dos ejemplos.
El ir normativizando los campeonatos provinciales, nacionales, estatales… redundaría, sin duda, en beneficio del mundo del pintxo. Dotaría de credibilidad a jurados y palmareses, y haría, de paso, que tuviera mucha más importancia para los bares ganadores el subir al podio de estos concursos, pues nadie, o casi nadie, discutiría la legitimidad de los mismos. Sin duda es una difícil tarea pero, en mi opinión, totalmente necesaria de realizar antes de que los concursos de pintxos se conviertan en un simple espectáculo y en un cachondeo.
Otro año más la feria del pincho de Valladolid marca la diferencia dejando esta ciudad entre una de las ciudades que mejor promocionan los pinchos en España