En el año 2016 el impuesto del azúcar fue un tema destacado, en muchos países se ha debatido, propuesto y anunciado la medida, pero el presente año sigue los mismos pasos, volviendo a ser el gravamen un tema de relevancia. El impuesto del azúcar, denominado también el impuesto de los refrescos, se ha introducido en los Emiratos Árabes, en Estonia y en Sudáfrica, además, se ha propuesto introducir la medida en Canadá y en países como el Reino Unido, donde se aprobó y previsiblemente entrará en vigor el año que viene, pero además, se ha solicitado ampliar el gravamen para que se aplique en productos como los chocolates y la confitería.
Es evidente que el este año también estará marcado por este tipo de gravámenes aplicados con la excusa de luchar contra el sobrepeso y la obesidad, así como de mejorar la salud de la población. En septiembre del año pasado Irlanda consideró la posibilidad de introducir el impuesto, hoy podemos saber que esa consideración ha prosperado y ya se ha decidido que el impuesto de los refrescos entre en vigor el próximo año, concretamente en el mes de abril de 2018, siendo un gravamen similar al puesto en marcha en el Reino Unido.
Según el Gobierno del país, esta es una medida que forma parte de un paquete de actuaciones para poner freno a la obesidad a través de la reducción del consumo de bebidas azucaradas, además, se pretende que sea una medida de presión que fuerce a la industria a reformular sus productos. La tasa se aplicará a todas las bebidas alcohólicas que contengan más de 5 gramos de azúcar por cada 100 mililitros de bebida en dos niveles, un gravamen de 20 céntimos por litro para las bebidas que contengan entre 5 y 8 gramos de azúcar añadido por cada 100 mililitros, y 30 céntimos para las bebidas que superen los 8 gramos de azúcar por la misma cantidad de líquido.
El gravamen se aplicará a todas las bebidas no alcohólicas con una base de agua o zumo, las bebidas con base láctea o zumos de fruta puros estarán exentos siempre sobre la base de su valor nutricional. El Departamento de Hacienda del país cree que la introducción de esta barrera financiera en las bebidas endulzadas con azúcar reducirá el consumo e incentivará que los consumidores se decanten por opciones más saludables. La reducción de las ventas de refrescos azucarados será un revulsivo para que la industria del sector acelere la reformulación, como un modo de evitar el impuesto e incrementar las ventas.
Organizaciones como Irish Heart Foundation, cuya misión es luchar por conseguir un cambio real en las políticas gubernamentales en todas las áreas para mejorar la salud de los consumidores, ha celebrado el anuncio de la introducción del gravamen, considerando que se trata de la medida de salud más importante que ha tomado el Gobierno del país, un compromiso que, sin duda, protegerá especialmente la salud de los niños. Esta organización comenta que se ha constatado que en otros países y ciudades la tasa ha resultado eficaz, por lo que se esperan ver resultados a corto y medio plazo.
Por supuesto, y como ha ocurrido en prácticamente todos los países donde se ha introducido el gravamen, el Irish Beverage Council (IBC), organización que representa a las empresas que producen, distribuyen y comercializan refrescos, zumos de frutas, agua embotellada, bebidas deportivas y energéticas, ha emitido este comunicado en el que asegura que dicho impuesto no podrá abordar el tema de la obesidad de un modo efectivo, ya que se trata de un tema complejo. Comentan que la evaluación del Departamento de Salud no encontró evidencias concluyentes de que un impuesto de este tipo afectará al peso de la población, consideran que no es lógico que el impuesto no se aplique a todas las bebidas azucaradas, siendo sólo una parte de la industria la afectada.
La verdad es que tienen razón, este tipo de gravámenes debería aplicarse a todos los productos, sean alimentos o bebidas a los que se les hayan añadido azúcares, posiblemente este sería el siguiente paso que se podría dar en aquellos países donde el gravamen ya está operativo. Por otro lado, esta organización advierte que los consumidores y las empresas se enfrentan a un aluvión de nuevos impuestos sobre el consumo debido al Brexit, como queriendo decir que la situación no es propicia para la introducción de nuevos gravámenes.
Según explican aquí, el Ministerio de Hacienda del país espera recaudar 30 millones de euros con el impuesto en el año 2018 y 40 millones de euros en el año 2019, pero no proporcionan detalles sobre el destino de este dinero, si se utilizará para poner en marcha programas educativos, si se aplicarán descuentos en los productos considerados saludables, etc., quizá el gravamen sea una excusa perfecta para aumentar los ingresos en las arcas del Estado.
Foto 2 | Håkan Dahlström