La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha vuelto a realizar una publicación relacionada con los productos procesados y ultraprocesados que encontramos en los supermercados y en otros comercios de alimentación, y sobre cómo con su apariencia y los mensajes del etiquetado que más se ven, confunden al consumidor. Recordemos que esta organización, cuyo objetivo es defender los derechos de los consumidores, puso en marcha en 2015 la campaña ‘¿Sabemos lo que comemos?’ para concienciarnos sobre la necesidad de leer bien las etiquetas de los alimentos y también para acabar con esos etiquetados deshonestos, con las etiquetas trampa.
Así que crearon el hashtag #EtiquetasTrampa, invitando a todos a denunciar los productos alimenticios que, de forma voluntaria o no, inducen a error al consumidor, generalmente hacen creer que un producto es saludable y nutritivo, cuando en realidad no lo es. Os recomendamos retomar la lectura de este post, en el que podréis leer más sobre esta iniciativa y también ver el vídeo que la OCU realizó para presentar su iniciativa ‘Etiquetas Trampa. ¡No sabemos lo que comemos!’
Pues con la nueva publicación de la Organización de Consumidores y Usuarios se ha realizado un vídeo que es un ejemplo de lo que sucede con las etiquetas trampa, y podemos conocer la percepción que los consumidores tienen sobre una serie de productos procesados porque han salido a la calle para preguntarles directamente. Después de ver el vídeo, comentadnos, ¿qué habríais respondido vosotros?, ¿sabéis lo que compráis y lo que coméis?
Empiezan preguntando por los Bifrutas Tropical de Pascual, la mayoría de los consultados piensan que es un zumo y que es rico en vitaminas, como bien se ve en la cara anterior del envase, pero en realidad es una bebida refrescante y como tal, es rica en azúcar (13’2 gramos por tetrabrik). Por cierto, aunque fuera zumo de frutas, ya sabéis que no es la forma más saludable de tomar fruta, pues cambia su composición y el azúcar de la misma se convierte en azúcares libres.
Lo de las lonchas ‘de queso’ seguro que sorprende a muchos, aunque la mayoría de personas ya sabe que los denominados ‘tranchetes’ son de todo menos queso, no se lo esperan con las otras lonchas que tienen la apariencia real del queso, pero como podéis ver en el vídeo, es un producto lácteo a base de queso, si lleva queso, pero también lleva grasa vegetal de palma, proteínas de leche, leche desnatada en polvo, almidones modificados de patata, aromas, colorantes, conservantes… ¿Qué necesidad hay de hacer sucedáneos con los buenos quesos que tenemos en nuestro país? Abaratar costes y hacer productos más económicos, que es lo que muchas personas buscan para llenar la cesta de la compra.
Fijaos que en la parte frontal del paquete no pone que sea queso, sino ‘lonchas para sándwich’, con esto y viendo un precio muy barato cuando vayáis a comprar al mercado, ya sabéis que no os están vendiendo queso. Y ¿qué os parecen las ‘salchichas de carne 100% pavo bajas en grasa de Campofrío’? Como mínimo denunciable, ¿no?, porque lo primero que piensa cualquiera es que las salchichas son de pavo 100%, pero no, es ‘carne 100% pavo’, y ésta sólo se encuentra en el 41% del producto, o sea, que más de la mitad de cada salchicha se compone otros ingredientes, agua, almidón, proteína de soja, fibra vegetal… Quien quiera comer pavo, que se compre unos filetes.
No digáis que no es indignante cómo nos considera la industria alimentaria, nos engañan a conciencia, incluso con productos que van dirigidos a los bebés para ‘educarles’ el paladar desde bien pequeñitos y crear futuros consumidores dependientes de productos extra-palatables. Estudian cómo poner los colores de los envases y los mensajes en el etiquetado de forma que el consumidor entienda lo que ellos quieren que entendamos, no lo que realmente nos están vendiendo.
¿Qué hay que mirar en un envase de un procesado o de un ultraprocesado para que no nos engañen? La lista de ingredientes, de principio a fin, y teniendo en cuenta que el orden en el que aparecen corresponde a la cantidad que contiene el producto, es decir, el primer ingrediente es el más abundante, y con los siguientes va descendiendo. Ahora mismo podéis ir a vuestra despensa y coger el primer paquete de galletas que tengáis a mano, o coged el paquete de jamón cocido o de pavo que consideráis tan saludable, y leed la lista de ingredientes. ¿Creíais que estabais comiendo harina, algo de azúcar y mantequilla en el primer caso?, ¿considerabais que estabais consumiendo pechuga de pavo con algo de sal y un conservante?
Es momento de que os suméis a la denuncia de las #EtiquetasTrampa (y compartidlo para llegar a más gente), y sobre todo, de que leáis las etiquetas de todos los productos que incluís en vuestra cesta de la compra, seguro que muchos de ellos los dejaréis de incluir porque veréis que estáis pagando por algo que llena la barriga, pero no nutre, no aporta beneficios a la salud. Esto no implica que no se coma, por ejemplo, pechuga de pavo, sólo que hay que buscar cuál es la de mejor calidad nutricional. También es recomendable que en vuestra compra predominen los alimentos que no necesiten etiquetado porque sólo se componen de un ingrediente, en ellos se debe basar la alimentación, frutas, verduras, legumbres, carne, pescado… No necesitamos mucho más.