Como cualquier agencia dedicada a alertar y detectar todos aquellos problemas relacionados con la seguridad alimentaria, la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) lleva a cabo inspecciones en las empresas dedicadas a la alimentación para certificar que cumplen con la normativa en esta materia, minimizando posibles riesgos relacionados con la transmisión de enfermedades, contaminantes u otros problemas, a través de los alimentos para proteger a los consumidores.
Cada año, unos 48 millones de personas en Estados Unidos sufren algún problema con productos alimenticios y enferman, 128.000 terminan hospitalizados y unos 3.000 mueren por enfermedades trasmitidas por los alimentos. Para reducir estas cifras es necesario realizar inspecciones que garanticen el cumplimiento de las regulaciones y la inocuidad de los alimentos. Pues bien, parece ser que este punto precisamente es el talón de Aquiles, las inspecciones de seguridad alimentaria de la FDA son ineficientes y por tanto, la agencia no protege debidamente la cadena del suministro alimentario.
Así se manifiesta en una revisión sobre el funcionamiento de la agencia realizada por la Oficina del Inspector General del Departamento de Salud y Servicios Humanos (OIG), agencia que se encarga de identificar y combatir problemas como el derroche económico, el fraude, el buen funcionamiento, etc., de diferentes agencias y organismos, como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, los Institutos Nacionales de Salud o la Agencia de Medicamentos y Alimentación, entre otros. Esta agencia advierte sobre serias irregularidades en el programa de inspecciones, lo que hace que el trabajo desarrollado sea inútil, siendo un potencial riesgo para los consumidores.
Se denuncia que se realizan pocas inspecciones y que cuando se han detectado irregularidades y violaciones de la normativa alimentaria en las instalaciones, no siempre se han tomado las medidas oportunas. Y cuando se han tomado las medidas, generalmente se solicita que las empresas de forma voluntaria corrijan los problemas detectados en un plazo determinado. Pero en algunos casos, la agencia no visita de nuevo la empresa para certificar que se han realizado los cambios oportunos para eliminar el peligro detectado, el informe apunta que algunos problemas no se solucionaron en los dos siguientes años tras la inspección.
La FDA podría haber hecho mucho más y obligar a la empresa a actuar rápidamente, no tiene sentido conceder un plazo de dos años para solucionar un problema, sobre todo si se detecta, por ejemplo, la presencia de listeria en las instalaciones, una enfermedad que puede ser mortal. Las acciones de la Agencia de Medicamentos y Alimentación no siempre son oportunas y tampoco logran que se apliquen las correcciones por la violación de la seguridad alimentaria. En el informe redactado que podéis consultar aquí (Pdf), se destaca que en el 17% de los casos en los que se han encontrado violaciones importantes que afectan a la seguridad alimentaria, no se llevaron a cabo las acciones oportunas, algo que se puede considerar realmente grave.
En el año 2011 se promulgó la Ley de Modernización de la Inocuidad de los Alimentos (The Food Safety Modernization Act (FMSA)), considerada la reforma más radical en los últimos 70 años. El objetivo de la legislación en materia de inocuidad de los alimentos es asegurar el suministro alimentario de calidad, detectando y obligando a las empresas a solventar los problemas detectados. Dicha ley concedió a la FDA las competencias oportunas para hacer frente a los problemas, pero el informe concluye que la agencia apenas ha aprovechado las competencias y las herramientas asociadas a ellas.
En las conclusiones se apunta que la FDA debe tomar medidas de forma rápida y efectiva para garantizar que las empresas aplican los cambios necesarios rápidamente, sobre todo sabiendo que con ello se puede lograr reducir el número de personas que pueden sufrir una toxiinfección o enfermedades de transmisión alimentaria. Parece ser que la Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos reconoce que tiene retos que afrontar en el tema de las inspecciones alimentarias, incluyendo el uso de los recursos y herramientas de las que dispone para actuar contra las violaciones de la seguridad alimentaria que se detectan. La FDA comenta que se está trabajando para implementar los cambios derivados de la Ley de Modernización de la Inocuidad de los Alimentos como parte del compromiso que tiene con la salud pública.
Si la ley se promulgó hace seis años, a buenas horas se introducen los cambios, poca confianza dan sobre sus actividades, no es extraño que en el país se produzca semejante número de enfermedades trasmitidas a través de los alimentos. Lo cierto es que esta agencia tiene muchos temas por solucionar que parece posponer, como la regulación que evite que alimentos con elevado contenido en azúcar incluyan declaraciones de propiedades saludables o nutritivas, definir la declaración “saludable” en los productos alimentarios, definir el uso del término “natural” en los alimentos, y así una larga lista de cuestiones que llevan varios años pendientes.
La OIG recomienda que la agencia se asegure de utilizar todos sus recursos, que tome las medidas oportunas contra las violaciones de la seguridad alimentaria detectadas en las inspecciones con rapidez y que supervise puntualmente que las empresas aplican los cambios señalados a través de inspecciones de seguimiento, algo con lo que la FDA está de acuerdo, evidentemente.
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