Recientemente el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) ha presentado un informe cuyas conclusiones muestran una mayor aceleración y gravedad de los efectos del cambio climático. En este documento se advierte que, de no reducirse de forma significativa las emisiones de gases de efecto invernadero, a finales de este siglo un tercio de los campos de cultivo de todo el mundo no serán aptos para la producción de alimentos.
En el informe también se ofrecen algunas claves para intentar hacer frente a la situación y poder garantizar la seguridad alimentaria, como desarrollar nuevos métodos de producción de alimentos debido a los mayores riesgos del cambio climático. En el informe del IPCC han participado 270 científicos e investigadores de 67 países, y sus conclusiones tienen un tono más elevado de advertencia que en anteriores informes, y es que los cambios y riesgos son mucho mayores de lo que se pensaba.
Según algunos datos del informe “Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad”, la producción alimentaria es responsable del 37% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, de este porcentaje, un 57% se relaciona con la producción de alimentos de origen animal (algo de lo que hablábamos aquí). Sobre los cultivos industriales, el informe advierte que es causa de la pérdida de biodiversidad, de hecho, se comenta que cada seis segundos se destruye un área de la selva tropical equivalente a un campo de fútbol debido a la demanda de terreno para producir carne y soja para alimentar al ganado.
Una de las soluciones es dirigir la producción de alimentos hacia métodos agrícolas variados y sostenibles, reducir la producción de carne y lácteos y que lo que se produzca sea de mayor calidad, ya que de este modo se podrán reducir de forma más efectiva las emisiones de gases que favorecen el calentamiento global y se protegerá de manera más eficaz la naturaleza. Los expertos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático reclaman mayor actuación por parte de los gobiernos del mundo, asegurando que a pesar de los datos que se vierten cada año, son reacios a actuar.
Cierto es que muchos gobiernos tienen en su agenda la inclusión de la agricultura en los planes climáticos, pero en la mayoría de casos no se incluyen objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario en general, de hecho, se habla de falta de voluntad. Parece que los intereses económicos y políticos pesan mucho más que el sombrío panorama del cambio climático, cuando se decidan a actuar en serio habrán perdido un tiempo valioso y quizá las medidas que se impongan no servirán de mucho.
El documento señala, como hemos comentado, a los métodos agrícolas industriales como uno de los problemas que se deben solucionar, y que los sistemas agrícolas más diversos tienen mayor capacidad de resistencia al impacto del cambio climático. Merece la pena recordar que según este estudio, la pérdida de diversidad de los cultivos agrícolas es muy significativa y afecta directamente a la seguridad alimentaria, a la productividad, a la adaptabilidad al cambio climático de los alimentos que se cultivan, etc. En dicho estudio se hace hincapié en la importancia de la diversidad, ya que facilita que los cultivos se mantengan productivos ante plagas y enfermedades, además, favorece la resiliencia en condiciones climáticas extremas y contribuye en la adaptabilidad a los cambios medioambientales y al cambio climático, siendo un modo de luchar contra el hambre y garantizar la seguridad alimentaria.
Según los informes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), un 87% de los 540.000 millones de dólares que los gobiernos invierten anualmente en subsidios para la producción alimentaria daña la naturaleza y el clima, ya que se están promoviendo los monocultivos y el uso excesivo de productos agroquímicos. Algunos estudios han demostrado que este tipo de sistemas agrícolas provocan que la producción de alimentos sea más vulnerable al impacto climático, recordemos que desde hace algunos años se apunta que la producción de alimentos debe tener en cuenta el cambio climático, pero se puede decir que se ha estado haciendo caso omiso.
Cada informe presentado por el IPCC es más dramático, el tono de advertencias se eleva, pero se hacen pocos cambios y a una velocidad ralentizada, os recomendamos acceder al informe y leerlo detenidamente para tener una idea más clara de la situación actual y de futuro.
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