Quizá hace unos dieciocho o veinte años que el crujiente de parmesano, así como de cualquier otro queso, se convirtió en un elemento muy recurrido para incorporar a los platos una textura crujiente que contraste con el resto de ingredientes, además de un sabor lácteo intenso y potente y, de paso, un elemento decorativo, algo que puede resultar curioso porque lo mismo se hacen crujientes de queso con una forma definida, como una teja, que se hacen trozos amorfos y quedan igualmente estéticos en la presentación.
De todas formas, nos consta que hay personas que desconocen qué es un crujiente de parmesano y, claro, si no saben qué es, tampoco saben cómo hacerlo, así que os lo vamos a explicar y veréis que es muy fácil, que hay distintas técnicas para hacer un crujiente de parmesano y que se pueden hacer muchas variantes, es decir, incorporando distintos ingredientes, normalmente hierbas aromáticas y especias, pero también se pueden añadir semillas, frutos secos, frutas deshidratadas, pan rallado…
Pero lo que más os gustará es lo rico que está el crujiente de queso y como es un elemento muy versátil a la hora de incorporarlo a un plato, podréis saborearlo en cremas, purés, sopas frías, ensaladas, ensaladillas, pasta, carne… Como ya os hemos explicado, se puede hacer crujiente con distintos quesos, aunque quizá el de parmesano sea el más popular, se puede elegir un grana padano, un manchego… se suelen elegir quesos bastante curados por su sabor y porque quedan muy crujientes, pero nosotros también lo hacemos con quesos más tiernos, como el emmental.
Cómo hacer un crujiente de queso
Podemos hacer crujiente de parmesano o crujiente de queso en el horno, en el microondas o en una sartén. El sistema más rápido y limpio es en el microondas, pero también es muy rápido y fácil de controlar si se hace en la sartén, y conviene contar con una buena sartén antiadherente. El método para hacer el crujiente de queso en el horno es más lento y tiene un mayor gasto energético, por lo que sólo lo recomendaríamos en el caso de que se esté haciendo alguna comida en el horno para aprovechar su calor.
Dicho sea de paso que podemos hacer un crujiente de queso con la forma que deseemos, incluso haciendo una cestita o un cilindro que sirva como ‘cuenco’ o como soporte comestible para una elaboración culinaria. En cualquier caso, conviene hacer una capa fina de queso para que se deshidrate bien y de forma homogénea y quede un crujiente fino y muy agradable a la hora de romper al morder y masticarlo.
En su momento ya os enseñamos cómo hacer una cesta crujiente de queso en la sartén, podéis recordarlo pulsando aquí, y también podréis ver un vídeo. Pues el sistema es el mismo para hacer una teja o cualquier otra forma de queso crujiente. En primer lugar hay que calentar bien la sartén antiadherente, y no hay que añadir aceite ni ninguna otra grasa, porque el queso ya tiene suficiente grasa, y más cuanto más curado sea, e impedirá que el queso fundido y deshidratado quede pegado.
Entonces se pone el queso en la sartén haciendo una capa fina y homogénea, la temperatura del fuego conviene que sea media-baja, para un mejor control de la preparación, y no correr el riesgo de que el queso se tueste demasiado. ¿Cómo tiene que estar el queso? Pues lo normal es utilizar queso rallado y si es recién rallado mucho mejor, pues conserva todo su sabor y está más sabroso, pero también hay la posibilidad de hacer un crujiente de queso partiendo de una loncha muy fina, de todos modos, os recomendamos la primera opción.
Una vez que el queso se ha fundido en la sartén, empezará a deshidratarse y a coger un poco de color, cada uno podrá decidir cuán tostado desea su crujiente de queso, pero mejor no excederese, aunque si se hace en sartén suele quedar más tostado que si se hace en el microondas. Es importante saber que no hay que esperar a que se ponga crujiente en la sartén, se retira cuando está fundido y un poco dorado y se deja enfriar, entonces, una vez frío, estará crujiente.
Y es en el momento en el que se retira de la sartén cuando se da la forma al crujiente de queso que se desee, para hacer una cesta se puede colocar sobre el culo de un vaso boca abajo, para hacer una teja o medio cilindro se puede colocar sobre un rodillo o una botella tumbada, si se le quiere dar forma de disco perfecto, se coloca sobre una rejilla y si se desea, antes de que se enfríe se puede cortar con un cortapastas.
En fin, el crujiente de queso nació para quedarse en la cocina y dar mucho juego en los emplatados. Ahora ya sabéis cómo hacerlo en la sartén y si queréis que os expliquemos cómo hacer crujiente de queso en el microondas paso a paso (quizá os resulta más fácil), sólo tenéis que decirlo en los comentarios, de todos modos, también lo explicamos en esta receta. Os leemos.