En el año 2019, el Primer Ministro del Reino Unido declaraba que tras el Brexit se desarrollarían cultivos transgénicos en el Reino Unido, se anunciaba la intención de liberar el sector de la biociencia y un cambio en las reglas de la modificación genética y antigénica para desarrollar cultivos modificados genéticamente. Ya entonces se mostraba el camino que se pretendía tomar dejando a un lado el principio de precaución establecido en la Unión Europea, y ahora se ha dado un paso formal en esa dirección.
Hoy podemos saber que se acelera la posibilidad de cultivar y comercializar alimentos editados genéticamente en Reino Unido, la razón es el cambio realizado en las regulaciones agrícolas que permitirían los ensayos de campo con cultivos editados genéticamente. Recordemos que la edición del ADN es una técnica en la que se modifican secuencias específicas de ADN de la misma especie para mejorarla, no se produce la transferencia de genes de otras especies, por lo que los expertos comentan que no tiene nada que ver con los alimentos transgénicos.
El Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA) ha dado a conocer los planes para desbloquear la edición genética, a fin de ayudar a los agricultores para que puedan producir cultivos más resistentes, nutritivos y más productivos, asegurando que técnicas como la edición genética pueden ayudar a proteger mejor el medioambiente y mejorar la seguridad alimentaria. En los planes establecidos se apunta que las empresas deben seguir notificando al DEFRA las pruebas de campo que deseen hacer, pero se eliminan los costes económicos y se agiliza la burocracia.
Hay que decir que en este primer paso la nueva reglamentación se aplica sólo en Inglaterra, pero se ampliará próximamente a todo Reino Unido y se llevará a cabo una redefinición de la ley sobre modificación genética. Algunos expertos plantean la posibilidad de que, tras dar vía libre a los cultivos editados genéticamente, en el futuro pueda ponerse en marcha la edición genética en animales para alimentación, así como su producción y venta en Reino Unido, aunque esto todavía está por ver y es adelantar demasiado los acontecimientos.
En la página del DEFRA se hace hincapié en la diferencia entre edición genética y modificación genética, así en la necesidad de modificar la legislación que actualmente regula los dos procesos del mismo modo. De hecho, se asegura que gracias a la salida de la Unión Europea, el Reino Unido puede establecer sus propias reglas, abriendo oportunidades para adoptar enfoques más científicos y proporcionados para la regulación de las tecnologías genéticas. Sin embargo, según los resultados de una encuesta, un 87% de los habitantes del país consideraban que los cultivos editados genéticamente, implican mayor riesgo que los métodos tradicionales utilizados para el mejoramiento de cultivos.
Aunque la población no esté de acuerdo, los planes ya se han puesto en marcha y, quizá, también a medio plazo se establezca una regulación para la modificación genética, recordemos que en los últimos años han sido varios los políticos y organismos que abogaban por su liberación. Se puede citar como ejemplo a Owen Paterson, Ministro de Medio Ambiente, Alimentación y Desarrollo Rural, que en 2012 declaraba que oponerse a los alimentos modificados genéticamente era una tontería, o el artículo publicado en 2015 por los miembros del Comité de Ciencia y Tecnología del Reino Unido, en el que se solicitaba luz verde a los cultivos transgénicos y se condenaba el reglamento de la UE, asegurando que se basaba en decisiones políticas y no en la ciencia.
Desde el Gobierno del país se ensalza el compromiso con los más altos estándares de seguridad alimentaria y medioambiental, apuntando que las nuevas reglas no los debilitarán. Sólo se permitirá la comercialización de alimentos editados genéticamente si se considera que no presentan un riesgo para la salud, no inducen a error a los consumidores y no tienen un valor nutricional inferior al de sus homólogos tradicionales.
Según leemos aquí, son varias las voces que se oponen a estos cambios, asegurando que el enfoque es equivocado, que en realidad se debe ayudar a los agricultores para que produzcan cultivos más sostenibles, esto permitiría revertir la falta de inversión en métodos agroecológicos que son más respetuosos con el medioambiente. Consideran necesario abordar, en primer lugar, la causa de las enfermedades y las plagas, la falta de diversidad de cultivos y su rotación, la disminución de insectos que son beneficiosos para los cultivos, incrementar el carbono del suelo, mejorar el bienestar de los animales en las granjas, etc., un conjunto de cosas que podría ayudar a resolver las crisis climáticas, además de proteger la salud humana.
El primer paso dado por el Gobierno del Reino Unido creará debate, seguramente en los próximos días conoceremos la opinión de otras entidades y de expertos a favor y en contra de la edición genética. Podéis conocer todos los detalles de los planes para desbloquear la edición genética a través de la página oficial del DEFRA.
Foto 2 | Jordi Payà