La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha elaborado varias infografías en relación al desperdicio de alimentos, señalando las razones que lo provocan, por ejemplo, los residuos que se generan en la cosecha, la recogida y procesamiento de los alimentos, el envasado, el transporte y los sistemas de distribución, la falta de instalaciones para la conservación de los productos, las cuestiones legislativas y los estándares de mercado, etc. Lo cierto es que son muchas las causas que provocan que se desperdicie comida.
Una de las últimas infografías publicadas por esta organización sobre esta cuestión nos proporciona información de los hechos sobre la pérdida y desperdicio de alimentos, concretamente sobre las pérdidas y desperdicios cuantitativos a nivel mundial en cada grupo alimentario. Según los datos y como ya se sabe, lo que más se desperdicia son frutas y vegetales, nada menos que un 45% de la producción se desperdicia cada año. Merece la pena recordar el estudio elaborado por la Universidad de Edimburgo (Escocia) hace unos meses, en el que se concluía que en Europa cada año se desechan más de 50 millones de toneladas de frutas y verduras.
El pasado mes de septiembre nos hacíamos eco de una noticia que indignaba a más de un consumidor, en Holanda un agricultor decidió tirar 200.000 kilos de pimientos por no cumplir con los estándares de mercado, eran pimientos con pequeñas heridas y quemaduras causadas por el calor del verano, pero perfectamente comestibles. El agricultor comentaba que al no poder clasificarse como Categoría 2 según la legislación de la CE donde se enmarcan frutas y verduras que tienen determinadas taras y malformaciones, decidió utilizarlos como compost para evitar la caída de los precios si los hubiera incluido en la producción total. Esto nos puede dar una idea de la dimensión del problema y por qué es tan urgente que la UE deba realizar una profunda modificación de la legislación.
Con raíces y tubérculos pasa prácticamente lo mismo, hasta un 45% de estos alimentos se pierden o se tiran, según la infografía, en América del Norte y Oceanía, sólo en la etapa de consumo se llegan a desperdiciar cada año 5.814.000 toneladas de estos alimentos. Quizá sería interesante tener en cuenta soluciones como la propuesta por investigadores del Departamento de Ciencias de los Alimentos de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), indicando que si se limpian tubérculos y otras hortalizas con agua caliente y aceites esenciales, se podría ampliar la vida útil de estos alimentos en dos semanas, claro, que esto sería solo parte para la solución del problema.
En tercer lugar aparecen pescados y mariscos con un desperdicio cuantificado en un 35%, según la organización, el 8% de las capturas a nivel mundial son tiradas por la borda de los barcos, en la mayoría de casos los ejemplares están muy heridos, moribundos o muertos, si a esto sumamos todo el desperdicio que se produce en cada eslabón de la cadena, la cifra total puede abrumarnos. Recordemos que en Estados Unidos y según este estudio de la Universidad Johns Hopkins, casi la mitad del marisco comestible que se captura se desperdicia, algo que no tiene sentido, sobre todo por los problemas de la disponibilidad de pescado y marisco debido a la sobrepesca.
En cuarto lugar, según la FAO, el producto que más se desperdicia son los cereales con un 30% de la producción. Según esta organización, en los países industrializados los consumidores tiran 286 millones de toneladas de productos con base de cereales. Si añadidos el desperdicio que se produce en los distintos eslabones de la cadena alimentaria, el porcentaje posiblemente es mucho mayor. En este sentido, habría sido interesante que la FAO hubiera elaborado una infografía más detallada con la suma total aproximada del desperdicio que se realiza por cada grupo de alimentos.
En quinto, sexto y séptimo lugar se cuantifican con un 20% de desperdicio los lácteos, la carne, los aceites y las legumbres. Sobre los lácteos, la FAO destaca que sólo en Europa se desperdician o se pierden cada año 29 millones de toneladas de productos. En el caso de la carne, se señala que hasta un 20% de la producción mundial se pierde o desperdicia, en el caso de aceites y legumbres, este desperdicio a nivel global se cuantifica en un 22%. El desperdicio alimentario es enorme, como ya ha comentado en otras ocasiones la organización, si se lograra recuperar sólo la mitad de los alimentos que se pierden o desperdician en el mundo, se podría alimentar a la población mundial y hacer frente a uno de los desafíos más urgentes del desarrollo, el hambre que sufren millones de personas.
Además del desperdicio alimentario, hay que añadir la pérdida y despilfarro de recursos asociados, mano de obra, tierra de cultivo empleada, agua, energía, tiempo, etc. A esto hay que sumar la gran cantidad de gases de efecto invernadero que se están generando innecesariamente y que contribuyen al calentamiento del planeta y al cambio climático. El desperdicio de alimentos es un problema cuya envergadura es mayor de lo que podamos imaginar y a pesar de todo ello, en su resolución se avanza muy lentamente. Recordemos que a principios del año 2017, un informe del Tribunal de Cuentas europeo daba un buen tirón de orejas a la Comisión Europea por hacer poco para reducir el desperdicio alimentario, tirón por el que la CE empezó a trabajar un poco más en serio para abordar el problema.
Podéis conocer más detalles sobre el desperdicio alimentario, iniciativas para hacerle frente, así como otras informaciones relevantes, a través de la página oficial de la FAO.