En los últimos años hemos conocido varias iniciativas para aprovechar los residuos alimentarios, la última la conocíamos hace unos días, nos referimos al Proyecto Agrimax, iniciativa que tiene el objetivo de convertir los residuos de los alimentos y los cultivos en nuevos productos de alto valor, acercando la producción a un modelo de economía sostenible y circular.
Hoy conocemos un proyecto que fue presentado el año pasado por dos empresarios de los Países Bajos, su cometido es reducir los residuos alimentarios utilizándolos como materia prima adaptada a la impresión 3D y convertirlos en Snacks en 3D. Elzelinde van Doleweerd y Vita Broeken creadores de la empresa Upprinting Food, comentan que la impresión 3D abre nuevas posibilidades, ya que se otorga a estos residuos una nueva apariencia, nuevas texturas, sabores, mayor vida útil, etc., por lo que se logra crear un nuevo valor para unos productos que habrían terminado en la basura.
El material utilizado para la impresión 3D está compuesto por algo más de un 75% de residuos alimentarios, el resto son ingredientes como las hierbas, las especias y otros productos que condimentan y dan sabor. La empresa comenta que se centra en la colaboración con restaurantes de alta gama a fin de que puedan reutilizar sus residuos alimentarios para crear una experiencia gastronómica única. Claro, que esta es sólo una línea de trabajo, los dos empresarios están explorando nuevas formas de utilizar los desperdicios haciendo uso de la tecnología de impresión 3D.
En el vídeo que podéis ver a continuación, se realiza una presentación de la empresa, podéis ver las materias primas o residuos que se pueden generar en el restaurante, pan, fruta, verdura, etc., y cómo estos productos se transforman en creaciones 3D que después pasan a ser cocidas en el horno para otorgarles una textura crujiente y mayor vida útil. Por cierto, sobre la creación de alimentos 3D para la restauración ya hemos hablado anteriormente, recordemos que en 2016 la empresa Food Ink presentó el primer restaurante pop-up de impresión 3D del mundo, aunque en este caso la materia prima que se utilizó para la comida 3D no eran residuos alimentarios.
De todos modos, merece la pena recordar que el año pasado conocíamos este estudio con el que se pretendía saber cómo percibían los consumidores los alimentos impresos en 3D, los resultados mostraban que suscitaban recelo y temor, por lo que quizá este nuevo formato no tenga la aceptación esperada, aunque también es verdad que se está produciendo un cambio importante en la percepción que se tiene de los residuos alimentarios, ya veremos qué ocurre.
Podéis conocer más detalles de la empresa, sus fundadores, el trabajo que desarrollan y ejemplos de las creaciones en 3D a través de este enlace a su página oficial.