Todavía no se ha empezado a comercializar la denominada carne a base de células o carne de cultivo celular, sin embargo, ya se están realizando avances para intentar mejorar este nuevo alimento. Hoy conocemos una investigación realizada por expertos de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), con la que se ha conseguido desarrollar carne de cultivo celular mejorada genéticamente con nutrientes vegetales, los investigadores han modificado células bovinas para que sean capaces de producir beta-caroteno o provitamina A, un pigmento vegetal, que se encuentra en frutas, hortalizas y verduras.
Los expertos consideran que en un futuro a medio plazo, será posible modificar nutricionalmente la carne producida a partir del cultivo celular para que sea mucho más beneficiosa para la salud. Claro, que esto podría ser un problema, ya que muchas personas no aceptan la modificación genética, si ya es para algunos complicado aceptar consumir una carne que no procede directamente de un animal, más lo será si, además, se trata de un producto fruto de la modificación genética. Es probable que determinadas generaciones acepten de mejor grado este tipo de alimentos mejorados genéticamente, otras no, tal y como se muestra en algunos estudios.
Los investigadores comentan que millones de personas en todo el mundo tienen deficiencia de vitamina A, que la deficiencia nutricional es un problema que afecta especialmente a los niños y que la falta de esta vitamina provoca inmunodeficiencia, ceguera, enfermedades respiratorias, diarrea, etc. Los expertos citan el denominado arroz dorado del que hablábamos en 2009, se trata de una variedad de arroz modificada genéticamente para que produzca más cantidad de betacaroteno, el precursor de la vitamina A, con el propósito de poder proporcionar un alimento de calidad a la población de los países más desfavorecidos.
La mayoría de los países no han aceptado el arroz dorado para el consumo de la población, pero esto no ha desanimado a otros investigadores que han seguido trabajando en el campo de la manipulación genética para desarrollar todo tipo de frutas y verduras que sean mejores a nivel nutricional, recordemos, por ejemplo, estas patatas, o el desarrollo de los denominados plátanos dorados, cuyo contenido en betacaroteno era muy elevado. Hablando del arroz dorado, hay que decir que ha sido objeto de debate a lo largo de dos décadas, en el marco de la seguridad de los alimentos modificados genéticamente, por lo que puede producirse una situación similar con la carne de cultivo modificada genéticamente.
En una nueva vuelta de tuerca, los expertos de la universidad se propusieron investigar si era posible mejorar nutricionalmente la carne producida a partir del cultivo celular, del mismo modo que se han mejorado otros alimentos vegetales. Los investigadores comentan que las empresas de este segmento se han centrado en el aumento de la producción y en lograr que sus productos sean copias perfectas de los productos tradicionales que se pueden encontrar en el mercado, pero no se han centrado en mejorar este tipo de carne a nivel nutricional. Obviamente el ganado vacuno no integra genes capaces de producir betacarotenos, por ello, se diseñaron células bovinas que fueran capaces de producir betacaroteno y otros nutrientes, algo que, según su opinión, beneficia en gran medida a esta floreciente industria y a los futuros consumidores que adquieran la carne cultivada. No se puede manipular genéticamente a un animal para que produzca este tipo de nutrientes, pero si es posible en la denominada carne de laboratorio, lo que abre muchas posibilidades para mejorar la alimentación, así lo creen los expertos.
La investigación ha tenido como objetivo probar el concepto, demostrar que es factible que este tipo de ingeniería nutricional se implemente en la carne de producción celular, de hecho, se comenta que también se pueden diseñar productos cárnicos celulares para que sean terapéuticos, es decir, que integren compuestos que mejoren la absorción de fármacos. A esto hay que sumar que los expertos comentan que la ingeniería genética podría reducir la carcinogenicidad de la carne, recordemos que la OMS y concretamente el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), considera que la carne procesada es un alimento cancerígeno y la carne roja fresca un probable carcinógeno para el ser humano.
Lo cierto es que esta investigación es la punta del iceberg y abre paso a nuevas investigaciones en esta línea, pero, además, los expertos comentan que a pesar de los logros que se puedan obtener, queda mucho trabajo para lograr que los consumidores acepten este tipo de productos cárnicos cultivados mejorados genéticamente. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de la página de la universidad y en este artículo publicado en la revista científica Metabolic Engineering.