En varias ocasiones hemos hablado de estudios en los que se ha concluido que las enfermedades de transmisión alimentaria aumentan por el cambio climático (ver este estudio de la FAO), en todos los casos señalan que las variaciones climáticas globales favorecen la supervivencia y proliferación de microorganismos patógenos como la Salmonella entérica, una de las principales causantes de enfermedades de transmisión alimentaria en humanos.
Hoy conocemos un nuevo estudio realizado por investigadores del Departamento de Fitopatología de la Universidad de Wisconsin-Madison, en el que se concluye que la Salmonella entérica responsable de la salmonelosis, ha incrementado su persistencia en los cultivos agrícolas debido al incremento de la humedad, así como de otros cambios producidos en los ecosistemas que han sido generados por el calentamiento global. Es decir, la bacteria logra sobrevivir durante más tiempo en el suelo y en las plantas, lo que eleva el riesgo de contaminación alimentaria, a esto habría que añadir la posibilidad de que se genere resistencia a los antibióticos, lo que agravaría las enfermedades.
Como sabemos, la infección por Salmonella enterica se produce principalmente a través del consumo de alimentos contaminados, especialmente carnes crudas o mal cocidas, huevos, lácteos y productos agrícolas como frutas y vegetales (lechugas, brotes germinados, etc.). Los síntomas habituales incluyen diarrea, fiebre, calambres abdominales y vómitos, que suelen aparecer entre 6 y 72 horas después de consumir los alimentos contaminados.
Uno de los aspectos que más preocupan de la bacteria es su capacidad para adaptarse a diferentes ambientes, es capaz de sobrevivir en el suelo, en el agua y en una gran variedad de superficies alimentarias, lo que la convierte en todo un desafío para la seguridad alimentaria. Otro aspecto que preocupa es el hecho de que la bacteria puede internalizarse en las plantas, es decir, moviéndose desde la superficie externa de las plantas hacia su interior, penetrando en los tejidos y protegiéndose mucho mejor de los métodos de desinfección habituales, por lo que puede permanecer en el alimento hasta el momento de su consumo. Recordemos que un estudio de la Universidad Nacional de Irlanda concluía que las bacterias de la Salmonella tienen una gran resistencia a los desinfectantes, especialmente si proliferan y logran crear una especie de biofilm o ecosistema microbiano.
Los investigadores explican que la bacteria tiene la capacidad de sobrevivir en plantas que han sido infectadas por otros patógenos como, por ejemplo, los fitopatógenos, grupo formado por bacterias, hongos, virus, nematodos y demás, que atacan y causan enfermedades en las plantas, provocando diversos tipos de infecciones que pueden dañar las hojas, los tallos, las raíces, los frutos y otros órganos vegetales. Parece ser que la acción de estos fitopatógenos favorece que la Salmonella tenga un entorno más favorable, incrementando su persistencia.
La investigación también pone de manifiesto la relación que existe entre la humedad y la supervivencia de la bacteria en los cultivos. Mediante los estudios y ensayos realizados con lechugas infectadas por Salmonella, se descubrió que los períodos de humedad elevada favorecen el crecimiento de la bacteria en las hojas de las plantas y la razón, como ya hemos comentado, es que puede moverse desde la superficie hacia el interior de las hojas, donde se encuentra protegida de la acción de la exposición a los rayos UV del sol y de los tratamientos de desinfección postcosecha. Que la Salmonella se internalice en las plantas hace que los esfuerzos para garantizar la seguridad alimentaria sean más complejos.
El control de las enfermedades en las plantas es crucial y no sólo para la protección de los cultivos, también para prevenir las enfermedades de transmisión alimentaria. Los investigadores comentan que con el cambio climático se incrementa la frecuencia con la que se producen condiciones climáticas extremas, así como los períodos de alta humedad, por lo que advierten que el riesgo de contaminación alimentaria seguirá en aumento de forma paralela al aumento de situaciones climáticas extremas.
Los resultados del estudio muestran la necesidad de llevar a cabo mejores estrategias en la gestión de los cultivos que estén adaptadas a un clima que cada vez es más impredecible, algo que permitirá mejorar la seguridad alimentaria. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Applied and Environmental Microbiology, de la Sociedad Estadounidense de Microbiología.
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