En los últimos años hemos podido conocer nuevas propuestas cuya finalidad es garantizar la seguridad alimentaria del futuro, por ejemplo, la carne y el pescado de cultivo celular, alimentos lácteos producidos por fermentación de precisión, proteínas alimenticias elaboradas a partir de agua, dióxido de carbono y electricidad… Lo cierto es que hay un gran abanico de nuevos alimentos que pueden cambiar el sistema alimentario. Y hoy conocemos otra curiosa novedad, se trata de elaborar chocolate sostenible mediante fermentación gaseosa, aunque en realidad se debería hablar de una grasa que imita a la manteca de cacao y que permitirá elaborar ese chocolate.
Circe Bioscience, una startup de biotecnología estadounidense, ha realizado un avance significativo en lo referente a la producción de alimentos sostenibles. Como decíamos, ha creado una grasa que imita a la manteca de cacao, lo que permitirá la producción del primer chocolate del mundo basado en la fermentación gaseosa. Pero este innovador proceso no sólo permite la fabricación de chocolate, también abre las puertas a una gran variedad de aplicaciones en el sector de la confitería.
Este descubrimiento tiene el potencial de transformar la industria alimentaria y especialmente en este momento en el que se habla de la escasez de cacao, del aumento escandaloso de los precios y de unas previsiones de producción bastante pesimistas. Circe Bioscience considera que gracias a la tecnología biológica avanzada, ofrece una solución sostenible y eficiente que puede hacer frente a los problemas asociados a la industria del cacao.
La nueva tecnología fue desarrollada por un equipo de investigación del Instituto Wyss de Ingeniería de Inspiración Biológica de la Universidad de Harvard, se trata de un método que utiliza unos microorganismos modificados genéticamente, con el que se pueden convertir gases de efecto invernadero como el hidrógeno y el dióxido de carbono, en materias primas útiles para la industria alimentaria como grasas y aceites. Los expertos explican que utilizan biología sintética para insertar ADN de plantas y animales en unos microorganismos, que posteriormente son cultivados en fermentadores, siendo un proceso similar al de la elaboración de cerveza. Estos microorganismos acumulan aceite que, después, es recolectado y purificado, dando lugar a productos químicamente idénticos a las grasas y aceites naturales.
Pero Circe Bioscience no se limita a la producción de un símil a la manteca de cacao, la startup ha desarrollado una plataforma para crear una variedad de moléculas presentes en azúcares, grasas, plásticos biodegradables y biocombustibles, y simplemente utilizando agua, electricidad y CO2. La empresa comenta que se trata de una innovación que tiene el potencial de revolucionar diferentes industrias, ofreciendo alternativas sostenibles y reduciendo la actual dependencia de los recursos fósiles, lo que además favorece la descarbonización de las industrias (reducir las emisiones de carbono para limitar el impacto sobre el clima).
Los expertos de la startup explican que es urgente descarbonizar las industrias y empezar a revertir el daño que se ha causado al planeta, y una buena herramienta para ello son los microorganismos, “máquinas vivientes” que se pueden aprovechar para producir materias primas que necesita la humanidad, al tiempo que se reduce el uso de la tierra, el gasto energético, el uso de combustibles fósiles, la contaminación ambiental, etc. La empresa explica que está explorando el desarrollo de otros tipos de grasas, como la grasa láctea que puede añadir cremosidad a los productos lácteos y no lácteos, o el aceite de palma que puede utilizarse en las industrias alimentaria y cosmética, así como en combustibles sostenibles. En este sentido, recordemos que otras empresas trabajan en la producción de aceite de palma a partir de levadura fermentada, de microorganismos, etc.
Desde Circe Bioscience se asegura que poco a poco se produce un cambio de paradigma hacia la conservación, la regeneración y la coproducción, utilizando materiales de construcción naturales en vez de productos químicos agresivos, aunque se lleva a cabo a un ritmo muy lento. La tecnología de Circe tiene el potencial de acelerar esa transición hacia un futuro en el que se trabaje con la naturaleza para producir lo que se necesita en vez de explotarla. La empresa define su trabajo como una biotecnología sostenible que aporta varios beneficios, estaremos atentos a su evolución y ya veremos si el actual sistema alimentario acepta sus productos.
Podéis conocer todos los detalles del trabajo de la empresa a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Harvard, y en esta página del Instituto Wyss.