Desde el año 1991, la Unión Europea cuenta con un sistema de control que regula y supervisa la producción, el procesamiento, la distribución y la importación de productos ecológicos, con ello se pretende ofrecer a los consumidores confianza y tranquilidad, sabiendo que estas reglas se aplican en cada una de las etapas de la cadena alimentaria. Pues bien, hoy conocemos un informe elaborado por el Tribunal de Auditores Europeo en el que se concluye que el control de la agricultura ecológica ha mejorado en la UE, pero apunta que todavía quedan temas por solucionar.
Según el documento, es necesario realizar mayores esfuerzos para prevenir el fraude alimentario del sector y que se cumplan las normas establecidas para los alimentos ecológicos, determinando que la trazabilidad es lo que más falla y lo que está causando continuamente problemas en los productos ecológicos certificados con etiqueta ecológica. Recordemos que en el año 2017, la Oficina Europea de Policía advertía sobre las certificaciones fraudulentas de los productos alimenticios, como la certificación ecológica o la Indicación Geográfica Protegida, problemas muy importantes para la industria alimentaria y para el consumidor, que debían solucionarse cuanto antes.
En el año 2012 el Tribunal de Auditores Europeo realizó un informe especial sobre este tema, destacando que el sistema de control había mejorado, aunque según la agencia que realiza el estudio, no se llega a la misma conclusión. En aquel entonces se destacaba que las recomendaciones que este organismo había proporcionado se habían implementado a nivel general, pero se mantenían algunos problemas y desafíos. Tras la auditoría realizada en 2012 y las recomendaciones proporcionadas, el tribunal ha hecho un seguimiento, encontrando nuevos problemas con el control del sistema de agricultura ecológica.
Determinar si un producto es ecológico no es algo exacto, por lo que todo el sector depende completamente de los controles sistemáticos, medida que se ha mejorado en los últimos seis años, pero que siguen siendo difíciles de regular en todos los estados miembros y en todas las etapas de la producción ecológica. En las diversas etapas de la cadena de suministro, los operadores cuentan con sus propios procedimientos, desde controles sencillos a procesos complejos. En ambos casos son medidas esenciales para garantizar que los productos etiquetados como ecológicos y que incluyen el logotipo de la UE se ajustan de forma veraz a la normativa.
La Unión Europea ha establecido un sistema de control en el que intervienen organismos que llevan a cabo una serie de controles de los distintos operadores, inspecciones físicas de las instalaciones de producción o transformación, verificación de la contabilidad, recogida de muestras de los productos en todas sus etapas de producción para controlar que no se han utilizado sustancias prohibidas… Estos sistemas de control son aplicados a los productos de la UE, pero no son los mismos que se aplican a los importados. Recordemos que al respecto, en el año 2017 se presentó un nuevo certificado electrónico para productos ecológicos importados, sistema con el que, en teoría, se mejoraría la trazabilidad, por lo que se podría reaccionar antes ante una alerta alimentaria, así como agilizar los procesos administrativos y reducir el riesgo de fraude, entre otras cuestiones.
El caso es que la trazabilidad es fundamental para poder garantizar la agricultura ecológica, y se ha de trabajar más para poder garantizar que el 100% de todos los productos cuentan con un sistema correcto de trazabilidad, medida importante para poder hacer frente a los fraudes que se cometen en el sector. Resulta que los alimentos ecológicos se comercializan a precios que en algunos casos son un 150% más caros que sus homónimos convencionales, esta diferencia es lo que impulsa el aumento de la producción, algo que está relacionado con la creciente demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores, pero también es la causa de que aumente el fraude.
El Tribunal de Auditores Europeo recomienda subsanar las insuficiencias pendientes en los sistemas de control y en los informes de los Estados miembros, mejorar la supervisión de las importaciones mediante una mejor cooperación (esto demuestra, en cierto modo, que el certificado electrónico para productos ecológicos importados no termina de funcionar), realizar controles de trazabilidad más completos y, para ello, se cuenta con la aplicación de medidas como un sistema de certificación electrónica para el mercado interior que se integrará en el futuro sistema de gestión de la información sobre los controles oficiales, con esto se pretende mejorar la accesibilidad transfronteriza a los datos de los certificados ecológicos.
Merece la pena retomar la lectura del informe elaborado por Foodwatch el año pasado, en el que se apuntaba que los escándalos alimentarios demuestran las debilidades de la legislación alimentaria de la UE, destacando los fallos de la trazabilidad en la cadena alimentaria. Sobre las recomendaciones que se han realizado, hay que decir que la Comisión Europea las ha aceptado, pero ya sabemos como funciona este organismo, veremos si da prioridad al tema y cuánto tarda en aplicar las medidas para mejorar el control de la agricultura ecológica y el mercado en general.
A través de este documento (Pdf) podréis conocer todos los detalles del informe elaborado por el Tribunal de Auditores Europeo (ECA).
Foto | David Stewart
