Recientemente se inició una colaboración entre la plataforma de inversión en innovación CCEP Ventures de Coca-Cola Europacific Partners y la Universidad de California en Berkeley, con el objetivo de desarrollar métodos para producir glucosa a partir del CO2 de la atmósfera, glucosa que se podrá utilizar para la elaboración de alimentos, combustibles, medicamentos y otros productos que contengan esta forma de azúcar.
Esta idea se está desarrollando por separado en colaboración con la NASA para misiones espaciales de larga distancia, pero, por otro lado, es aplicable a la Tierra, ya que tiene el potencial de reducir algunos de los mayores contribuyentes de CO2 en la cadena de suministro de Coca-Cola, siendo también aplicable a otras industrias. Hay que tener en cuenta que si la iniciativa tiene éxito, reduciría las emisiones que están asociadas a la fabricación de azúcar y, además, ayudaría a optimizar el uso de las tierras de cultivo.
El Grupo de Investigación Peidong Yang de la Universidad de California Berkeley es responsable de este trabajo y es pionero en el desarrollo de nuevas tecnologías que permitan la reconversión del CO2 mediante nanociencia y el uso de energías renovables. Este equipo ha logrado desarrollar sistemas fotosintéticos artificiales que funcionan con energía solar y permiten convertir el dióxido de carbono en otros productos químicos de interés, como combustibles líquidos, plásticos biodegradables o glucosa, entre otros.
El proyecto busca soluciones para hacer frente a los desafíos de la industria y en especial de su socio de proyecto, Coca-Cola Europacific Partners (CCEP), para que pueda alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el año 2040. Desarrollar prototipos a escala de laboratorio podría hacer que materiales y materias primas sean más sostenibles a largo plazo, ya que en principio, se reducirían los mayores contribuyentes de CO2 en las cadenas de suministro, a la vez que se ahorrarían costes de material, logística y transporte.
Los expertos comentan que los ingredientes agrícolas, incluido el azúcar, suponen más o menos la cuarta parte de la huella de carbono total producidos por Coca-Cola Europacific Partners. Las nuevas tecnologías en desarrollo podrían reducir las emisiones asociadas con los procesos de fabricación de azúcar, y contribuirían, como ya hemos comentado, a optimizar el uso de la tierra a medida que haya menos tierra cultivable disponible debido al incremento de la población mundial.
Los investigadores explican que la conversión de aire en azúcar, o mejor dicho glucosa, podría afectar significativamente a la capacidad para preservar el mundo natural, siendo una visión científica audaz que, sin duda, traería beneficios ambientales inmediatos, ya que se transformaría la producción y distribución de bienes en todo el mundo. Este proyecto podría liderar la industria del desarrollo de tecnologías capaces de convertir el CO2 en otros productos.
Merece la pena recordar un producto que presentó la empresa finlandesa Solar Foods, una nueva proteína alimenticia elaborada a partir de agua, CO2 y electricidad que se denomina Solein, y cuyas características visuales y organolépticas son similares a las de la harina de trigo. Este tipo de iniciativas contribuyen a reducir el agotamiento de recursos naturales, el gasto energético y garantizar la seguridad alimentaria mundial, y van en una línea similar al proyecto de investigación que hoy conocemos.
Estaremos atentos a los avances que realice la investigación, este tipo de nuevas tecnologías son muy necesarias y pueden tener un papel crucial en la seguridad alimentaria y en el modo de obtener materias primas más sostenibles en un futuro a medio plazo. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la web de la Universidad de California en Berkeley.