Los vulcanólogos Josef Dufek y Josh Méndez Harper, junto al químico de la Universidad de Oregón, Christopher Hendon, han dado con la clave para hacer un café expreso perfecto, más consistente y con menos desperdicio. Al parecer, dos vulcanólogos y un químico decidieron hacer una pausa para tomar un café, y mientras realizaban la consumición hablaron sobre cómo se podría mejorar la bebida e idearon un innovador sistema que perfeccionaría la preparación del café expreso, y a la vez se reduce al mínimo el desperdicio de café.
Según los expertos, el secreto se encuentra en un simple procedimiento, agregar un poco de agua a los granos de café antes de proceder a la molienda, con ello se logra reducir la carga eléctrica estática en los posos del café y se favorece que el agua fluya de un modo más uniforme a través del café molido durante la preparación del café expreso. A esto se debe añadir que el barista podrá utilizar menos café molido en la preparación, sin reducir la calidad y el sabor.
Reducir la cantidad de café para preparar un expreso obteniendo un rendimiento superior, supone un beneficio económico a nivel usuario, aunque especialmente lo notarán a largo plazo las cafeterías que preparan decenas de cafés al día, y es que todo lo que sea optimizar y mejorar, siempre es bienvenido en un negocio. Si con el nuevo proceso se obtiene un café más consistente y con más sabor, también será interesante tener en cuenta otros aspectos como el color de la taza, recordemos que en esta investigación se concluyó que el color de la taza influye en la percepción del sabor del café y en otros aspectos como el aroma, la temperatura o el dulzor.
Los investigadores revelan que la clave se encuentra en el impacto de la electricidad estática en el café y cómo esta carga eléctrica puede ser controlada para mejorar la calidad. Durante esa pausa del café en el laboratorio de química de la Universidad de Oregón, los dos vulcanólogos comentaron que existía cierta similitud entre la física de las columnas volcánicas y el café. Los expertos consideraron que el café sería una buena plataforma para explorar fenómenos a escala de partículas de manera controlada.
En investigaciones anteriores se había descubierto que el café molido forma grumos microscópicos que afectan al rendimiento durante el proceso de extracción. Aquí apareció la sospecha de que la electricidad estática era la responsable de la formación de estos grumos, por lo que se decidió investigar a fondo. Para ello, se utilizó una herramienta que se suele utilizar para medir las cargas eléctricas en incendios forestales y en cenizas volcánicas, pero adaptada a su nuevo objetivo.
Con esta herramienta, los expertos demostraron que la humedad interna de los granos de café tenía un impacto significativo en la formación de grumos, y el simple procedimiento de añadir un poco de agua a los granos de café antes de proceder a su molienda, mejoraba el rendimiento del café hasta en un 10%, lo que para un negocio como una cafetería supone un importante ahorro a medio y largo plazo.
El descubrimiento no sólo se puede aplicar a nivel de usuario o de negocio, los expertos comentan que también puede ser una herramienta útil para la industria durante el proceso de tostado del café, recordemos que este proceso se inicia con el secado y extracción de la humedad de los granos verdes, cuyo contenido suele rondar el 12%. Los expertos comentan que la industria podría controlar la electricidad estática simplemente ajustando la temperatura y el tiempo de tueste.
Este proyecto de investigación demuestra que una pausa para el café puede dar como resultado la concepción de ideas originales e innovadoras. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Oregón, y en este otro publicado en la revista científica Cell.