Un nuevo estudio realizado por expertos de la Universidad del Este de Finlandia explica cómo se transfieren los nanoplásticos del suelo a la cadena alimentaria, considerando que es una situación que supone un riesgo potencial para la salud de los seres humanos. Recordemos que la contaminación plástica es una preocupación mundial y, aunque se trata de tomar medidas, éstas son insuficientes y no evitan el daño al medio ambiente ni sus efectos para la salud humana y animal.
Antes de seguir con el estudio, merece la pena recordar que hasta el momento se han realizado varios estudios que muestran los riesgos de nanoplásticos y microplásticos para la salud humana, apuntando que las partículas plásticas están presentes en órganos y tejidos humanos, que las células pulmonares humanas sufren los efectos de estos nanoplásticos, alterando su tamaño y metabolismo, que las células inmunes mueren poco después de fagocitar microplásticos de un tamaño de 10 micras, lo que no ocurre cuando fagocitan bacterias y otros cuerpos extraños, y que estos materiales también están presentes en el torrente sanguíneo humano.
Poco a poco se amplía la literatura científica sobre los riesgos de estos elementos plásticos para la salud, esto terminará por obligar a la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) a que realice una nueva revisión, recordemos que en el año 2017, una primera revisión realizada por la agencia, concluyó que era poco probable que estos elementos plásticos fueran perjudiciales para los consumidores. Ya indicamos en su momento que el juicio emitido se podía considerar precipitado y los nuevos estudios así lo demuestran.
Dado que no hay mucha información sobre cómo los materiales plásticos se mueven en las cadenas alimentarias en relación a los ecosistemas del suelo, los expertos decidieron ampliar la información en esta dirección. Según el nuevo estudio, los nanoplásticos pueden acceder a la cadena alimentaria a través de los alimentos vegetales y avanzar por esta cadena, ya sabemos que las partículas plásticas están presentes en los suelos agrícolas, de ello hablábamos con el estudio cuyas conclusiones advertían de la gran cantidad de microplásticos presentes en los suelos agrícolas.
La contaminación del suelo agrícola por plástico se produce a través de diferentes fuentes, el uso de aguas residuales, a través de la atmósfera, el uso del agua de riego, a través de los lodos de las depuradoras o de las cubiertas de plástico que se suelen utilizar en determinados cultivos entre otras. Los expertos consideran que es importante determinar en qué medida los nanoplásticos se integran en frutas y alimentos vegetales, y eventualmente, cómo acceden a otras vías de la cadena alimentaria. Para ello se ha desarrollado un nuevo método basado en “huellas dactilares” metálicas para detectar y medir las partículas plásticas presentes en los organismos, dicho método fue aplicado a una cadena alimentaria con tres niveles tróficos.
Como productor primario se tomó la lechuga, cuyo principal consumidor era la larva de mosca soldado negro (Hermetia illucens) y un pez insectívoro de agua dulce como consumidor secundario. En esta investigación se cultivaron lechugas en un suelo agrícola contaminado con partículas que se encuentran comúnmente en el medioambiente Poliestireno (PS) y Cloruro de polivinilo (PVC) de tamaño manométrico (nm). Tras 14 días se recolectó la plantación, las lechugas fueron lavadas y se utilizaron para alimentar a las larvas de mosca soldado negro durante un periodo de cinco días, posteriormente y como última fase del estudio, se alimentó a los peces insectívoros.
El siguiente paso fue analizar las lechugas, las larvas y los peces a través de la disección y un microscopio electrónico de barrido capaz de producir imágenes de alta resolución. Los resultados mostraron que las lechugas podían absorber las partículas plásticas del suelo a través de las raíces y transferirlas a la cadena alimentaria al ser depositadas en las hojas. Dichas hojas de lechuga transferían los nanoplásticos a las larvas, y a su vez eran de nuevo trasferidas a los peces, los expertos detectaron los nanoplásticos en las branquias, el hígado y los tejidos del intestino.
Los investigadores concluyen que los resultados muestran que la presencia de nanoplásticos en los suelos agrícolas podría estar asociada a un riesgo potencial para la salud de los herbívoros y los seres humanos, sobre todo si se puede constatar que los resultados pueden generalizarse y trasladar a otros tipos de cultivos. Es de suponer que se realizarán nuevas investigaciones más detalladas, con otras cadenas alimentarias y diferentes niveles tróficos, para determinar si esto ocurre igual.
Como decíamos, a medida que avanzan las investigaciones, se revela el gran riesgo que tiene la contaminación plástica para el medio ambiente y para los seres humanos, podéis conocer todos los detalles de este trabajo a través de este artículo publicado en la página de la Universidad del Este de Finlandia, y en este otro publicado en la revista científica NanoToday.