Hoy conocemos los resultados de una encuesta elaborada por Royal DSM, multinacional holandesa que trabaja como proveedor de ingredientes en el campo de la salud y la nutrición, en la que se concluye que sólo el 22% de los consumidores ha oído hablar de la acrilamida. Como ya hemos explicado anteriormente, la acrilamida es un compuesto que se forma a partir de la cocción de alimentos que contienen asparagina y azúcares reductores, a una temperatura superior a 120º C., posteriormente, al ser ingerida se metaboliza en el hígado convirtiéndose en glicidamida, una sustancia altamente cancerígena según las conclusiones de varios estudios independientes y de la EFSA.
Dado el riesgo que supone el consumo de esta sustancia para el organismo, y que se puede encontrar en productos como las patatas chips, el café instantáneo, el pan o algunas variedades de galletas, entre otros, en 2017 la Unión Europea votó un nuevo reglamento para reducir la presencia de acrilamida en los alimentos, reglamento que entró en vigor el pasado mes de abril estableciendo los valores de referencia más bajos en las categorías de productos como los antes mencionados. Desde el pasado mes de abril, las empresas alimentarias deben proporcionar pruebas de que han tomado las medidas oportunas para reducir la presencia de acrilamida en sus productos.
El caso es que, aunque se ha hablado bastante de este compuesto y en la red se puede encontrar mucha información sobre él, sólo un pequeño porcentaje de consumidores ha oído hablar de la acrilamida. De ellos, un 70% está preocupado por las implicaciones para la salud de su consumo. La encuesta se realizó a 2.000 consumidores adultos procedentes de Francia, Estados Unidos, Alemania y Reino Unido, existiendo diferencias por países, por ejemplo, en Alemania, más de la mitad de los encuestados (54%) declararon haber oído hablar de la acrilamida, en qué productos alimenticios se forma y cómo se forma, pero el porcentaje se reduce a sólo el 12% en los tres países restantes.
La mayoría de los consumidores que están informados sobre la acrilamida (64%) han tomado medidas para reducir su ingesta, como realizar cocciones a menos de 120 grados centígrados, reducir la cantidad de alimentos que contienen asparagina y azúcares reductores, seguir una dieta equilibrada y variada con cocciones más saludables (por ejemplo, al vapor), etc. Según los resultados de la encuesta, la mitad de los participantes considera que la responsabilidad de los niveles de acrilamida en los productos que adquieren recae en las empresas alimentarias, un 28% considera que las agencias reguladoras son las que deberían asumir la responsabilidad.
DSM considera que los consumidores podrían estar cada vez más preocupados por la presencia de acrilamida en algunos de los alimentos que consumen, la razón es que se trata de un tema que cada vez llama más la atención gracias a la difusión que están realizando los medios de comunicación. A esto hay que sumar los estudios que se han realizado sobre el tema y la actividad regulatoria que se ha llevado a cabo en los últimos años, pero hay que tener en cuenta que esta actividad es fruto de los estudios independientes que alertaban sobre la acrilamida. Se puede citar como ejemplo el estudio publicado por investigadores de la TUM (Universidad Técnica de Munich, Alemania) en el año 2008, alertando de la presencia de este compuesto en las patatas fritas, de ello hablábamos aquí.
A la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) tardó bastante en reconocer que la acrilamida es un compuesto cancerígeno y genotóxico, con capacidad de causar daño al ADN y a diversos componentes celulares, pero mucho más le ha costado a la Unión Europea, ya que ha tardado algo más de tres años en tomar medidas después de conocer el informe de la EFSA. Es evidente que una vez que los consumidores están informados sobre los riesgos de este compuesto, piden que las empresas y los reguladores tomen las medidas oportunas para limitar el máximo posible su nivel.
En este sentido, Royal DSM comenta que los fabricantes de alimentos que actúan rápidamente para reducir la acrilamida en sus productos se enfrentan al desafío de ofrecer nuevas versiones con un limitado contenido en acrilamida, pero manteniendo la misma textura y sabor, citan algunas empresas que han logrado reducir hasta en un 95% su contenido. DSM aprovecha para hacer publicidad de unos productos que comercializa para prevenir la formación de acrilamida, de ahí el posible motivo de la encuesta. Al margen de esta cuestión, es interesante comprobar que una gran mayoría de consumidores siguen obviando cuestiones relacionadas con la alimentación que pueden afectar a su salud, no se preocupan por saber y parece que tampoco quieren tener más detalles sobre los riesgos de la acrilamida u otros compuestos.
Podéis conocer los resultados del estudio a través de este artículo publicado en la página oficial de Royal DMS.
Foto 1| Kate Ter Haar