La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha publicado un informe en el que advierte que el cambio climático podría aumentar las enfermedades de transmisión alimentaria. En el informe se apunta que el aumento de las temperaturas, las sequías extremas, las variaciones en las precipitaciones, la acidificación de los océanos y la mayor incidencia de eventos climáticos extremos, entre otras cosas, afectan directamente a los sistemas alimentarios.
En el documento se identifica y cuantifican diferentes problemas de seguridad alimentaria que se experimentan en la actualidad, y los que pueden producirse a medida que avance el cambio climático. Se hace especial hincapié en riesgos como los microorganismos patógenos, los parásitos, los productos fitosanitarios como los pesticidas, el incremento del nivel de ciertos metales pesados como el metilmercurio, o el incremento de las micotoxinas, como las aflatoxinas y las fumonisinas generadas por diferentes especies de hongos que proliferan en aquellos cultivos que, o bien están expuestos durante bastante tiempo a un elevado nivel de humedad, o en condiciones de sequías severas.
Los expertos de la FAO ofrecen información sobre los beneficios que tiene el análisis y la previsión, ya que es el modo de poder anticiparse a los desafíos futuros, apuntando que no hay que reaccionar cuando aparece el problema, ya que es mucho más complicado aplicar las medidas y soluciones oportunas. La organización recomienda que se trabaje en la construcción de sistemas alimentarios resilientes, es decir, que se puedan adaptar de forma positiva a las condiciones adversas y, además, que estos sistemas puedan ir actualizándose a medida que se adquieren nuevos conocimientos.
Recordemos que desde hace años la FAO argumenta que en la producción de alimentos es necesario tener en cuenta el cambio climático, ya que es un factor que provocará un cambio en la configuración del escenario de la producción de alimentos a nivel mundial. Del mismo modo, ha estado pidiendo a gobiernos, inversores, productores y consumidores que cambien su modo de pensar y actuar, que se modifique la forma en la que se producen los alimentos, ya que es el único camino que permitirá abordar los retos y problemas actuales y de futuro derivados del cambio climático y que amenazan la seguridad alimentaria.
La FAO destaca en el informe que hay numerosas lagunas de comprensión y conocimiento sobre cómo el cambio climático puede provocar diferentes problemas de seguridad alimentaria, algo que también ha destacado la OMS (Organización Mundial de la Salud) en un informe presentado el año pasado, donde se advertía del impacto que tendría en la seguridad alimentaria el cambio climático. El documento argumenta que la globalización del suministro de alimentos tiene asociaciones complejas con una serie de peligros, lo que puede conducir a un mayor riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos. En 2019, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el cambio climático probablemente tendría un impacto considerable en la seguridad alimentaria, destacando que este impacto variaría según los tipos de patógenos y la localización geográfica.
Según los datos, existen evidencias de que el aumento de las temperaturas se relaciona con una mayor incidencia de la acción de microorganismos patógenos como la Salmonella y las bacterias del Campylobacter en diferentes lugares del mundo. Se ha determinado que patógenos como el género bacteriano Shigella y la cepa E. coli O157: H7, así como otros con una alta persistencia en el medio ambiente como es el caso de la Salmonella, tienen ahora más posibilidades de causar grandes brotes debido a las alteraciones ambientales provocadas por el cambio climático.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el cambio climático está alterando la distribución geográfica y los ciclos de vida de las plagas, incrementando la presión que realizan en los cultivos. La razón es que el aumento de las temperaturas incrementa el metabolismo y actividad de los insectos, lo que inevitablemente favorece las pérdidas en los cultivos de alimentos básicos como el arroz, el maíz y el trigo, especialmente en las zonas templadas del mundo.
El informe es interesante, ya que trata diferentes cuestiones, proporciona conclusiones y recomienda diferentes actuaciones y planes de trabajo para reducir el impacto que el cambio climático tiene en la seguridad alimentaria. A través de este enlace (Pdf) podréis leer el informe de la FAO y sacar vuestras conclusiones.