En el año 2021 la Comisión Europea puso en marcha una acción coordinada en la Unión Europea que tenía el cometido de evaluar la prevalencia en el mercado de la miel adulterada con azúcares. Bajo el nombre “From the Hives” (De las Colmenas), esta acción se desarrolló en tres etapas y ha puesto al descubierto que casi un 50% de la miel que importa Europa podría ser falsa.
La primera etapa fue la recogida de miel en las fronteras comunitarias y posterior análisis en el Centro Común de Investigación (JRC), en la segunda etapa se procedió a la recopilación de la información sobre partidas sospechosas de fraude, control de los lugares de destino de la miel, operadores sospechosos, etc., de cada país miembro de la UE, y en la tercera etapa se llevó a cabo una investigación por parte de la Asociación Europea de Libre Comercio, y los Estados Miembros, sobre los lugares de importación de la miel, su procesamiento, mezclas y envasado.
Según los resultados, un 46% de las muestras de miel estaban adulteradas, principalmente se trataba de miel diluida con jarabes de azúcar que se habían obtenido a partir de la remolacha azucarera, el trigo o el arroz. La mayor parte de los envíos sospechosos de miel (74%) procedían de China, esto es algo que no nos sorprende, recordemos que no hace mucho hablábamos del aumento de las importaciones de miel de baja calidad en España y de las diferentes irregularidades detectadas.
Hay que destacar que aunque el mayor número de envíos de miel sospechosos procedía de China, los expertos comentan que la proporción relativa más alta de muestras sospechosas (hasta un 93%) era miel procedente de Turquía. Pero lo más sorprendente es saber que la miel importada del Reino Unido tenía una tasa de sospecha de nada menos que el 100%, apuntando que esto podía deberse a que la miel producida en otros países se mezclaba en Reino Unido antes de proceder a la reexportación a la Unión Europea.
En su momento, la CE emitió un dictamen en el que rechazó que en el etiquetado de la miel de mezclas se indicara el porcentaje de los diferentes tipos de miel, y tampoco aceptó que los países de los que procedía la miel, aparecieran en un orden de mayor a menor asociado al porcentaje en el etiquetado del producto, de ello hablábamos aquí. Seguramente muchos coincidiremos en que no tiene sentido esta opacidad en el mercado de la miel, ya que se puede señalar que se trata de un fraude que afecta a consumidores y pequeños productores, y es que podemos pensar que la industria envasadora de miel debe tener una gran influencia en el seno de la Unión Europea para seguir con sus actividades sin interferencias.
Según el informe, un 57% de los operadores habían exportado envíos de miel sospechosos de estar adulterados, y un 66% de los operadores importaron al menos una partida sospechosa. Se han investigado 44 operadores comunitarios, y de ellos siete han sido sancionados, cifra que nos parece pequeña según el volumen de fraude del que se habla. El informe señala el uso de jarabes para adulterar y abaratar el precio de la miel, fraude en análisis realizados por laboratorios a fin de adaptar las mezclas de miel y azúcar para poder evitar que los clientes detectaran la adulteración, algo que ocurría en países comunitarios y terceros países.
Se usaron aditivos y colorantes con el propósito de adulterar la verdadera fuente botánica de la miel, a esto hay que sumar que los defraudadores también enmascaraban el origen geográfico de la miel falsificando la información de su trazabilidad y eliminando el polen, elemento que podría esclarecer su origen real. Los investigadores sospechan que una gran parte de la miel importada de terceros países sufre una permanente adulteración y no es detectada en el mercado comunitario.
Tras dos años de investigación, se han comunicado los resultados, y estos deberían tener suficiente peso para que la CE aceptará modificaciones en el etiquetado, impusiera controles más frecuentes y estrictos, sanciones elevadas, etc. Sin embargo, algunas soluciones, como un etiquetado y trazabilidad más preciso, ni siquiera se contemplan, se habla de reforzar los requisitos de importación y abordar el problema en los países exportadores, se habla de aumentar los controles en el mercado y en las fronteras de la UE, adaptando las técnicas de investigación, y poco más.
Los responsables de este trabajo explican que los operadores de empresas alimentarias que operan en el sector de la miel en todas sus etapas de producción, procesamiento y distribución, deben garantizar que se cumplen los requisitos de la legislación alimentaria de cada país y la de la Unión Europea, deben garantizar que la miel que comercializan cumple con las normas de comercialización comunitarias, deben identificar correctamente la naturaleza, la composición, el lugar o el país de origen de la miel introducida en el mercado de la UE, o la que se exporta fuera de la UE.
Se podría decir que se marea un poco la perdiz, porque muchas de las normas y procedimientos ya están en marcha, pero son eludidos por los defraudadores, lo que debería obligar a la UE a tomar medidas reales y efectivas contra el fraude de la miel. A través de este artículo de la página de la Comisión Europea, podréis tener acceso a los diferentes informes de la investigación, las pruebas analíticas de la miel importada, etc.