La organización de consumidores Foodwatch ha presentado recientemente a los candidatos al Premio a la Mentira Publicitaria más Insolente del Año 2020, premio que se otorga a aquel producto alimenticio que por sus características y en base a los resultados de la votación online en la que participan miles de consumidores, se considera el más fraudulento y descarado.
Como suele ser habitual, se convoca a los consumidores a participar en la votación para designar al ganador del Goldener Windbeutel 2020, y además de la convocatoria, se realiza un llamamiento para que todos participen y aporten su granito de arena en la lucha contra las prácticas fraudulentas y engañosas de la industria alimentaria mediante la lectura de las etiquetas alimentarias y la denuncia de esos productos a través de la plataforma de quejas contra las mentiras publicitarias de los productos alimenticios creada hace un par de años por Foodwatch.
Cada año esta organización explica que mientras la industria alimentaria no actúe de forma honesta y transparente, el Premio a la Mentira Publicitaria más Insolente del Año seguirá realizándose a fin de conseguir que las etiquetas alimentarias sean transparentes y honestas, por lo que podemos deducir que, de momento, la vida de este premio puede ser bastante larga. Anualmente, en la edición alemana de los Goldener Windbeutel se presentan cinco candidatos que se han elegido entre los más de 200 productos denunciados en los últimos 10 meses por los consumidores en la mencionada plataforma, y uno propuesto por Foodwatch.
Hay que destacar que los candidatos son sólo una pequeña representación de las tácticas artimañas de la industria alimentaria, ya que son muchos los productos que de un modo u otro confunden, engañan y defraudan a los consumidores. A continuación, podéis conocer los productos alimenticios nominados al Goldener Windbeutel 2020:
El primer candidato es la leche de vaca ecológica de Arla, producto que integra un sello de garantía medioambiental no avalado, con el que se promete que la leche se ha producido con un 71% menos de emisiones de dióxido de carbono. Claro, que esta información no guarda relación con la leche, sino con la fabricación de su envase Tetra Pak, por otro lado, el envase representa sólo el 2’5% de los gases de efecto invernadero generados, el 97’5% restante se asocia a la producción de la leche. Como sabemos, cada vez más consumidores valoran la etiqueta de la huella del carbono o etiqueta medioambiental, por lo que la publicidad y la información de la marca es un engaño para quienes se preocupan por el medioambiente e intentan adquirir productos más respetuosos y sostenibles.
El segundo candidato es el té Rooibos orgánico (té rojo) de Danone Waters, producto que se nomina por contener tan sólo un 0’26% de infusión de té, el resto es simplemente agua mineral con sabor. Sobre el color rojizo de la bebida, Foodwatch comenta que viene dado por el envase que contribuye a que a primera vista el contenido parezca un té rojo real. La organización alemana explica que la bebida es esencialmente agua y azúcar con un aroma natural, jugo de limón sin especificar y con apenas media cucharadita de té, por lo que se puede decir que es un claro fraude al consumidor. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, algunas empresas alimentarias utilizan cantidades insignificantes de un ingrediente como si fuera el ingrediente predominante, dándole bombo y platillo a través de la publicidad de los envases.
El tercer producto es el queso elaborado con leche de vacas camperas de Hochland, recordemos que se trata de vacas criadas al aire libre, que tienen libertad de movimiento y se alimentan de hierba verde. En el envase del queso aparecen dibujos de dientes de león y ranúnculos, transmitiendo el mensaje de que las vacas consumen productos naturales, sin embargo, las vacas son criadas en los establos, por lo que no disfrutan ni de libertad ni de pastos verdes y frescos. Parece ser que en la letra pequeña del envase se explica que las vacas pueden moverse con libertad en el establo, pudiendo entrar en contacto social con otras vacas y desarrollar un comportamiento natural de manada, es evidente la tomadura de pelo por parte de la empresa a los consumidores.
El cuarto candidato es la barrita energética elaborada con cacahuetes de Mars, producto que se presenta como un snack saludable e ideal para deportistas. La organización de consumidores explica que en realidad se trata de un engaño, especialmente para quienes son deportistas y son conscientes de la importancia de la nutrición, la razón es que las barritas contienen un 50% de grasas y azúcares, por lo que hablar de producto saludable no tiene cabida. Como ya hemos explicado en otras ocasiones, la industria alimentaria abusa del azúcar, de hecho, hasta el 56% de los productos alimentarios de un supermercado contienen azúcares añadidos.
Finalmente, el último producto nominado es la mermelada de fresa de Zentis, que se presenta con un 50% menos de azúcar en comparación con otras mermeladas. Foodwatch explica que la marca ha reducido el contenido de fresas y ha incrementado el de agua, y que a pesar de ser un ingrediente barato, la mermelada cuesta el doble que la variedad convencional de la marca. Esta mermelada con bajo contenido en azúcar, tiene un envase de diseño minimalista y en consonancia con los intereses de los consumidores preocupados por la salud y el medioambiente, este es otro detalle que sirve para incrementar el precio de un alimento que deja mucho que desear.
Este año se le da bombo al bienestar animal, a la reducción del azúcar, a la protección del medioambiente, al carácter saludable de los productos alimenticios… mensajes que buscan captar la atención de quienes quieren tomar decisiones de compra responsables. Lamentablemente son engañados por las empresas que tienen como principal objetivo el beneficio económico. A través de este artículo publicado en la página de Foodwatch, podréis acceder a la votación de los productos y conocer más detalles a través de una ficha descriptiva de cada uno de ellos.