Las ensaladas y verduras de bolsa han desbancado a las lechugas enteras, a los ramilletes de espinacas frescas, a las escarolas, mezclum de lechugas… La comodidad que proporciona abrir una bolsa de estos vegetales y poder ponerlos directamente en el plato, es más valorada que el sabor de una lechuga recién lavada, escurrida y troceada, y eso que el sabor y la textura cambian considerablemente… pero, es indudable, la cuarta gama gana en los supermercados.
Recordemos que la cuarta gama o IV gama hace referencia a los vegetales frescos mínimamente procesados, higienizados y enteros o troceados, están listos para comer. Aunque sigue habiendo dudas sobre si es necesario lavar estas verduras antes de consumirlas, especialmente si se van a comer en crudo. Pues bien, vamos a ver por qué no se deben lavar las ensaladas y verduras de bolsa.
Las verduras y hortalizas que se comercializan embolsadas han sido previamente higienizadas, es decir, están limpias y mejor que si las ponemos bajo el agua del grifo. Posteriormente se han envasado en una atmósfera protectora para prolongar su conservación. Se puede pensar que no pasa nada por lavar las lechugas, mézclum, canónigos, rúcula, espinacas… cuando los sacamos de la bolsa, y podría no pasar nada, por supuesto. Pero los expertos en tecnología alimentaria, como @beatrizcalidad, barajan la posibilidad de que estas hortalizas sanas y limpias se contaminen con los microorganismos que haya en las superficies de la cocina, en los utensilios, etc.
Hay que discernir entre las verduras y hortalizas que están envasadas al vacío en atmósferas protectoras (donde se ha eliminado el aire del interior del envase y se ha reemplazado por una mezcla de gases en una concentración diferente a la de la atmósfera normal), de las que están simplemente en una bandeja envuelta en film transparente (o similar), estas últimas no pertenecen a la cuarta gama, no suelen estar listas para consumir y se deben lavar bien antes de su consumo en crudo o cocinado, y así debe rezar en su envase.
Los vegetales de cuarta gama tienen una vida útil que ronda los 7-10 días, dependiendo del tipo que sea, y es muy importante tener en cuenta su fecha de caducidad, así que, aunque la bolsa esté sin abrir, si ha cumplido su fecha de caducidad (no es fecha de consumo preferente), lo mejor es tirarla a la basura porque puede haber desarrollado microorganismos patógenos. Y si la bolsa estuviera abierta, la fecha de caducidad del envase puede considerarse estimativa, pero no real.
En el momento en el que se abre una bolsa de cuarta gama, se da paso al aire y se pierde el ambiente protector que adquirió en la atmósfera modificad, por lo que empieza su deterioro. Recordemos este post titulado ‘Riesgo de intoxicación por Salmonella en las bolsas de ensalada abiertas’, os recomendamos retomar la lectura pulsando aquí, pues aunque habla de un estudio realizado en 2016, sigue siendo actual y así lo han corroborado estudios realizados posteriormente.
La cuestión es que cuando se abre una bolsa de vegetales frescos de cuarta gama, si no se gasta todo el contenido, lo que sobre se debe guardar de nuevo en el frigorífico, pero no se debe cambiar de envase, se debe manipular lo mínimo y cerrar bien la misma bolsa para evitar que entre más aire, y depositarla en la parte más fría del frigorífico. Y lo más importante, no olvidarla varios días, porque su deterioro es constante, así que lo ideal sería gastarla en 24 horas.
¿Qué hacer si cuando vamos a recuperar la bolsa vemos que algunas hojas están mustias y algo estropeadas? Pues lo más recomendable es desechar todo, por mínima que sea la cantidad de hojas que estén estropeadas, es un indicio de que la bacteria puede estar presente y haya empezado a proliferar, el crecimiento bacteriano es muy rápido y puede ser tal la adherencia a las hojas, que ni un buen lavado lo eliminaría.
Por cierto, los trucos que vemos a menudo para conservar más tiempo las ensaladas de bolsa, como colocar una hoja de papel de cocina absorbente, también pueden ser contraproducentes porque, como afirman los expertos, pueden resultar una fuente de contaminación. Así que lo mejor, es comerse pronto otra ensalada.