Hoy conocemos una denuncia a través de Foodwatch Alemania, asociación sin ánimo de lucro que trabaja en defensa de los intereses y derechos de los consumidores, que nos hace plantearnos si se puede confiar en las evaluaciones sobre el glifosato realizadas por los organismos científicos. Según la denuncia, en el informe realizado por el BfR sobre la seguridad del glifosato aparecen textos completos que han sido copiados de los estudios realizados por Monsanto y que fueron presentados en la solicitud de renovación para el uso del herbicida en suelo comunitario.
El BfR (Instituto Federal de Evaluación de Riesgos de Alemania) fue responsable de realizar la reevaluación del glifosato con el objetivo de proporcionar un informe a la Comisión Europea para decidir si se incluye o no el glifosato en la lista de sustancias activas autorizadas en la Unión Europea. A esto hay que sumar que la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) también había puesto en marcha una investigación para determinar la seguridad que ofrece este herbicida, y cuya conclusión se dio a conocer el pasado mes de marzo, determinando que el glifosato no debería ser clasificado como un carcinógeno, una sustancia mutagénica o un elemento tóxico.
La Unión Europa debe decidir antes de final de año si renueva el permiso de uso del glifosato en suelo comunitario bajo la presión de los gobiernos de varios países así como diferentes grupos y organizaciones ambientalistas, que están en contra de la renovación del permiso. Por otro lado, las organizaciones de agricultores están a favor de seguir utilizando el producto, asegurando que la prohibición dejaría en desventaja a los agricultores comunitarios frente a los agricultores de terceros países, por lo que pedían que se confiara en las evidencias científicas que se han presentado hasta el momento, evidencias que, en algunos casos, algunas organizaciones cuestionan.
Recordemos que en su momento, la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) concluyó que era poco probable que el glifosato supusiera un riesgo cancerígeno, contradiciendo el dictamen del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), en el que se dijo que el glifosato es posiblemente cancerígeno para los seres humanos. Lo mismo ocurrió en el informe del JMPR (Joint Meeting on Pesticide Residues), organismo dependiente de la OMS y la FAO, en este documento se consideraba poco probable que el glifosato fuera genotóxico en las exposiciones alimentarias y, por tanto, no era necesario establecer un límite de referencia para este herbicida o sus metabolitos dada su baja toxicidad.
El Instituto Federal de Evaluación de Riesgos de Alemania ha copiado pasajes de texto completos de los estudios realizados por Monsanto, para ser utilizados en su evaluación sobre el glifosato. Según se denuncia, se han utilizado páginas completas del informe de la empresa biotecnológica que se han transcrito literalmente, y el instituto ha omitido sistemáticamente el origen de los datos que ha utilizado, eliminando deliberadamente las referencias a los autores reales de estos textos, lo que puede interpretarse como el intento de ocultarlos, demostrando que el BfR no ha realizado una evaluación independiente de los estudios realizados por Monsanto. A través de este documento (Pdf) podéis conocer el estudio que denuncia los plagios y donde se realizan tres preguntas: ¿Se aplican las normas y práctica científica adecuadas a los textos del informe del BfR?, si es así, ¿se han observado o no las normas de buenas prácticas científicas?, en caso contrario, ¿existe una mala conducta científica en forma de plagio?
La evaluación de la BfR es la base científica de la propuesta realizada por la Comisión Europea para ampliar el permiso de uso del glifosato durante un plazo de diez años, informe al que algunas organizaciones, y posiblemente Gobiernos, no le darán valor alguno por las irregularidades encontradas. El autor del informe, Stefan Weber, apunta que a partir de estas irregularidades sólo se puede especular sobre las causas del plagio, puede ser que se haya intentado reducir la carga de trabajo, lo que muestra una insuficiente competencia profesional, o que se haya realizado de forma deliberada para que el resultado sea una revisión favorable.
Alemania no se ha pronunciado todavía a favor o en contra de la renovación del permiso de uso del glifosato, este informe sobre las irregularidades del dictamen del Instituto Federal de Evaluación de Riesgos de Alemania ha servido a Foodwatch para reforzar su campaña solicitando que Alemania vote en contra de la aprobación del herbicida. Si finalmente el glifosato se aprueba, posiblemente iniciativas como el certificado “Sin Glifosato” adquieran mayor interés e importancia, ya que se trata de una herramienta que ayudará a los consumidores a adquirir productos que estén libres de trazas de glifosato.
Podéis conocer más detalles de la denuncia y campaña a través de la página oficial de Foodwatch Alemania.
Foto | Global Justice Now