En la lucha por ampliar la vida útil de los alimentos para reducir el desperdicio alimentario, muchas investigaciones se han centrado en el envase de los productos alimenticios, se puede citar como ejemplo este recubrimiento comestible invisible que duplica la vida útil de frutas y verduras desarrollado por la compañía japonesa Belle Group, o el recubrimiento comestible e invisible desarrollado y patentado por la empresa Apeel Sciences, entre otros.
Pues bien, ahora podemos añadir otro descubrimiento, se trata de unos nuevos envases flexibles que duplican la vida de los alimentos, concretamente en productos como salsas, mermeladas, platos preparados, compotas o purés, entre otros. Los envases han sido desarrollados por el Centro Tecnológico Ainia en colaboración con UBE Corporation Europe en el marco del proyecto COPAFLEX, son envases que utilizan una combinación de polímeros que mejoran el comportamiento ante los procesos de esterilización o a los tratamientos a altas temperaturas a los que se someten los productos alimenticios para su conservación.
Según comentan los expertos, se trata de una solución tecnológica que satisface las necesidades de las empresas alimentarias y de los consumidores, quienes demandan envases que se adapten a sus necesidades actuales y estilo de vida, teniendo en cuenta también aspectos como el respeto medioambiental. Los prototipos de envases que se han desarrollado superan las propiedades que tienen los actuales envases rígidos, ofrecen mayor ergonomía y facilidad de uso sin que se incremente el impacto medioambiental.
Ainia explica que en algunos casos el nuevo envasado prolonga la vida útil de los alimentos hasta el doble de lo habitual, por ejemplo, un puré de verduras en el envase que utiliza actualmente tiene una vida útil de 150 días, con el nuevo envasado desarrollado con las copoliamidas avanzadas, la vida útil se incrementa hasta alcanzar los 300 días, lo que supone un beneficio significativo para empresas y consumidores. Los nuevos materiales se han obtenido a partir del estudio de la interacción entre el envase y los alimentos, la investigación sobre la vida útil de los productos a envasar, el diseño de los envases utilizando tecnologías avanzadas de cálculo, evaluaciones sobre su impacto ambiental a través del análisis del ciclo de vida útil, etc.
Según el centro tecnológico Ainia, el nuevo envase tendría gran utilidad en las salsas que se utilizan en hospitales, colegios, restaurantes… especialmente las que requieren la esterilización térmica, en los alimentos triturados o semisólidos que se destinan a la primera infancia o la tercera edad, en los zumos y concentrados de frutas y verduras, en los platos preparados presentados en formatos flexibles horneables o en las conservas y semiconservas de verduras y encurtidos, entre otros.
La idea es interesante, pero el hecho de alargar la vida útil de los alimentos a través de los envases no es algo que garantice la reducción del desperdicio alimentario, ya que los productos pueden caducar igualmente si se almacenan y no se controlan. En este sentido, sería interesante integrar en los envases algunas características que ayuden a ello, por ejemplo, un sistema basado en la detección de gases y productos químicos resultantes de la actividad de los microorganismos patógenos, que alerte mediante un sistema de colores sobre el estado de conservación del producto, proporcionar información sobre la vida útil de un alimento una vez abierto el envase, integrar un tipo de etiqueta inteligente que sustituya la leyenda de fecha de consumo preferente y fecha de caducidad, etc.
Posiblemente las soluciones comentadas se podrían implementar en el nuevo envase haciendo que fuera mucho más completo y efectivo, de todos modos, es un gran avance en la investigación para ampliar la vida útil de los alimentos. Podéis conocer todos los detalles del proyecto COPAFLEX “Nuevas soluciones sostenibles para el envasado flexible de alimentos de gran consumo mediante copoliamidas avanzadas”, a través de la página web de Ainia.