Hoy conocemos un informe del World Resources Institute (Instituto de Recursos Mundiales), en el que se apuntan cuatro acciones urgentes para alcanzar un sistema alimentario más sostenible. Se trata de cuatro prioridades de carácter urgentes que se deben adoptar a partir de este año a fin de garantizar que en la próxima década se pueda contar con lo que se necesita en la agenda de alimentos y uso de la tierra.
Esta agenda es una hoja de ruta donde se marcan, entre otras cuestiones, el aumento de la productividad y la eficiencia en la producción de alimentos, la protección de los ecosistemas naturales, el consumo moderado de alimentos de origen animal, la reforestación, la innovación tecnológica, etc. Según el WRI, las cuatro prioridades son el incremento del compromiso político y la financiación en la lucha contra el hambre, la garantía de que todas las personas puedan tener acceso a alimentos nutritivos y saludables, llevar a cabo una nueva negociación con los agricultores de todo el mundo e incrementar el esfuerzo en cuatro puntos asociados, producir, proteger, reducir y restaurar.
Los expertos explican que es necesario centrarse en una de las cosas más importantes que unen a la humanidad y su relación con el mundo natural, la comida, por ello, como base se propone trabajar en los puntos indicados. El primer punto “Incrementar el compromiso político y la financiación para luchar contra el hambre”, es también la primera prioridad, abordar el hambre mundial que lamentablemente se ha agravado con la pandemia mundial de coronavirus.
Según esta organización, el número de personas que padecen hambre crónica en el mundo se ha incrementado en 130 millones respecto a los datos del año pasado, superando ya los 800 millones de personas. Es prioritario negociar la paz en países con conflictos, proporcionar alimentos y abordar la actual escasez de fondos humanitarios, por eso se pide un mayor esfuerzo por parte de los gobiernos para poder cumplir con los requisitos de financiamiento del Programa Mundial de Alimentos y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Sobre el segundo punto, “Asegurar que todas las personas puedan acceder y pagar alimentos nutritivos y saludables”, según las estadísticas, unos 3.000 millones de personas en el mundo no pueden comprar los alimentos que necesitan para garantizar el bienestar de sus familias. Los expertos destacan que la desnutrición es un problema que afecta a prácticamente todas las naciones del mundo, incluidos países y regiones desarrolladas. En este sentido se propone, por ejemplo, expandir las redes de ayudas sociales, como el programa social basado en alimentos de la India, desarrollar políticas como la que se ha puesto en marcha en Kenia para asegurar el acceso a alimentos saludables y asequibles, invertir en cadenas de suministro de alimentos locales, ayudar y proteger a los mercados agrícolas nacionales y mundiales, etc.
En la introducción del tercer punto “Negociar un nuevo trato con los agricultores del mundo”, se destaca el papel tan importante que han tenido y tienen los trabajadores agrícolas durante la pandemia de COVID-19, considerándolos trabajadores esenciales que merecen ser remunerados adecuadamente por los alimentos que producen. Además, se destaca la necesidad de que sean recompensados generosamente por los esfuerzos que realizan a la hora de poner en marcha prácticas agrícolas más sostenibles. Recordemos que el Día Mundial de la Alimentación 2020 se destacó la figura de los agricultores y se realizó un reconocimiento a esos #HéroesDeLaAlimentación.
El cuarto punto urgente, “Producir, proteger, reducir, restaurar”, es un conjunto de acciones para poder aumentar de manera sostenible la productividad agrícola, como la inversión en la investigación y desarrollo de sistemas agrícolas, llevar a cabo reformas de las políticas agrarias, etc. Posteriormente, las mejoras en la productividad se pueden vincular a compromisos relacionados con la protección del medio ambiente en toda su amplitud, de hecho, los expertos destacan que los esfuerzos para «producir» y «proteger» pueden luego vincularse con un esfuerzo paralelo para «reducir» y «restaurar».
Hablando de “reducir” se cita la agenda de algunos países en la que se marca la reducción del consumo de carne y el aumento de las dietas basadas en alimentos vegetales, pero también se destaca la necesidad de reducir la pérdida y desperdicio de alimentos, ya que sabemos que el volumen de alimentos que no se aprovechan es extremadamente alto y supone una pérdida global de alimentos, recursos, tiempo, dinero, etc. Sin duda, la pandemia de coronavirus es un problema que ha contribuido a impulsar un cambio en el actual modelo alimentario, algo necesario para poder garantizar la seguridad alimentaria en las próximas décadas.
A través de la página del WRI podéis conocer más detalles de las acciones iniciales propuestas, así como otro conjunto de acciones para poner en marcha a medio plazo reseñadas en otros informes.