Como ya os comentábamos aquí, el 29 de septiembre fue designado como Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, celebración que ahora se desarrolla en medio de la pandemia de COVID-19, enfermedad que según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), ha provocado un despertar a nivel mundial sobre la necesidad de transformar y reequilibrar el modo en el que se producen y consumen los alimentos.
Reducir la pérdida y desperdicio de alimentos es una tarea prioritaria en un mundo donde el hambre aumenta gradualmente, año tras año, no se puede permitir que se pierdan o desperdicien miles de toneladas de alimentos mientras millones de personas pasan hambre. Claro, que a la pérdida y desperdicio de alimentos se asocian otros problemas que agravan la situación, la pérdida de recursos como el agua y la tierra, la liberación de gases de efecto invernadero, el gasto energético, horas de trabajo perdidas innecesariamente, etc.
Por ello, el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos 2020 tiene el cometido de informar sobre estos problemas a los Gobiernos, a las empresas e instituciones y a la población, para que realicen mayores esfuerzos por evitar esta lacra y empiecen a trabajar en diferentes cuestiones, incluida la economía circular, como un sistema eficaz para reducir la pérdida y desperdicio de alimentos. Merece la pena recordar el estudio que concluye que a pesar de que se habla de estos problemas y existe mayor concienciación, no se ponen en marcha medidas realmente eficaces, por eso se considera que el desperdicio alimentario podría incrementarse en unos 2.100 millones de toneladas antes de 2030.
La FAO comenta que alrededor de un 14% de los alimentos que se producen en el mundo se pierden en el recorrido del campo a la mesa, y todos los eslabones de la cadena se asocian a pérdidas en mayor o menor medida. Como comentábamos, el coste de un alimento que se pierde o desperdicia es mucho mayor de lo que parece realmente, por eso hay que poner en marcha un sistema que permita maximizar y aprovechar el uso de los alimentos que producimos. La FAO habla de la introducción de nuevas tecnologías, de todo tipo de soluciones innovadoras, de nuevas formas de trabajo, de prácticas más eficaces en la gestión alimentaria que permitan reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, etc.
El problema requiere la atención de todo el mundo, gobiernos, agricultores, procesadores, cadenas de suministro, consumidores… Deben llevarse a cabo acciones conjuntas y colectivas que permitirán mejorar la seguridad alimentaria, reducir el hambre en el mundo, los residuos y la liberación de gases de efecto invernadero, y preservar el medio ambiente entre otras cuestiones. A continuación, os transcribimos una serie de mensajes clave de la FAO sobre la pérdida y desperdicio de alimentos:
1)- ¡No hay lugar para la pérdida y el desperdicio de alimentos en estos tiempos de crisis! ¡La pandemia de COVID-19 es una llamada de atención para replantear la forma en que producimos, manipulamos y desperdiciamos los alimentos!
2)-Reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos proporciona un medio poderoso para fortalecer nuestros sistemas alimentarios.
3)-La innovación, las tecnologías y la infraestructura son fundamentales para aumentar la eficiencia de los sistemas alimentarios y reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos.
4)-Las intervenciones públicas deben facilitar las inversiones en la reducción de pérdidas y desperdicio de alimentos por parte de actores privados, especialmente en estos momentos crítico.
5)-Es necesario dar forma a modelos comerciales innovadores, con la participación del sector privado, y se necesitan nuevos enfoques para financiarlos, a fin de poder frenar la pérdida y el desperdicio de alimentos.
6)-Todos deberíamos ser ahorradores de alimentos: ¡para las personas, para el planeta!
Desde hace algunos años se habla de este problema y se ha hecho un llamamiento a la acción de forma frecuente, sin embargo, los datos muestran que el problema no se ha tomado en serio, ya que las cifras de pérdida y desperdicio continúan incrementándose cada año, de poco sirve la información si no se tiene en cuenta. En fin, esta primera edición del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, no parece tener el impacto esperado y buena parte de culpa la tiene la pandemia de COVID-19, esperemos que el año que viene el mensaje sea más efectivo y capaz de calar en todos los segmentos poblacionales.
A través de la página de la FAO podréis conocer más detalles de la celebración y conocer todas las soluciones propuestas para abordar el problema.
Foto 2 | James Bowe