Según un informe de la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea), se espera un aumento de la presencia de bacterias del género Vibrio en el marisco de todo el mundo y en especial en el marisco procedente de aguas salobres o de baja salinidad. Según la evaluación realizada, la razón es el cambio climático, apuntando además que cada vez se encuentran más bacterias de este género con resistencia a los antibióticos.
El Vibrio es un género de bacterias que incluye varias especies patógenas para los seres humanos, siendo conocidas por su relación con el consumo de mariscos y por las enfermedades que provocan. Son bacterias que son comunes en ambientes marinos y estuarios, estando presentes especialmente en las aguas cálidas y salobres (agua que tiene una concentración de sal inferior a la del agua de mar, pero superior a la del agua dulce). Entre las especies más destacadas se pueden citar el Vibrio cholerae, el Vibrio parahaemolyticus y el Vibrio vulnificus.
El Vibrio cholerae es responsable del cólera, una enfermedad diarreica aguda que puede ser mortal si no se trata adecuadamente. Esta enfermedad es causada generalmente por el consumo de agua o alimentos contaminados con heces de una persona infectada, pero en el contexto del marisco, los moluscos como las almejas, las ostras y los mejillones, pueden ser portadores de la bacteria si se cultivan o recolectan en aguas que están contaminadas.
El Vibrio parahaemolyticus es uno de los causantes comunes de gastroenteritis, especialmente afectando a aquellas personas que consumen mariscos crudos o poco cocidos. Los síntomas de la infección incluyen diarrea, dolor abdominal, náuseas, vómitos y fiebre, la incidencia de infecciones por esta bacteria es más alta en los meses de verano porque cuando las temperaturas del agua son más cálidas y favorecen el crecimiento bacteriano.
El Vibrio vulnificus es quizás el más peligroso de los tres, ya que puede causar infecciones graves y pueden ser potencialmente mortales. Las infecciones por V. vulnificus suelen ocurrir de dos maneras, a través del consumo de mariscos contaminados y especialmente por las ostras crudas, o por la exposición de heridas abiertas al agua de mar contaminada. Hay que decir que las personas con enfermedades hepáticas crónicas, inmunodeprimidas o con otras condiciones subyacentes, están en mayor riesgo. La infección de esta bacteria puede provocar septicemia, con síntomas como fiebre, escalofríos, disminución de la presión arterial y lesiones cutáneas, no hay tratamiento rápido y adecuado, y la tasa de mortalidad puede ser muy alta.
Para prevenir las infecciones por vibrio se deben seguir buenas prácticas de higiene y manipulación de los alimentos, como cocinar adecuadamente los mariscos y asegurarse de que están especialmente cocidos antes de proceder a su consumo. Evitar el consumo de mariscos crudos, en especial aquellas personas con sistemas inmunológicos comprometidos, manipular correctamente los mariscos, procurando que estén refrigerados hasta su preparación, y evitar la contaminación cruzada con otros alimentos. A nivel personal es muy recomendable lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de manipular los mariscos crudos.
Un informe anterior de los expertos del CLEFSA (cambio climático como factor impulsor de los riesgos emergentes para la seguridad de los alimentos y los piensos, las plantas, la salud animal y la calidad nutricional), analizaron los posibles efectos que podría tener el cambio climático en una serie de cuestiones relacionadas con la seguridad alimentaria, incluidas las bacterias Vibrio en los productos del mar. Las predicciones muestran que inevitablemente y como consecuencia del cambio climático, aumentarán los riesgos sanitarios asociados al consumo de marisco, es por ello que desde la EFSA se recomienda seguir las medidas preventivas antes comentadas.
La EFSA ha editado un vídeo en el que se resume todo lo explicado, podéis verlo sobre estas líneas. Por otro lado, a través de este enlace podéis conocer todos los detalles de la evaluación realizada de la relación entre las bacterias Vibrio spp (especies de Vibrio) y el consumo de alimentos marinos.
Sólo nos resta decir que existe una clara asociación entre el cambio climático y las enfermedades transmitidas por los alimentos, y es que el aumento de las temperaturas globales y las variaciones de la humedad, favorecen la proliferación de diferentes microorganismos patógenos que provocan toxiinfecciones alimentarias. Así que no debe extrañarnos que el cambio climático complique cada vez más la seguridad alimentaria, siendo necesario adquirir conciencia sobre el problema y seguir una serie de pautas y medidas higiénicas que reduzcan el riesgo de sufrir estos problemas de salud.
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