Una investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad de California (Estados Unidos) concluye que no es una buena idea ofrecer formatos de refrescos más pequeños, como medida efectiva para lograr reducir su consumo, todo lo contrario, podría motivar a los consumidores a adquirir más unidades y en consecuencia se mantendría el consumo, se incrementaría el gasto y no mejoraría la dieta. Este estudio parece ser una respuesta a las convicciones de la doctora y profesora en nutrición de la Universidad de Nueva York, Lisa Young, según sus investigaciones hay que reducir el formato para mejorar la dieta, pero antes habría que tomar algunas medidas, la experta explicaba que se debería reducir el precio de los formatos mini de forma proporcional al contenido de refresco.
Dada que esta opción resultaba inviable, los consumidores seguirían adquiriendo los formatos grandes (porque resultan más baratos). Entonces proponía eliminar las bebidas de tamaño grande, que sólo hubiera la opción de bebidas mini, y así no se podría comparar qué producto sale más económico en proporción a la cantidad de bebida. Sobre este tema hablábamos en el post El precio de los alimentos y bebidas en formato pequeño no se reduce proporcionalmente/.
La especialista en nutrición y otros investigadores apuestan por el tamaño mini como parte de la estrategia para mejorar la alimentación de la población, reduciendo el consumo de refrescos y alimentos asociados al sobrepeso y la obesidad. Podemos recordar otros ejemplos como el propuesto en su momento por la FSA (Food Standards Agency), la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido, indicando que se deberían ofrecer chocolates, bollería o bebidas en formatos más pequeños. Esta nueva investigación determina lo contrario, eliminar las bebidas de tamaño grande no mejoraría la dieta e incrementaría el gasto del consumidor.
En el nuevo estudio se analizó el efecto de limitar el tamaño de los refrescos azucarados y su relación con el consumo. A un grupo de voluntarios formado por 24 hombres y 76 mujeres, con edades comprendidas entre los 18 y 39 años, les ofrecieron tres tipos de menús, el primero se podía acompañar con una bebida de 0’47, 0’70 o 0’94 litros, el segundo menú se acompañaba con una bebida de 0’47 litros, o la opción de elegir entre dos bebidas de 0’35 litros o dos de 0’47 litros. El último menú se acompañaba de una bebida de 0’47 litros.
Los participantes eligieron sus menús como lo harían en un restaurante de comida rápida, y los precios se establecieron a partir de los menús que se pueden adquirir en un McDonald’s. Los menús que tuvieron más demanda fueron aquellos que se acompañaban con dos bebidas más pequeñas, dejando a un lado los menús que se acompañaban de una sola bebida (al final era la misma cantidad). Los expertos sugieren que la limitación del tamaño propicia el consumo, es decir, para la industria resulta positivo, ya que se incrementan las ventas, lo que demuestra que quizá las empresas serían las primeras interesadas en ofrecer formatos más pequeños y no precisamente para mejorar la salud de los consumidores.
Eliminar los formatos grandes incrementaría las ventas y el gasto de los consumidores, como decíamos, la reducción de tamaño no reduce el precio proporcionalmente. Por otro lado, quien esté acostumbrado a tomar 1/2 litro de bebida con una comida, lo tomará sea en un único formato o en dos. A todo esto hay que añadir que la estrategia de los formatos mini (mini latas de Pepsi, mini latas de Coca Cola) sería completa, recordemos que en Estados Unidos tenían el objetivo de lanzar estos nuevos envases para apaciguar los ánimos del Congreso estadounidense y evitar que se aprobarán los nuevos impuestos con los que se quería gravar a los alimentos y bebidas relacionadas con el sobrepeso o la obesidad.
La investigación ha sido publicada en la revista científica Plos One, a través de este artículo podréis conocer todos los detalles.