Se puede definir como biología sintética la ingeniería de sistemas biológicos con nuevas funcionalidades que no están presentes en la naturaleza. Esta disciplina no se basa en el estudio biológico de los seres vivos y tiene como objetivo desarrollar sistemas biológicos que no existen. Con respecto a la biología sintética en los alimentos, a ella se oponen los que están en contra de los alimentos modificados genéticamente, argumentando que se trata de una potente tecnología que en el ámbito alimentario no ha sido evaluada adecuadamente tal y como dicen que ocurre con los alimentos transgénicos.
Existe poca información sobre los riesgos y el impacto que puede tener en la salud y el medio ambiente esta tecnología, los productos que se obtienen se están introduciendo en los alimentos sin las pruebas de seguridad oportunas y además no se revela su presencia a través de las etiquetas alimentarias. Se suelen producir sustancias como colorantes, edulcorantes, saborizantes u otro tipo de moléculas bioactivas que además se comercializan como naturales, esto es algo que preocupa a algunos expertos y opositores a los alimentos modificados genéticamente.
Dana Perls, representante de la organización Amigos de la Tierra, incide en la necesidad de evaluar los riesgos de esta tecnología, también quiere que se refleje en las etiquetas alimentarias la presencia de aquellos alimentos que contienen ingredientes producidos a partir de la biología sintética. Estas solicitudes las realizó durante su participación en la sesión celebrada en el marco de la Feria Expo East de Baltimore (Estados Unidos), con el título «GMOs 2.0: What You Need to Know About Synthetic Biology» (OMG 2.0: Lo que usted necesita saber sobre la biología sintética). En esta sesión o mesa de debate participaron representantes de asociaciones de consumidores, de la industria e investigadores.
Jim Thomas, director de programas de investigación del Grupo ETC, grupo dedicado a la conservación y promoción de la diversidad cultural y ecológica y los derechos humanos, que promueve el desarrollo de tecnologías socialmente responsables, el desarrollo sostenible, etc., explica que esta tecnología ha cogido un gran impulso durante los últimos años, pero se sabe poco sobre su actividad, al menos en lo que respecta a productos desarrollados e identificación en las etiquetas de los alimentos. Con esta tecnología se está produciendo stevia, vainilla y otros ingredientes, para que comprendamos su importancia, se espera que este tipo de productos alcance un valor de 38 mil millones de dólares para el año 2020 a nivel mundial.
Explica que la ingeniería genética es un proceso artesanal en comparación con la biología sintética, esta es ingeniería real. En la modificación genética se cambia la estructura de organismos existentes, la biología sintética la define como la ingeniería de nuevas formas de vida. Consideran que es una tecnología nueva y oculta, con ella se pueden diseñar cadenas de ADN con secuencias de pares de bases específicas y después insertarlas en una célula de una levadura, un alga, etc., lo que implica la creación de nuevos rasgos en estas células, por tanto considera que se trata de nuevos organismos.
Hablando de la vainilla, la artificial existe desde hace años y está etiquetada como tal en el mercado, un consumidor puede decidir si adquirir vainilla natural o vainilla artificial, sin embargo, en el caso de la biología sintética, Jim Thomas explica que existe una laguna jurídica en las leyes federales estadounidenses que permiten que la vainillina o vanilina, esencia saborizante que se obtiene a través de la vaina natural de la vainilla, pero en este caso desarrollada con la tecnología indicada, acceda al mercado como un componente natural.
Según la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos), un sabor natural puede surgir de una larga lista de procesos y fuentes, al final de la lista se incluye «o los mismos productos fermentados». Por ejemplo, nadie discutiría que la soja fermentada no es un sabor natural, pero ¿y si el organismo que provoca la fermentación se hubiera creado en un laboratorio de biotecnología?, ¿pensaríamos lo mismo? Al afirmar que un producto obtenido con biología sintética es natural se va en contra de la verdadera vainilla natural.
Sobre este tema y según leemos en www.foodnavigator-usa.com, la organización Amigos de la Tierra está organizando una campaña para presionar a la FDA para que defina con claridad lo que significa fermentación, también se solicita que se etiqueten aquellos alimentos que se han producido con ingredientes procedentes de la biotecnología sintética para que lo sepan los consumidores. Esto va a resultar complicado, como sabemos, se han realizado numerosas reclamaciones pidiendo a la agencia que defina el término ‘natural’ en los alimentos, pero han sido obviadas, por lo que dudamos que la FDA se pronuncie sobre el tema de la fermentación.
Según Amigos de la Tierra, quienes defienden esta tecnología, trabajan con grandes marcas y no revelan nada acerca de ellas, no existe sistema de evaluación internacional y es necesario poder contar con herramientas que puedan certificar la seguridad de estas nuevas tecnologías. Neil Goldsmith, CEO de la compañía de biología sintética Evolva, aclaró en la mesa que las levaduras ayudan a la transformación de un producto pero no están presentes en él, asegura que no existe riesgo alguno siendo una tecnología totalmente segura.
Lo cierto es que desde hace unos 15-16 años, la biología sintética ha estado trabajando para producir vacunas, medicamentos, bacterias inteligentes, biocombustibles con organismos que no están presentes en la naturaleza… Seguiremos hablando de la biología sintética y los alimentos que se desarrollan utilizando esta tecnología, hay mucho por conocer y comprender.
Foto | Ted_Major