La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha llevado a cabo un estudio titulado “Contribución de los alimentos de origen animal terrestre a una dieta sana para mejorar la nutrición y la salud”, en el que concluye que la carne, los huevos y la leche juegan un papel importante en el cumplimiento de los objetivos mundiales de nutrición y apuntando que se trata de alimentos que pueden ayudar a reducir el retraso en el crecimiento, la desnutrición, la anemia en las mujeres embarazadas y el sobrepeso en la infancia.
No hace mucho tiempo podíamos conocer una evaluación de la FAO y la OMS que tenía el objetivo de identificar los riesgos y peligros de los alimentos de cultivo celular, recordemos que se está depositando mucha confianza en esta nueva generación de alimentos de origen animal por sus beneficios, eliminación del maltrato animal, reducción significativa del uso de recursos como la tierra, el agua, la energía, ausencia de la presencia de hormonas, productos químicos, etc., y reducción significativa de la emisión de gases de efecto invernadero, lo que prueba en cierto modo el aval de la organización a estos nuevos alimentos.
Es evidente que a nivel mundial y por el momento, a pesar de que los alimentos de origen vegetal son el centro de atención, no logran cumplir con los objetivos nutricionales y de salud pública. El estudio realizado se considera el análisis más completo que se ha hecho hasta el momento sobre los beneficios y los riesgos de consumir alimentos de origen animal, y en concreto se habla de la carne, los huevos y la leche, alimentos que se consideran fuentes importantes de nutrientes que necesita el organismo y que no se pueden obtener tan fácilmente de alimentos vegetales.
El informe ‘Contribución de los alimentos de origen animal terrestre a una dieta sana para mejorar la nutrición y la salud‘ es el resultado de una revisión de más de 500 estudios científicos y 250 documentos que fueron solicitados por el equipo de trabajo de la FAO. En esta evaluación se ha analizado la contribución de los alimentos mencionados en las dietas que mejoran la salud y la nutrición, destacando que en algunos sistemas agroalimentarios y subgrupos poblacionales, se consumen grandes cantidades de alimentos de origen animal, mientras que otros realizan un consumo moderado.
Los alimentos mencionados proporcionan nutrientes de alta calidad como vitaminas, minerales y ácidos grasos importantes para el buen funcionamiento del organismo. Concretando, los expertos comentan que existen evidencias de que los ciudadanos mayores de países con altos ingresos, obtienen beneficios positivos por el consumo de carne roja en la salud muscular y mejora el nivel de hierro en los adultos en general. En el caso de los huevos, la evidencia científica sugiere que las mujeres en edad reproductiva que consumen dos huevos por día, reciben un gran aporte de selenio, colina y vitamina B12.
Otra cuestión es la biodisponibilidad, ya que se ha constatado que el hierro y el zinc presentes en la carne roja, se unen en compuestos que son más biodisponibles y pueden digerirse con más facilidad que aquellos en los que se unen en los alimentos de origen vegetal. Otro dato constatado es que los alimentos de origen animal contrarrestan los efectos de los denominados antinutrientes (elementos que bloquean o interfieren con la forma en la que nuestro organismo absorbe otros nutrientes) presentes en los alimentos de origen vegetal.
Claro que, por otro lado y como ya sabemos, el consumo de carne procesada eleva el riesgo de cáncer, así como de otras enfermedades, y lo mismo ocurre con el consumo de carne roja. En este sentido, merece la pena retomar la lectura de este post en el que el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), consideró la carne procesada como alimento cancerígeno, y a la carne roja como probablemente cancerígena para los seres humanos. También es interesante la lectura de este artículo acerca de una investigación en la que se apuntaba a la implicación de un gen en la síntesis del glúcido Neu5Gc presente en las carnes rojas, que provoca una respuesta inmunitaria que puede causar inflamación, artritis y cáncer.
Lo cierto es que hay mucha literatura científica que apunta el riesgo para la salud del consumo de carne, pero también la hay que apuntan lo contrario y cuyos resultados han mostrado efectos no significativos de la carne de vacuno en los biomarcadores de enfermedades crónicas. Con tanto estudio con conclusiones contrarias, es lógico que se formen opiniones diferentes, pero hay un hecho que parece querer inclinar la balanza, las conclusiones de este estudio de la FAO, que no hacen más que reafirmar el papel que juega la carne en una dieta saludable y en una correcta nutrición.
El estudio ha hecho que algunas organizaciones que defienden los intereses del sector cárnico alaben la información que proporciona la FAO y soliciten que esta organización informe a nivel nacional e internacional sobre la producción y beneficios de consumir carne, a fin de favorecer la salud humana y beneficiar al medioambiente (algo que es discutible).
Sobre la leche y los huevos, hay que decir que se trata de dos alimentos que se encuentran en el grupo de los ocho alimentos que presentan mayor riesgo de alergia alimentaria para los consumidores. Otro dato interesante, una tercera parte de las enfermedades transmitidas por los alimentos a nivel mundial, se asocia a la contaminación de estos alimentos. Recordemos que las enfermedades transmitidas por los alimentos aumentan año tras año debido a la intensificación de la producción ganadera, así como al aumento del consumo de alimentos procesados, y así se destaca en el informe de la FAO. Hay que añadir que la situación se vio agravada a causa de la pandemia de coronavirus, de ello hablábamos aquí.
La FAO explica que en la revisión sobre la legislación alimentaria y agrícola, así como en las políticas de nutrición, se ha encontrado que las recomendaciones relacionadas con el consumo de alimentos de origen animal que se realizan para los consumidores en general son escasas, y del mismo modo se tiene poca consideración acerca de la ingesta de micronutrientes y de la sostenibilidad ambiental, aunque en este caso, la sostenibilidad ambiental no fue el centro de atención de la evaluación de la FAO.
La evaluación de la FAO sobre las recomendaciones relacionadas con los micronutrientes en los documentos de políticas alimentarias ha revelado que en la mayoría de casos, se proporcionaban recomendaciones cuantitativas en términos de ingesta diaria o semanal de alimentos de origen animal. También se destaca que el consumo de alimentos de origen animal por encima o por debajo de los niveles recomendados, es un tema que rara vez se aborda, y debería abordarse tenido en cuenta que se trata de una brecha significativa dada la coexistencia de deficiencias de micronutrientes en relación con el sobrepeso, la obesidad y enfermedades no transmisibles.
Lo cierto es que el estudio de la FAO es amplio y merece la pena leerlo con detalle, al final podemos llegar a la conclusión de que lo importante es el equilibrio, no abandonar estos alimentos, pero tampoco abusar de ellos. Cuando finalmente estén disponibles en el mercado los alimentos de cultivo celular, veremos si la FAO cambia las recomendaciones y apuesta por este segmento, al menos en lo referente a la protección medioambiental y el bienestar animal. Podéis acceder al estudio a través de este enlace (Pdf).
Foto 2 | Yaniv Ben-Arie
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