Podemos dar varias respuestas a la pregunta de si merece la pena incorporar el aceite de coco en nuestra alimentación, pues depende de si se habla de su aspecto nutricional y saludable, de sus cualidades organolépticas, de su aportación gastronómica, de su accesibilidad, etc. El caso es que esta grasa vegetal existe y se utiliza, tanto para cosmética como en el sector alimentario, desde hace mucho tiempo, pero lo del consumo en los hogares españoles del aceite de coco es bastante nuevo, y lo cierto es que no se conoce lo suficiente.
Hace relativamente poco tiempo que se generó el debate sobre si el aceite de coco era saludable o no, y es que su incursión en nuestro mercado fue a lo grande precisamente porque se promocionaba como una grasa vegetal saludable, mientras que algunas voces despertaron la duda al argumentar que contiene más del 90% de ácidos grasos saturados. Entonces, ¿el aceite de coco es saludable o no?
Para conocer la respuesta, lo mejor que podéis hacer es buscar vosotros mismos en los medios de comunicación fiables, que se basen en la evidencia científica, y no quedaros sólo con uno, actualmente hay muchos divulgadores en activo en las redes sociales y es fácil acceder a buena información, aunque no siempre es fácil identificar cuál es. Nosotros vamos a compartir lo que nos cuenta Beatriz Robles (@beatrizcalidad), tecnóloga de alimentos, dietista-nutricionista, docente, divulgadora y autora del libro ‘Come seguro comiendo de todo’.
En esta publicación de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona) explica algo de lo que anticipábamos, al aceite o manteca de coco se le atribuyen beneficios distintos dependiendo de quién emita el mensaje, los medios de comunicación generalistas hablan de efectos cardioprotectores, mientras que las publicaciones en redes sociales (no especifica de parte de quien, pero todos hemos visto infinitas) hacen más referencia a su función en el control y reducción de peso, así como en la salud de la piel.
Claro, lo que nos importa realmente es qué dice la ciencia sobre los beneficios de consumir aceite de coco, y Beatriz Robles nos habla de las revisiones sistemáticas y metaanálisis que se conocen hasta el momento. Sobre la salud cardiovascular, de momento concluyen que este aceite vegetal sube el HDL (el colesterol bueno), pero debido a su alto contenido en ácidos grasos saturados, también incrementa el LDL (colesterol malo) y los triglicéridos, aunque en menor medida que las grasas de origen animal.
Se pueden consultar los estudios de los que se extraen estas conclusiones en este artículo de la tecnóloga alimentaria, donde añade que todavía no hay certeza de que los valores elevados de colesterol HDL reduzcan el riesgo cardiovascular, mientras que sí está demostrado que el LDL alto lo incrementa.
Del aceite de coco también se dice que ayuda a bajar de peso, la razón que se da es el efecto de los ácidos grasos de cadena media sobre la oxidación de los lípidos (forma por la que se elimina grasa corporal), pero explica que esto se observa con ácidos grasos de ocho o diez átomos de carbono, más cortos que el ácido láurico predominante en la grasa de coco, así que los estudios científicos que lo han revisado no concluyen que esta grasa vegetal reduzca la grasa corporal ni el perímetro de cintura.
Beatriz Robles nos ofrece un resumen de las conclusiones a las que se ha llegado con las revisiones científicas realizadas sobre el aceite de coco, y con ellas podremos decidir si merece la pena incorporarlo en nuestra alimentación. Cabe señalar que sobre si la grasa de coco virgen es mejor que la refinada o la hidrogenada, de momento no han publicado conclusiones diferenciadas, sólo son hipótesis. Ahora vamos con el resumen:
No se recomienda usar aceite de coco para reemplazar una cantidad importante de grasas insaturadas de aceites vegetales, como concluye Impact of coconut oil consumption on cardiovascular health: a systematic review and meta-analysis.
Hay evidencia fuerte de que el aceite de coco ejerce un efecto adverso sobre los parámetros lipídicos asociados con la salud cardiovascular, según señala Health effects of coconut oil: Summary of evidence from systematic reviews and meta-analysis of interventional studies.
No hay evidencia de que las grasas saturadas del aceite de coco actúan de forma distinta a otras y que no apoya la propuesta de que es una grasa beneficiosa para la salud cardiovascular, destaca la revisión Coconut oil consumption and cardiovascular risk factors in humans.
El aceite de coco no debería considerarse una grasa saludable en la reducción del riesgo cardiovascular y debe limitarse su consumo por su alto contenido en grasas saturadas, señala The Effect of Coconut Oil Consumption on Cardiovascular Risk Factors: A Systematic Review and Meta-Analysis of Clinical Trials
Estas posturas están alineadas con las recomendaciones más recientes de entidades como la American Heart Association, que no otorga propiedades beneficiosas al aceite de coco y aconseja no utilizarla, manteniendo la recomendación de limitar la ingesta de grasas saturadas y reemplazarlas con grasas insaturadas para reducir el riesgo cardiovascular.
Visto esto, nos parece importante remarcar que el aceite de coco no debe sustituir otras grasas saludables y tradicionales en nuestra gastronomía como es el aceite de oliva virgen extra, del que sí hay evidencia científica sobre sus beneficios para la salud, y también en el ámbito culinario. Sí podemos utilizar aceite de coco en ocasiones en las que queramos incorporar su sabor y características en una receta, pero no porque estemos buscando beneficios para la salud.
Foto 1 | Marco Verch