La EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) acaba de publicar un nuevo informe sobre el contenido de residuos de plaguicidas en los alimentos de la Unión Europea, se trata de datos que corresponden al año 2019, ya que la agencia necesita un par de años para poder recopilar toda la información y procesarla.
En esta ocasión se han analizado un total de 96.302 muestras, lo que supone un aumento de 5.287 productos alimenticios respecto al informe presentado el año pasado y correspondiente a los datos de 2018. La EFSA destaca que el 96’1% de las muestras analizadas se encontraban dentro de los límites legales permitidos por la legislación de la UE, recordemos que en el último informe este porcentaje se estableció en un 95’5%, lo que supone una leve mejora, aunque si analizamos los datos de los últimos años se puede comprobar que esta cifra varía año tras año tanto a la baja como al alza.
Por otro lado, y como parte del programa de control coordinado por la UE (EUCP), para un subconjunto de 12.579 de muestras analizadas (manzanas, repollos, lechuga, melocotones, espinacas, fresas, tomates, avena en grano, cebada en grano, vino (tinto y blanco), leche de vaca y grasa de cerdo), el 98% se encontraba dentro de los límites legales. En este subconjunto se encontró que el 53% de las muestras estaban libres de niveles cuantificables de residuos, un 45% contenían uno o más residuos cuya concentración se encontraba igual o por debajo de los límites permitidos, y el 2% restante contenía residuos que superaban los límites legales, de este grupo, un 1% estuvo sujeto a acciones de carácter legal.
En relación a este programa de control coordinado, la EFSA destaca que, respecto a los datos de 2016, la tasa de superación de residuos de plaguicidas se redujo en alimentos como los melocotones, las lechugas, las manzanas y los tomates, por el contrario, la tasa se ha incrementado en las fresas, los repollos, las uvas de vinificación y la grasa de cerdo, en productos como la leche de vaca los datos se mantuvieron sin superar la tasa de residuos de plaguicidas. De todos modos y como ya apuntamos en el pasado informe, no se entiende muy bien la razón por la que en el programa de control coordinado existen más alimentos que cumplen con la normativa y con los niveles permitidos, lo correcto sería que las cifras fueran similares a la media general establecida en un 96’1%.
La EFSA también ha llevado a cabo, como suele ser habitual, una evaluación del riesgo dietético, apuntando que los resultados muestran que es poco probable que los productos alimenticios analizados en 2019 planteasen preocupaciones de salud para los consumidores. A pesar de ello, vuelve a emitir recomendaciones que tienen como cometido incrementar la eficiencia de los sistemas de control europeos a fin de poder seguir garantizando una gran calidad de protección para los consumidores.
Volviendo al informe general, el análisis realizado se basa en datos de las actividades oficiales de control nacional que han sido llevadas a cabo por los Estados miembros de la UE, Islandia y Noruega, también se incluye un subconjunto de datos del programa de control coordinado por la Unión Europea que antes hemos mencionado, y que se basa en una estrategia de muestreo aleatorio. En el documento general se determina que un 4’5% de los productos alimenticios superaron los límites legales de residuos de plaguicidas establecidos por la Unión Europea, y de este porcentaje, un 2’7% superaron con creces dichos niveles suponiendo un riesgo para la salud del consumidor.
Desde el año 2003 la EFSA lleva a cabo esta revisión siguiendo los procedimientos establecidos en la legislación y utilizando los últimos estándares y métodos científicos, sin embargo, hay que destacar que las normas se establecen en el Reglamento (CE) 396/2005 sobre los niveles máximos de residuos de plaguicidas, y ya han pasado bastantes años, por lo que no estaría mal revisar la legislación y actualizarla.
Como es habitual, los productos alimenticios que más incumplen las normativas son los que proceden de terceros países, y repiten como plaguicidas detectados en alimentos vegetales con niveles máximos superados el ometoato, el bitertanol, el carbendazim y el flusilazol, entre otros. En los alimentos de origen animal, los plaguicidas contaminantes orgánicos persistentes solubles en grasa siguen siendo los más destacados, el hexaclorobenceno, el DDT o el lindano. Lamentablemente y a pesar de que los contaminantes orgánicos persistentes están prohibidos a nivel internacional, se trata de sustancias presentes en el medio ambiente y siempre aparecerán en las evaluaciones realizadas.
Podéis conocer más detalles del informe de la EFSA a través de este enlace (Pdf), donde se detallan concretamente las evaluaciones a nivel nacional, se pueden consultar las gráficas por producto y tipo de residuo, las recomendaciones para reducir estos productos indeseables en los alimentos, etc.
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