En los últimos años ha habido un creciente interés por adoptar prácticas agrícolas más sostenibles, lo que ha llevado a una mayor atención sobre la agricultura ecológica y la agricultura regenerativa. Sin embargo, la confusión entre ambos términos sigue siendo un obstáculo para comprender las diferencias entre agricultura ecológica y regenerativa, y así lo han apuntado especialistas en el tema y en algunos estudios que se han realizado. Aunque ambos tipos comparten el objetivo de promover prácticas agrícolas que sean más respetuosas con el medio ambiente, existen diferencias claras en su enfoque, sus métodos y su certificación.
La agricultura ecológica (también conocida como orgánica) se distingue por seguir un conjunto de normas estrictamente reguladas y certificadas, que prohíben el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos. Hay que aclarar que en la producción ecológica europea, el uso de pesticidas está estrictamente regulado, pero no completamente prohibido, de hecho, la normativa de la UE (Reglamento (UE) 2018/848 sobre la producción ecológica) permite el uso de ciertos pesticidas de origen natural o biológico.
Se trata de un modelo que busca minimizar el impacto de la agricultura en el entorno natural al evitar cualquier insumo químico artificial. Esto proporciona a los consumidores la seguridad de que los productos orgánicos cumplen con estándares claramente definidos y monitoreados por organismos reguladores. Esta característica es clave en la diferenciación entre ambos modelos de agricultura, ya que el término orgánico o ecológico está legalmente protegido, lo que significa que sólo los productos que cumplen los criterios específicos pueden utilizar el etiquetado acreditativo.
Por el contrario, la agricultura regenerativa no sigue un estándar legal universalmente aceptado y es más un enfoque filosófico que un conjunto de reglas predefinidas, algo de lo que ya hemos hablado anteriormente. El objetivo principal de este sistema es la restauración y mejora de los ecosistemas, centrándose especialmente en la regeneración de la salud del suelo y la biodiversidad, mediante prácticas como el uso de cultivos de cobertura, la rotación de cultivos y la agricultura sin labranza.
A diferencia de la agricultura ecológica, la agricultura regenerativa no prohíbe de forma estricta el uso de productos fitosanitarios sintéticos, pero se recomienda minimizar su uso. Esto ha llevado a la preocupación de que pueda prestarse al denominado “lavado verde” o “ecopostureo” por parte de grandes empresas, quienes podrían publicitar productos como regenerativos sin realmente cumplir con prácticas estrictas de sostenibilidad.
Uno de los puntos clave que diferencia la agricultura ecológica de la agricultura regenerativa es el enfoque sobre la salud del suelo, mientras la agricultura ecológica busca evitar la alteración de los suelos con la prohibición del uso de pesticidas y fertilizantes químicos, no siempre restringe la labranza que puede afectar a la estructura del suelo. Por otro lado, la agricultura regenerativa hace mayor hincapié en proteger y mejorar el suelo mediante técnicas que promuevan la captura de carbono y ayuden a frenar el cambio climático. Hay que decir que esta capacidad de secuestrar el carbono, es una de las características más destacadas de la agricultura regenerativa.
Otra diferencia importante es la certificación, la agricultura ecológica está sujeta a una serie de estándares legales que son reconocidos y, en teoría, aplicados en una gran mayoría de países. Los alimentos etiquetados como ecológicos cumplen con una serie de criterios que garantizan a los consumidores que no se han utilizado pesticidas o fertilizantes artificiales en su producción. En cambio, la agricultura regenerativa carece de un marco legislativo estandarizado, lo que otorga más flexibilidad a los agricultores y por tanto, las prácticas pueden variar según el contexto geográfico o empresarial.
Esta flexibilidad de la agricultura regenerativa es vista como una ventaja por algunos agricultores, ya que pueden adaptar las prácticas agrícolas a las características locales del suelo y del clima, y de igual modo, genera preocupación sobre un posible mal uso. Hablando de la ganadería, la integración del bienestar animal también varía entre ambas prácticas, en la agricultura ecológica existen regulaciones específicas que garantizan el acceso de los animales a espacios al aire libre, se restringe el uso de antibióticos, etc.
En la agricultura o ganadería regenerativa se promueve un enfoque holístico, donde los animales se integran en los sistemas agrícolas de manera que imitan los ciclos naturales, como el denominado pastoreo rotativo, que ayuda a regenerar los suelos. Esta práctica consiste en dividir un área de pasto en varias parcelas o cercas para mover al ganado de una parcela a otra en intervalos regulares, con ello se pretende mejorar la salud del pasto, aumentar la eficiencia de la alimentación de los animales y promover la sostenibilidad del suelo.
Se puede decir que las diferencias entre la agricultura ecológica y la agricultura regenerativa, radica en la rigidez de las normas, en el enfoque sobre el suelo y en el uso de productos fitosanitarios. La agricultura ecológica se basa en un sistema de certificación que ofrece garantías claras a los consumidores, mientras que la agricultura regenerativa sigue una filosofía más amplia y flexible, cuyo éxito se mide más por los resultados en la restauración de los ecosistemas, que por el cumplimiento de un conjunto de reglas fijas.
Esta falta de comprensión por parte de los consumidores es una complicación, ya que una buena parte cree que los productos procedentes de la agricultura regenerativa son más saludables que los alimentos que compran habitualmente. Pero la agricultura regenerativa se refiere a las prácticas agrícolas, no a métodos de fabricación de los alimentos, por tanto, no hay nada que impida que los ingredientes producidos mediante la agricultura regenerativa se conviertan, por ejemplo, en alimentos ultraprocesados.
Es necesario que se plasme una definición jurídica común de agricultura regenerativa, esto ayudará a diferenciar claramente y evitará el lavado verde en gran medida. La Unión Europea habla bondades de la agricultura regenerativa, asegura que está logrando involucrar con éxito a la comunidad agrícola, a la industria alimentaria y a los formuladores de políticas, y si es así, debería ponerse manos a la obra y materializar esa definición.
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