En el año 2015 la Comisión Europea planteaba aumentar la tasa de mercurio permitida en el pescado al doble de lo que actualmente se permitía en la Unión Europea, la razón de este cambio era un interés comercial, ya que con ello se facilitaría el comercio reduciendo del 50% al 14’5%, el número de capturas que no se pueden comercializar por sobrepasar el nivel máximo permitido de metilmercurio. Como ya comentábamos entonces, con esta medida la CE volvía a anteponer los intereses económicos a los de la salud de los consumidores europeos aunque, al parecer, el tema quedó aparcado.
En el año 2017, Foodwatch reactivaba la campaña iniciada en 2015 para frenar el aumento de la tasa de mercurio permitida en el pescado de la UE, la propuesta de la CE era reducir la tasa permitida de mercurio en los peces pequeños de 0’5 a 0’1 miligramos por kilogramo de pescado, y aumentar en un 100% la tasa de mercurio en los peces grandes, pasando de 1 a 2 miligramos por kilo de pescado. La protesta parecía que había dado sus frutos y en principio no se aumentaría el límite, sin embargo, cuando la CE tiene un objetivo, antes o después trata de alcanzarlo y de nuevo se tiene que hablar del tema. Parece ser que se realizarán debates sobre el aumento de la tasa de mercurio en el pescado de la Unión Europea, debates que podrían dar lugar a un cambio en la regulación sobre el contenido de mercurio en el pescado.
Dado que se ha pospuesto la votación sobre el proyecto de ley para mantener los límites de mercurio, que se van a desarrollar debates sobre el tema, y ante el temor de que quienes están a favor de este cambio logren salirse con la suya, la organización de consumidores Foodwatch ha considerado continuar con las protestas y la campaña del año 2015. Como ya hemos comentado, se pretende variar los límites del metilmercurio por intereses políticos y económicos, el hecho de que los peces más grandes tengan una limitación de un gramo por kilo de pescado, significa que el 50% de estos pescados no se pueden comercializar en la UE de forma legal, al duplicar la tasa se facilita la venta de los ejemplares.
Lo cierto es que no tiene sentido justificar un aumento del nivel de exposición a la neurotoxina en peces grandes reduciéndolo en los peces pequeños (de 0,5 a 0,1 miligramos por kilogramo de pescado), sobre todo porque los limites en las especies grandes ya son muy elevados. Merece la pena recordar por qué tienen más mercurio los peces grandes, este elemento se introduce en el ciclo del medio ambiente a partir de diversas actividades humanas, metalúrgicas, mineras, industriales, etc. El mercurio acaba depositándose en los ambientes acuáticos que, tras su metilación por algas y bacterias, se convierte en una potente neurotoxina denominada metilmercurio. Los peces más pequeños se alimentan de estas algas y bacterias, ingieren la neurotoxina que se aloja de por vida en su organismo, a su vez, estos peces pequeños son el alimento de peces más grandes, pasando de una especie a otra hasta las especies más grandes, como el pez espada o el atún, que terminan convirtiéndose en contenedores de metilmercurio, de ahí que sean las que más neurotoxina acumulan. El ser humano consume este tipo de pescado y se convierte en el receptor final de esta peligrosa neurotoxina.
Foodwatch comenta que, en principio, parecía que no se moverían los límites y que las continuas protestas habían dados frutos, pero el hecho de que no se haya votado para aceptar mantener los actuales límites como se establecía en el plan inicial, y el hecho de que se siga debatiendo el tema hace sospechar, por tanto, hay que seguir con la campaña hasta que definitivamente se acabe con esa intención de aumentar los límites de metilmercurio en las especies grandes de peces. Por ello, se invita a participar en esta campaña de recogida de firmas para enviar un documento a Vytenis Andriukaitis, comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, en el que se le solicita que bajo ninguna circunstancia aumente la exposición del consumidor al metilmercurio.
Se hecha de menos que en este tipo de campañas sobre cuestiones que afectan a todos los países comunitarios, participen asociaciones de consumidores de los distintos países miembros, con ello se conseguiría más fuerza para detener cuestiones que afectan a todos los ciudadanos europeos. Quizá la BEUC (Organización Europea de Consumidores) debería tomar más parte en estos asuntos, sobre todo sabiendo que representa a las organizaciones de consumidores nacionales independientes en Bruselas.