Hoy conocemos una investigación desarrollada por expertos de la Universidad de Exeter y la Universidad de Queensland, en el que se concluye que el microplástico está presente en todo el pescado y el marisco, aunque la verdad es que esto ya se sabía gracias a la gran cantidad de investigaciones realizadas sobre el tema. A diferencia de otros estudios, se ha utilizado un nuevo método capaz de identificar y medir cinco tipos diferentes de microplásticos de forma simultánea, lo que supone un gran avance a la hora de cuantificar cantidad y tipos de material.
En los últimos años hemos hablado en varias ocasiones de la contaminación por microplásticos y nanoplásticos en la biodiversidad de los medios acuáticos, cada estudio que se ha realizado ha aportado nuevos datos que muestran hasta el alcance de esta contaminación que afecta tanto a océanos y mares como a lagos y otros afluentes fluviales. Recordemos que según algunos organismos como la EFSA, se considera poco probable que los microplásticos afecten a la salud de los consumidores, aunque también comenta que existe un gran desconocimiento en el tema y hay que investigar más.
Los expertos comentan que la cantidad y tipo de plásticos varía dependiendo de las especies, pero también entre individuos de la misma especie, explican que se desconocen los riesgos para la salud humana por la ingesta de microplásticos y nanoplásticos, pero esperan que esta nueva investigación ayude a arrojar algo más de luz sobre el tema. En ese sentido, merece la pena retomar la lectura de este estudio del Centro Médico de la Universidad de Utrecht en el que se concluía que microplásticos y nanoplásticos podrían afectar a la salud humana y concretamente a las células inmunes de nuestro organismo, que tenían una tasa de mortalidad más elevada por entrar en contacto con las partículas de plástico.
Volviendo a la investigación australiana, los expertos analizaron la presencia de microplásticos y nanoplásticos con el nuevo método en cinco pescados y mariscos adquiridos en un mercado australiano. Se detectaron 0’04 miligramos/gramo de estos materiales plásticos en los calamares, 0’07 mg/g en los langostinos, 0’1 mg/g en las ostras, 0’3 mg/g en los cangrejos y 2’9 mg/g en las sardinas. Las cifras muestran que las sardinas, sorprendentemente, acumulaban una mayor cantidad de microplásticos y nanoplásticos, por lo que su consumo dispararía la ingesta de estos materiales. Comer una ración de ostras o calamares supondría la ingesta de 0,7 mg de plástico, mientras una ración de sardinas aportaría al organismo hasta 30 miligramos de estos materiales.
El nuevo método que se ha utilizado es la Pirolisis con Cromatografía de Gases y Espectrometría de Masas, con él se han podido identificar simultáneamente los siguientes materiales: poliestireno, polietileno, cloruro de polivinilo, polipropileno y metacrilato de metilo. Estos elementos se utilizan comúnmente en envases de plástico y textiles sintéticos, y se suelen encontrar frecuentemente entre la basura marina. De los análisis se desprende que el cloruro de polivinilo (PVC) estaba presente en todas las muestras, mientras que el polietileno, uno de los plásticos más comunes debido a su reducido precio y simplicidad en la fabricación, fue el material con una concentración más elevada en las muestras analizadas.
Los investigadores explican que nanoplásticos y microplásticos son materiales devorados por criaturas marinas de todo tipo, desde pequeñas larvas y organismos planctónicos hasta grandes mamíferos, recordemos que una investigación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos determinaba que los peces en estado larval consumen partículas de microplástico, algo que podría afectar a su desarrollo y supervivencia, siendo otro riesgo añadido a los existentes que amenazan la biodiversidad marina.
Como decíamos, el avance en este trabajo es el uso del nuevo método que supone un paso hacia la definición de los niveles de microplásticos que pueden considerarse dañinos, así como la evaluación de los posibles riesgos por ingerir microplásticos en los alimentos. Dado que los expertos comentan que la cantidad de estos materiales plásticos varía entre individuos de la misma especie, sería interesante realizar el mismo análisis, pero en diferentes zonas del mundo, seguro que los resultados sorprenderían.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Exeter, y en este otro (Pdf) publicado en la revista científica Environmental Science & Technology.