Se han realizado varios estudios en los que se concluye que el etiquetado semáforo (código de colores) contribuye a que los consumidores puedan identificar mejor qué alimentos son más saludables. Este tipo de etiquetado ha sido criticado en reiteradas ocasiones por la industria alimentaria al considerar que no se basa en criterios científicos sólidos, de ello hablábamos en este post. Pues bien, hoy hemos conocido otro estudio en el que se propone utilizar un etiquetado con emoticonos para poder informar mejor sobre la calidad de los alimentos a los consumidores, según los expertos funciona mejor a la hora de informar al consumidor una combinación entre el código de colores y los emoticonos.
Los expertos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) utilizaron en su investigación tres formatos de etiquetado, en uno aparecía un emoticono con una cara sonriente, otro con un emoticono con el ceño fruncido y otro sin emoticono. Así mismo se combinaron los emoticonos con tres colores, verde, rojo y blanco. Este etiquetado se utilizó con dos tipos de alimentos, barritas de cereales y barritas de chocolate, y se pidió a los participantes que calificaran el contenido calórico, la salubridad y la sabrosura de los dos tipos de alimentos. Independientemente del etiquetado, los participantes en la investigación calificaron las barritas de cereales como más saludables, y las barritas de chocolate como más sabrosas y deseables.
Al colocar en estos alimentos el nuevo formato de etiquetado la percepción cambió, un emoticono con el ceño fruncido de color rojo y sobre un fondo blanco provocó una disminución de la percepción de la salubridad y la sabrosura en las barritas de cereales, no ocurrió lo mismo en las barritas de chocolate etiquetadas con un emoticono sonriente de color verde sobre un fondo blanco. A pesar de que ambas barritas tenían la misma cantidad de calorías, la de chocolate se percibía como menos calórica. En la investigación participaron 955 personas y se realizaron varias combinaciones de emoticonos y colores para comprobar la reacción de los participantes ante cada tipo de etiquetado.
Según los expertos, en el caso de los niños, los emoticonos son mucho más fáciles de interpretar y son más eficaces a la hora de señalizar un alimento que se puede comer diariamente, con moderación o en momentos ocasionales. Incluso los niños más pequeños pueden identificar con más facilidad si un alimento es más o menos saludable al ver un emoticono sonriente o con el ceño fruncido, estos además se refuerzan con los habituales colores presentes en las etiquetas semáforo. Sin embargo, si se utiliza únicamente el código de colores la percepción varía y es necesario informar a los niños costando algo más que comprendan la asociación entre colores y calidad de los alimentos.
Para los investigadores este tipo de etiquetado tiene implicaciones importantes a la hora de diseñar políticas que puedan hacer frente a la denominada epidemia del siglo XXI. Aunque en las investigaciones realizadas sobre el etiquetado semáforo se muestra que el color verde (alimentos más saludables) favorece el consumo de los mismos, y el color rojo (alimentos menos saludables) lo reduce, se considera que es necesario evaluar de nuevo los efectos de las etiquetas de los códigos de colores antes de que se considere su uso en el etiquetado alimentario, sobre todo al constatar que los emoticonos tienen la capacidad de transmitir mucho mejor el mensaje que el etiquetado semáforo.
El uso de las expresiones de los emoticonos se podría utilizar en el etiquetado nutricional aportando los beneficios adicionales antes descritos, hay que tener en cuenta que el mensaje que transmiten es universal, todo el mundo reconoce una cara sonriente o un ceño fruncido, no ocurre lo mismo con el etiquetado de colores. A principios del mes pasado nos hacíamos eco de esta investigación en la que se concluía que el etiquetado semáforo mejoraba el autocontrol sobre los alimentos que son más calóricos.
Los investigadores del laboratorio de análisis clínicos Life & Brain GmbH de Bonn (Alemania), concluían que el etiquetado semáforo actúa como refuerzo e influye en las decisiones de compra de un producto, los colores activaban diferentes áreas cerebrales, así el color rojo se vinculaba a una zona del cerebro que se asocia al autocontrol, por lo que provocaba que el consumidor meditase más la elección de los alimentos. Las etiquetas de color verde activaban una parte del cerebro relacionada con la recompensa, lo que mejoraba la expectativa de los consumidores de obtener beneficios para la salud.
La combinación del código de colores y los emoticonos parece mostrar mayor efectividad a la hora de transmitir la información sobre los alimentos, pero, ¿aceptaría la industria alimentaria este tipo de etiquetado? Por otro lado, quizá tampoco lo aceptase la UE, recordemos que la Comisión Europea abrió un procedimiento contra el sistema de etiquetado semáforo introducido en el Reino Unido, y quizá tampoco estaría de acuerdo con la introducción de los emoticonos en las etiquetas alimentarias. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Appetite.