Según un informe de la Organización Europea de Consumidores (BEUC), cada vez se controlan menos los alimentos en Europa, se trata de una tendencia preocupante que pone en riesgo la seguridad alimentaria y el aumento del fraude. La organización de consumidores explica que el número de controles alimentarios y los recursos económicos que se asignan para llevarlos a cabo, se están reduciendo incluso en aquellos productos que tienen mayor riesgo de causar una toxiinfección alimentaria, como los huevos, la carne y los lácteos.
BEUC comenta que los consumidores se preguntan si los gobiernos de los países miembros de la UE se aseguran de que las empresas cumplen la legislación y si disponen de medios para hacerlo, pregunta que surge a raíz de los continuos escándalos alimentarios que aparecen en los medios de comunicación. La desconfianza de los consumidores en los productos alimenticios, perjudica en última instancia a las empresas y la economía en general, por lo que se debería enfatizar en los controles e inspecciones.
Curiosamente y contrariamente al informe de BEUC, la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea), con motivo de la celebración del Día Mundial de la Seguridad Alimentaria 2019, llevó a cabo una encuesta de cuyos resultados se podía deducir que la seguridad alimentaria preocupa poco a los consumidores europeos, de ello hablábamos aquí. Pero lo cierto es que los escándalos alimentarios demuestran las debilidades de la legislación alimentaria de la UE, algo que se desprendía del informe titulado ‘Cómo falla la legislación de la UE a la hora de proteger a los consumidores de los escándalos de alimentos’, elaborado por Foodwatch.
Que a los consumidores les importe o no la seguridad alimentaria, no exime a los gobiernos comunitarios y a la propia UE de ser vigilantes y llevar a cabo los controles oportunos, así como poner en marcha las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los alimentos que se consumen. Algo que nos sorprendió en su momento fueron las declaraciones del director ejecutivo de la EFSA sobre la encuesta antes mencionada, indicando que era tranquilizador ver que a los europeos no les preocupaba demasiado la comida en sus platos, gracias a los avances científicos y tecnológicos que han ayudado a elevar los estándares de seguridad alimentaria y las prácticas higiénicas, aunque como ya comentamos, es posible que la ignorancia fuera otro factor a tener en cuenta.
BEUC explica que pronto entrarán en vigor nuevas reglas de la UE para armonizar la información de los Estados miembros sobre los controles alimentarios, se trata de reglas que harán que sea más fácil comparar la labor que llevan a cabo los países y detectar aquellos que no se toman en serio los controles e inspecciones alimentarias que se deben llevar a cabo. Nos encontramos en un mercado único donde los alimentos pueden cruzar varias fronteras hasta llegar a nuestra mesa, esto obliga a eliminar las debilidades de los sistemas de control, algo que reduce el riesgo de fraude e intoxicaciones alimentarias.
En el informe de BEUC se analizan los datos sobre los controles alimentarios oficiales que se han realizado en 12 países (Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Irlanda, Países Bajos, Polonia, España y Reino Unido), las principales conclusiones que se han obtenido del análisis son, lo comentado al principio, que se están destinando menos recursos humanos y económicos al control de los alimentos, que algunos países manifiestan que carecen de recursos para poder llevar a cabo las tareas de control, y que se está reduciendo el número de controles en aquellos alimentos más susceptibles de provocar problemas de salud.
También se destaca que los informes sobre los controles de seguridad alimentaria de los países miembros son irregulares, siendo difícil realizar comparativas, que los Estados de la UE dan poca o ninguna prioridad a los controles del etiquetado y, finalmente, que pocos países deciden publicar los resultados de las inspecciones que realizan, así como informar a los consumidores sobre normas de higiene de los establecimientos dedicados a la alimentación. En definitiva, el panorama que presenta BEUC es algo lamentable y da que pensar, os recomendamos acceder al informe y conocer con detalle las conclusiones obtenidas por la Organización Europea de Consumidores.