Hace unos días podíamos saber que varias organizaciones no gubernamentales enviaban una carta a cuatro comisarios de la Comisión Europea, solicitando que en la Estrategia del Campo a la Mesa (Farm to Fork Strategy) de la CE enmarcada en el Pacto Verde Europeo (The European Green Deal), abordase el tema de la carne y los productos lácteos. Las organizaciones comentaban que estos alimentos tienen un gran impacto ambiental, que son promotores del cambio climático y que era necesario hablar sobre objetivos de reducción.
Estas organizaciones no comprenden que en una estrategia que supuestamente persigue un sistema alimentario respetuoso y sostenible, se obvien estos productos alimenticios, lo que resulta desconcertante. Pues bien, la ‘Estrategia del Campo a la Mesa’ se basará en varios objetivos clave (algunos a largo plazo), pero el tema de la reducción de la producción de carne y lácteos no está entre ellos, en su lugar se plantea el uso de aditivos innovadores en piensos para la ganadería a fin de reducir la huella de carbono.
De algunos de los objetivos ya hablábamos en el post “Pacto Verde Europeo: Estrategia del Campo a la Mesa”, pero hoy conocemos tres más propuestos por la CE en su nueva y emblemática política alimentaria, la reducción del uso de los antibióticos en los animales de granja, el aumento de la superficie de tierra destinada a la agricultura ecológica, y frenar y revertir la obesidad. La estrategia Farm to Fork Strategy que se publicará a finales del presente mes, se centrará en las prácticas agrícolas para que sean más sostenibles y se incluirá una nueva política alimentaria integrada que tenga la cadena de suministro completa.
Los objetivos principales de la estrategia se respaldan con otros objetivos que muestran cuál será la línea de trabajo, el primer objetivo es la reducción del uso de los pesticidas químicos sintéticos en un porcentaje aún no definido, sólo se apunta que se tratará de un objetivo obligatorio respaldado por la legislación, lo que implica que se deberán revisar las actuales leyes comunitarias sobre el tema, incluido el riesgo establecido en virtud de la Directiva de uso sostenible de los pesticidas y plaguicidas (Directiva 2009/128/CE). Aunque, claro, según el Tribunal de Cuentas Europeo, los actuales indicadores de riesgo no son los adecuados, ya que no tienen en cuenta dónde y cuándo se utilizan estos productos fitosanitarios.
El aumento de superficie de tierra para el cultivo ecológico es el segundo objetivo y se habla de lograr su culminación mediante una combinación de medidas, incluida la promoción de la demanda de alimentos ecológicos. Se establece un plan de cinco años en el que se incluye el apoyo a los agricultores que se inicien en la agricultura ecológica, así como medidas que ayuden a quienes ya trabajan en este sector, aunque no se especifican. Además de promover la agricultura ecológica, se plantea que la CE apoye prácticas sostenibles como la agricultura de precisión, la agroecología y la agroforestería o agrosilvicultura.
El tercer y cuarto objetivo son la reducción del uso de antibióticos para los animales de granja y la reducción del uso de fertilizantes. En este sentido, se apunta que la Política Agrícola Común de la UE (PAC) desempeñará un papel en su cumplimiento, recordemos que la PAC gestiona las subvenciones que se otorgan a los agricultores y ganaderos de la Unión Europea. El quinto objetivo tiene como cometido revertir el aumento del índice de sobrepeso y obesidad para 2030, se asegura que la dieta de la población no es acorde a las recomendaciones de salud, por otro lado, las cadenas de alimentación no siempre favorecen los productos alimenticios más saludables.
Por ello, se presentará una propuesta legislativa para armonizar el etiquetado nutricional, en las etiquetas se establecerán los perfiles nutricionales para limitar el uso de las declaraciones nutricionales y de las propiedades saludables en alimentos con alto contenido de grasa, azúcar y sal, recordemos que la CE ha estado evitando publicar los perfiles nutricionales durante más de 10 años y en su lugar puso en marcha una evaluación REFIT, para determinar si todavía es necesario crearlos.
Otro de los objetivos es reducir la huella del carbono, la contaminación del agua y las emisiones de carbono asociadas a la ganadería, pero no reduciendo la producción o promoviendo el menor consumo de alimentos derivados de los animales, sino con la promoción del uso de aditivos innovadores para los piensos. Parece que se sigue obviando que en un sistema alimentario respetuoso y sostenible es necesario reducir el consumo de alimentos de origen animal, de este modo seguramente se podrá seguir financiando la publicidad por parte de la UE para promocionar el consumo de carne. De nada sirven todos los estudios que apuntan la necesidad de reducir la ganadería intensiva, en favor de la salud y el medio ambiente.
En cambio, la CE quiere promocionar la producción y uso de nuevas fuentes sostenibles de proteínas, como las que se pueden obtener de algas o de insectos. Según explican aquí, también se trata el tema del desperdicio alimentario en la UE, se comenta que se llevarán a cabo nuevos estudios para comprender mejor el alcance de la pérdida de alimentos en los puntos de producción (¿más aún?), además, se plantea investigar el impacto de los estándares de comercialización, y el uso de la fecha de consumo preferente y fecha de caducidad. Estas últimas medidas parecen una tomadura de pelo, se han realizado muchos estudios y, por lo visto, ninguno sirve, ahora más estudios para ir retrasando la aplicación de soluciones.