Recientes descubrimientos científicos han revelado que el nivel de mercurio del suelo es un riesgo para la seguridad alimentaria, se trata de un hecho que destaca la creciente amenaza que representa el cambio climático para la capacidad de producir alimentos de forma segura y sostenible. Hasta la fecha, se creía que la situación no era tan grave, pero los datos de una nueva investigación plantean serios desafíos a nivel global, ya que los elevados niveles de mercurio en el suelo tienen el potencial de afectar significativamente a los cultivos básicos y, en consecuencia, reducir la disponibilidad alimentaria a nivel mundial.
El hecho de que los niveles de mercurio en el suelo sean mucho más altos de lo que se creía ha generado gran preocupación porque supone una amenaza para la seguridad alimentaria mundial. Este metal pesado que se encuentra de forma persistente en el medio ambiente, tiene la capacidad de acumularse en las plantas y a través de ellas, acumularse en los alimentos que consumimos. Esto no sólo afecta a la salud de los cultivos, también pone en riesgo la salud humana, debido a que el mercurio puede causar graves problemas en el sistema nervioso, en el sistema digestivo y en el sistema inmunológico.
Los expertos comentan que el impacto del cambio climático es alarmante, y es que a medida que los patrones climáticos se alteran, los fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones y las sequías, se vuelven más comunes y destructivos, afectando a la productividad agrícola en diferentes regiones del mundo. A esto hay que añadir que se ha demostrado que al aumentar los niveles de dióxido de carbono como consecuencia del cambio climático, se produce un crecimiento vegetativo más acelerado, y al descomponerse esta vegetación, se depositan mayores cantidades de mercurio en los campos agrícolas, exacerbando un ciclo que ya de por sí es preocupante.
El mercurio presente en el suelo es especialmente dañino para los cultivos, ya que inhibe el crecimiento de las plantas y en muchos casos acaba con ellos. Esto no sólo reduce la cantidad de alimentos que se pueden producir, también introduce toxinas en la cadena alimentaria, lo que supone un riesgo directo para los consumidores. En este sentido, hay que recordar que según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la exposición al mercurio, incluso en pequeñas cantidades, puede tener efectos devastadores y especialmente en el desarrollo de los niños.
Según los resultados del nuevo estudio que ha sido publicado en la revista científica Environmental Science & Technology, la cantidad total de mercurio en el suelo es significativamente mayor de lo que se había estimado anteriormente. Se trata de una conclusión basada en el análisis de casi 19.000 mediciones globales, que muestran que el suelo agrícola puede almacenar hasta 4’7 millones de toneladas de mercurio, una cifra que supera por mucho las estimaciones que se habían realizado hasta la fecha. Los investigadores apuntan que las regiones más afectadas incluyen áreas con alta densidad de vegetación, como son los trópicos, las zonas de permafrost y las regiones con alta densidad poblacional.
Ante este panorama, la pregunta clave de los expertos es la siguiente: “¿Es posible revertir o mitigar los efectos de los altos niveles de mercurio en el suelo? Los investigadores explican que aunque la eliminación completa del mercurio es complicada debido a su naturaleza persistente, existen procesos de eliminación e inmovilización que pueden ser implementados. Sin embargo, estos esfuerzos deben intensificarse y coordinarse a nivel global para reducir eficazmente dichos niveles y así proteger tanto la seguridad alimentaria como la salud pública.
En el estudio se destaca la necesidad urgente de controlar de forma estricta las emisiones de mercurio y dióxido de carbono, y no sólo para limitar el impacto del cambio climático, también para salvaguardar el futuro de la producción alimentaria y la salud de la población, considerando que las políticas actuales para controlar las emisiones antropogénicas de mercurio pueden no ser suficientes para contrarrestar esta contaminación del suelo inducida por el calentamiento.
Podéis conocer más detalles de la investigación a través de la página de la Universidad de Beijing, y de forma detallada a través de este artículo publicado en la revista científica Biogeochemical Cycling.
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