Un grupo de investigadores de la Universidad de Gante (Bélgica) ha realizado dos estudios para determinar cómo influye la etiqueta NutriScore en la intención de compra de los consumidores y cómo estos perciben el carácter saludable de los productos alimenticios en base a la información que obtienen del etiquetado. Recordemos que Bélgica es uno de los países europeos que decidieron utilizar la etiqueta NutriScore con el fin de facilitar que los ciudadanos identificaran con más facilidad los alimentos que se consideran saludables.
Merece la pena recordar que NutrisCore es una etiqueta que muestra la información a través de una codificación por cinco letras y cinco colores que van del rojo al verde. El verde alude a una calidad nutricional óptima, mientras que el rojo advierte de que se trata de un producto que contiene exceso de grasas, sal o azúcares, por lo que no es recomendable que se consuma de forma regular, como parte de una dieta sana y equilibrada. El etiquetado se puso en marcha por primera vez en Francia y desde entonces ha sido adoptada por otros países de forma gradual, aunque lamentablemente su uso es voluntario en la mayoría de ellos.
Los estudios se realizaron online, los consumidores que participaron debían calificar los productos alimenticios que se les mostraban, en base a la percepción que tenían sobre su carácter saludable y su grado de intención de compra. Los resultados mostraron que la presencia de este etiquetado ayudó de forma significativa a los participantes, a evaluar el carácter saludable de los productos alimenticios, lo que indica que el primer objetivo del etiquetado se ha alcanzado, es decir, que los consumidores sean conscientes con mayor facilidad de la salubridad de los productos que piensan adquirir.
Los expertos destacan que los encuestados, identificaron los productos saludables como más saludables cuando la etiqueta estaba presente y su calificación era positiva. A esto hay que añadir que supieron diferenciar claramente la salubridad de los productos clasificados en cinco categorías que eran significativamente diferentes. Sobre los cinco colores del etiquetado, los investigadores comentan que los participantes supieron diferenciar los colores en términos de salubridad, recordemos que otros estudios (los más minoritarios) apuntaban que este tipo de etiquetado confundía a los consumidores, algo que no es cierto.
Sobre la intención de compra, los resultados muestran que los encuestados mostraron mayor intención de adquirir un producto alimenticio cuando aparecían las letras A y B, en comparación con los menos saludables que son identificados con las letras D y E. Otro dato interesante, la intención de compra era mayor en productos que integraban el etiquetado, en comparación con los que no lo llevaban, lo que muestra que los consumidores ven la etiqueta como un certificado que hay que tener en cuenta.
Sobre los productos menos saludables que portaban el etiquetado, los expertos explican que la intención de compra era similar a la de los productos que no llevaban la etiqueta NutriScore. Estos datos sugieren que el etiquetado tiene el potencial de impulsar las ventas de alimentos saludables, pero no afecta a las ventas de productos considerados poco saludables, por ello, indican que la industria alimentaria no debe tener temor de los supuestos impactos negativos para las ventas que tendría una calificación roja en sus productos.
Sería interesante que el etiquetado se implantara en la Unión Europea, pero como ya sabemos, la Comisión Europea no se comprometió a su introducción y en su lugar planteo utilizar otro tipo de etiquetado nutricional del que se empezará a hablar en el año 2022, de ello hablábamos aquí. Podéis conocer todos los detalles de la investigación realizada en la Universidad de Gante, a través de este artículo publicado en la revista científica Appetite.