La multinacional británica dedicada al comercio minorista Marks & Spencer, ha recibido numerosas críticas por comercializar ajos pelados en envases de plástico, lo que inevitablemente aumenta el volumen de desperdicio plástico, pero eso no es todo, los ajos se asocian a una gran cantidad de emisiones dióxido de carbono (un importante gas de efecto invernadero), ya que se trata de ajos cultivados en China, que se envían a Reino Unido y después se comercializan en Bélgica en el formato mencionado.
Los ajos son importados desde China, por lo que recorren más de 7.700 kilómetros de distancia, se procesan mínimamente y posteriormente son enviados a Bélgica recorriendo otros 948 kilómetros más, para comercializarse a un precio de una libra (1’13 euros) por pack de 50 gramos, lo que aumenta aún más su huella de carbono. Teniendo en cuenta que Marks & Spencer se comprometió recientemente a reducir el uso de plásticos totalmente para el año 2025, así como a reducir de forma significativa su huella de carbono, el comercio de los ajos pelados de China ha indignado a organizaciones ambientalistas como Greenpeace.
Esto nos recuerda a un procedimiento que aprobó la FDA en Estados Unidos (Agencia de Medicamentos y Alimentación) en el año 2014, que permitía el envío de pollos desde el país a China para ser procesados y posteriormente devueltos a Estados Unidos. Esto suponía un excesivo sobrecoste energético, un incremento significativo del volumen de gases contaminantes y la pérdida de empleos, pero a pesar de todo el proceso, suponía una mayor rentabilidad para los empresarios, que no les importaba los daños medioambientales y sociales que esta práctica.
Greenpeace denuncia que los kilómetros que realizan los ajos son innecesarios, igual que el envasado en plástico desechable, explica que los ajos se pueden cultivar perfectamente en el Reino Unido y es algo que claramente se debe comercializar en su envase natural. Como ya hemos comentado en varias ocasiones en relación a la comercialización de productos pelados, como diferentes frutas (recordemos las naranjas peladas de Whole Foods), el mejor envase es la propia cascara o piel del producto).
Para la mayoría, no tiene sentido la importación de ajos de China para después comercializarlos en Bélgica y en envases de plástico desechable, pero como en el caso del ejemplo estadounidense mencionado, se hace porque resulta mucho más rentable que cultivar ajos en el propio país. Muchas empresas tienen como principal objetivo el beneficio económico y terminan dejando a un lado los compromisos ambientales que adquieren, aunque seguro que después del escándalo y para que la imagen de la marca no se vea más degradada, es posible que Marks & Spencer termine abandonando la práctica. El año pasado el minorista comercializó 25.000 toneladas de envases de plástico desechable, teniendo en cuenta que ha adquirido una serie de compromisos, esta nueva acción con los ajos de China les pone en entredicho.
Como decíamos, Marks & Spencer comercializa a 1 euro los 50 gramos de ajo pelado en un envase de plástico desechable, mientras que adquirir una cabeza de ajos sin pelar en sus lineales cuestsa un 50% menos. Los ajos de la discordia se cultivan en China, se pelan y son congelados antes de proceder a su importación, según los expertos podrían tardar hasta dos años en comercializarse en los lineales de los supermercados, lo que muestra que, además de ser ajo chino (que es de peor calidad), ni siquiera es fresco. Será cuestión de que se informe a los consumidores de Bélgica.
Marks & Spencer informó que no obtenía beneficios significativos de este negocio, por lo que no tendría sentido seguir con él, pero se ha descubierto que en China se comercializan 1.000 kilos de ajo pelado a un precio de 475 libras (536 euros), lo que supone obtener unos enormes beneficios. Los responsables de Amigos de la Tierra han manifestado su indignación por este tipo de prácticas que tienen graves consecuencias para las personas y para el medio ambiente, no se comprende cómo los consumidores pueden adquirir este tipo de ajo sin cuestionar todo lo que hay detrás del producto, lo hace el desconocimiento. Organizaciones como The Garlic Farm comentan que cuanto más local es el ajo que se consume, más fresco será y, por tanto, ofrecerá mucho más sabor. Como con todo.
Según leemos aquí, la cadena de supermercados comenta que es un producto que se ha popularizado entre sus clientes ya que surge de su demanda, si esto es así, hay que realizar campañas más agresivas para mostrar al consumidor lo que están comprando realmente y el impacto que provoca en las personas y en el medioambiente. En fin, seguro que no tardaremos en conocer nuevas noticias sobre el tema, ya veremos si Marks & Spencer abandona esta línea de negocio o ignora las críticas y sigue con ella.
Foto | Juantiagues