Hasta un 86% de los consumidores europeos están preocupados por los productos químicos que están presentes en los envases alimentarios, este es uno de los datos ofrecidos en una encuesta del Eurobarómetro. En este sentido, BEUC (Organización Europea de Consumidores) comenta que no está de acuerdo con la actual legislación comunitaria de envasado alimentario, ya que no protege la seguridad e intereses de los consumidores europeos. La organización considera necesario actualizar la legislación y la tacha de reliquia, algo que también ocurre con otras reglamentaciones.
En un evento realizado en el European Food Forum (Foro Europeo de Alimentación) con el título “De los alimentos al envasado: envases sostenibles para la seguridad y calidad de los alimentos”, Pelle Moos, responsable de la división de Seguridad y Salud de BEUC, explicó que la actual situación es insostenible y es urgente realizar el cambio legislativo, algo que respaldan los resultados de las investigaciones realizadas en los últimos años sobre la seguridad del envasado alimentario.
En la trayectoria del campo a la mesa los alimentos entran en contacto con diferentes materiales y productos que están regulados por la Unión Europea, pero las regulaciones tienen demasiados años y necesitan una profunda actualización. Productos químicos como el PFAS o el PFC, que se han relacionado con enfermedades como el mal funcionamiento de la tiroides, el cáncer, la reducción de la efectividad de las vacunas infantiles, etc., se han encontrado en niveles elevados en el 65% de los envases de comida rápida de países como España, Italia, Bélgica y Portugal.
Estas sustancias presentes en los envases alimentarios pueden migrar a los alimentos, lo que supone un riesgo para la salud y seguridad de los consumidores, esta migración se puede realizar a través de la lixiviación, lo que significa que los alimentos actúan como disolventes con algunos elementos químicos presentes en los envases, provocando que se integren en el producto de consumo.
Otro dato más a tener en cuenta, la temperatura de conservación y el tiempo que pasa el alimento en contacto con el envase que lo contiene, son factores que influyen en el nivel de compuestos químicos que acaban integrados en los alimentos. El caso es que según advierte Pelle Moos, en Europa no está regulado el uso de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas en envases de papel y cartón en el sector de la alimentación.
También se puede citar una investigación noruega del año 2018 en la que se descubrió que las botellas de plástico reutilizables contenían sustancias como los ftalatos (compuestos que se emplean habitualmente como plastificadores que facilitan que los envases sean más flexibles), BPA (Bisfenol A), plomo y retardante de llama, que podían migrar al contenido por el proceso antes mencionado. Según la actual reglamentación, las botellas cumplían con la normativa y los valores de las sustancias estaban por debajo de los límites marcados, pero a raíz de los últimos descubrimientos, podemos preguntarnos ¿de qué modo afecta la exposición general a estos productos químicos?
Se han descubierto plaguicidas, compuestos fluorados, cloropropanoles y otras sustancias en los límites recomendados, pero también pesticidas prohibidos en la UE por ser cancerígenos o disruptores endocrinos. Se ha descubierto marketing publicitario que engañaba a los consumidores con afirmaciones ecológicas infundadas, y así una larga lista de problemas relacionados con el envase de los alimentos, basta con recordar cuántos escándalos alimentarios se han producido en los últimos años, algo que demuestra las debilidades de la legislación alimentaria de la UE.
Por ello, BEUC pide que se lleve a cabo una reforma y actualización de la legislación comunitaria de envasado alimentario y ofrece cinco sugerencias para que la Comisión Europea las tenga en cuenta, que se elabore una legislación más estricta donde se reduzcan aún más los límites de migración de sustancias a los alimentos, ya que los materiales en contacto con los alimentos son la principal fuente y la menos controlada de contaminación alimentaria. También se debe crear un enfoque preventivo, es decir, que todos que todos los productos químicos cancerígenos, mutágenicos, etc., sean eliminados del envasado alimentario, o lo que es igual, tolerancia cero. Se debe aplicar el principio “sin datos no hay mercado”, es decir, es necesario que se documente la seguridad de las mezclas de productos químicos que pueden migrar por contacto a los alimentos.
La legislación también debería contemplar que se destinen más recursos al control y a las inspecciones, ya que lamentablemente este es uno de los puntos negros, la falta de control. Y la última recomendación de BEUC que podemos leer aquí, es fomentar alternativas sostenibles al plástico, pero para ello hay que asegurar que hay reglas que regulan correctamente estos materiales alternativos, para asegurarse de que no contienen productos químicos que pongan en riesgo la salud de las personas y el medio ambiente.
Son peticiones coherentes, pero, lamentablemente es difícil creer que se acepten y adopten a corto o medio plazo, ya sabemos que la toma de decisiones de la CE es muy lenta, es más, en ocasiones la CE parece no estar por la labor y obvia determinadas cuestiones, dando la impresión de que pesan más los intereses de la industria alimentaria que la salud de los ciudadanos europeos.