Se denominan psicobióticos a un tipo de probióticos que se cree que pueden influir positivamente en la salud mental a través de la comunicación eje intestino-cerebro (comunicación que conecta el sistema nervioso central con el sistema nervioso entérico, responsable de controlar el tracto gastrointestinal). El término psicobiótico fue acuñado por primera vez en el año 2013 por los investigadores Ted Dinan y John F. Cryan, con él describieron a aquellos microorganismos vivos que cuando se ingieren en cantidades adecuadas, proporcionan beneficios para la salud mental, mejorando condiciones como la ansiedad, la depresión y el estrés.
La comunicación eje intestino-cerebro se facilita a través de distintas vías, el sistema nervioso autónomo, el sistema endocrino, el sistema inmunitario, así como por metabolitos microbianos como, por ejemplo, los ácidos grasos de cadena corta, neurotransmisores como la serotonina y el GABA (ácido gamma-aminobutírico neurotransmisor con efecto calmante en el cerebro). Hablando de los psicobióticos, estos suplementos pueden influir en la salud mental a través de varios mecanismos:
Producción de neurotransmisores: Algunos probióticos pueden producir neurotransmisores que afectan directamente a la función cerebral, un ejemplo son ciertas cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium, que pueden producir GABA, un neurotransmisor que tiene efectos calmantes en el cerebro.
Modulación del sistema inmunitario: La microbiota intestinal puede influir en la inflamación sistémica que, a su vez, puede afectar a la salud mental, y en este caso los psicobióticos pueden reducir los niveles de citoquinas proinflamatorias que están asociadas con la depresión y otros trastornos del estado de ánimo.
Modulación del eje HPA (hipotálamo-pituitario-suprarrenal): Eje que regula la respuesta al estrés y donde los psicobióticos pueden influir en su actividad, reduciendo los niveles de cortisol, que como sabemos, es la hormona del estrés.
Producción de ácidos grasos de cadena corta o ácidos grasos volátiles: Se trata de metabolitos producidos por la fermentación de la fibra dietética que llevan a cabo las bacterias intestinales, tienen efectos antiinflamatorios y pueden influir en las funciones del cerebro.
En los últimos años se han realizado algunos estudios de relevancia, en el año 2011 se publicó este estudio en el que se demostró que roedores de laboratorio que recibían un suplemento de Lactobacillus rhamnosus, experimentaron una reducción significativa en el comportamiento relacionado con la ansiedad y la depresión. Los expertos constataron que los roedores tuvieron alteraciones en la expresión de receptores GABA en el cerebro, lo que sugería una conexión directa entre los probióticos y la función cerebral.
Hemos hablado de un estudio con roedores de laboratorio, pero también se han realizado ensayos clínicos con seres humanos, por ejemplo este estudio presentado en el año 2013 en el que se investigó los efectos de un suplemento probiótico a base de Lactobacillus helveticus y Bifidobacterium longum en individuos sanos. Los resultados mostraron que quienes tomaron el suplemento durante 30 días, experimentaron una reducción en los niveles de estrés y ansiedad, mostrando además una mejora notable en las pruebas de memoria.
Hablando de estudios, hoy conocemos esta nueva investigación realizada por expertos coreanos en la que se concluye que una mayor ingesta de alimentos prebióticos y probióticos se asocia significativamente a una menor gravedad de los síntomas de la ansiedad. En este trabajo, los investigadores analizaron los datos de 4.317 personas de entre 19 y 64 años, que participaron en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Corea (KNHANES VII-3, 2019-2021).
Los expertos utilizaron cuestionarios para evaluar el consumo de alimentos prebióticos y probióticos por parte de los participantes. Los prebióticos comprendían frutas y verduras crudas, y los probióticos comprendían verduras fermentadas, como los encurtidos, el kimchi y el chucrut. Los participantes se dividieron en tres grupos según el consumo de alimentos prebióticos y probióticos, por otro lado, la gravedad de los síntomas de ansiedad se evaluó mediante la Escala del Trastorno de Ansiedad Generalizada (GAD-7), herramienta de autoevaluación diseñada para medir la severidad de los síntomas del trastorno de ansiedad generalizada, que se utiliza ampliamente en la práctica clínica y en la investigación.
Los resultados mostraron que la gravedad de los síntomas de la ansiedad eran significativamente menores en aquellas personas que realizaban un mayor consumo de prebióticos, algo que fue también estadísticamente significativo cuando se ajustaron valores como la edad y el sexo. Según leemos aquí, los investigadores explican que cada vez existen más evidencias de que los síntomas de ansiedad podrían regularse con intervenciones nutricionales con la finalidad de alterar el microbioma intestinal y reducir la inflamación. Los expertos comentan que son varios los estudios que han destacado los psicobióticos por sus efectos cognitivos y sistémicos, actuando además como agentes ansiolíticos.
Lo cierto es que la investigación sobre los psicobióticos está en una etapa relativamente temprana, pero los resultados obtenidos hasta la fecha son prometedores. La comprensión de cómo estos microorganismos influyen en la salud mental podría abrir nuevas vías para el tratamiento de trastornos. De todos modos, son necesarios más estudios clínicos y a gran escala que permitan confirmar los hallazgos, determinar las cepas microbianas más efectivas y las dosis óptimas.
Por cierto, la unión de prebióticos y probióticos da lugar a los simbióticos, recordemos que la combinación de los beneficios que ofrecen contribuye en la reducción de la inflamación, mejora las funciones intestinales, refuerza el sistema inmunológico, equilibra la flora intestinal y posiblemente también proporcione beneficios a la salud mental.
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