La proteína de soja texturizada (TSP o TVP de sus siglas en inglés, Proteína de Soja Texturizada o Proteína Vegetal Texturizada) es un subproducto que se extrae de la soja conservando alrededor de un 60% de proteínas vegetales de esta leguminosa, es un sustituto ideal de la carne, como todos los productos derivados de la soja, muy utilizado en las dietas vegetarianas.
Para obtener la proteína de soja texturizada previamente se elabora una harina de soja desgrasada que, tras un proceso de extrusión, se transforma en gránulos u hojuelas, en apariencia, la proteína de soja texturizada es similar a la de los cereales de desayuno.
La proteína de soja texturizada o proteína vegetal texturizada (no debe confundirse con la proteína vegetal hidrolizada) es un ingrediente muy versátil, tiene muy poco sabor y tras su necesaria rehidratación ofrece una textura fácil de trabajar en la cocina, como una carne picada por ejemplo, como ya os hemos mostrado en la receta de Hamburguesa de soja crujiente.
Como decíamos al inicio, la proteína de soja texturizada es muy rica nutricionalmente hablando, aportando proteínas vegetales de alto valor biológico, carbohidratos, fibra, minerales y un contenido mínimo de grasas. Las cantidades concretas dependerán del fabricante, y dicho sea de paso, al comprar proteína de soja texturizada conviene fijarse en que proceda de cultivos ecológicos. Por desgracia, esto no nos libra de que tenga un pequeño porcentaje de transgénico, pues todavía la UE aprueba la inclusión de este material hasta en un 0,9% sin tener que informar a los consumidores.
Es un alimento o complemento ideal para quienes necesiten aumentar el consumo de proteínas, ofreciendo muchas formas de cocinarlo, desde las mencionadas hamburguesas, que igualmente se puede convertir en albóndigas, nuggets, croquetas, etc., hasta incluirlo en guisos con otras legumbres y cereales, hacer una salsa boloñesa, un pastel de ‘carne’, un relleno para las berenjenas o los canelones, etc. También se puede utilizar en panadería y pastelería, incluso la industria la trabaja incluyéndola en algunos productos preparados como texturizante o emulsionante.
La rehidratación de la proteína de soja texturizada es muy rápida, bastan 10-15 minutos en agua hirviendo, si se hace con agua fría el tiempo se prolonga, claro, y variará según el tamaño de la soja (a veces, también según la marca). Para empezar a aportarle sabor, se puede rehidratar en caldos o fondos. La proporción de líquido que necesita para rehidratarse también dependerá de las características de cada producto, y también de la finalidad que se le quiera dar a la soja texturizada, si se desean hacer las hamburguesas, bastará con escurrir bien la proteína una vez que ha absorbido el agua necesaria.
La proteína de soja texturizada es muy fácil de encontrar en la sección de dietética de grandes superficies o en tiendas especializadas, su precio es de unos 2 euros por 300 gramos, que dan mucho de sí.