Hace unos días, la Comisión Europea emitía un comunicado sobre el problema de la diferencia de calidad de los alimentos que se comercializan en la Unión Europea, recordemos que el año pasado varios países de Europa del Este denunciaban que las compañías alimentarias variaban la calidad de los productos según el país en el que se comercializaban. Desde entonces, se ha hablado en varias ocasiones del tema y la CE ha cambiado de postura en un par de ocasiones. En junio declaró que esas denuncias no procedían porque no existían evidencias significativas de las diferencias, y los productos no eran de peor calidad según el país de comercialización.
Pero parece que las pruebas son bastante evidentes y las explicaciones de la industria alimentaria sobre criterios como la adaptación de los productos a las costumbres y sabores de las regiones no son creíbles. En su momento, la Comisaria de Justicia, Consumidores e Igualdad de Género de la Comisión Europea, Věra Jourová, manifestó que estaba a favor de las reclamaciones de los consumidores de los países de Europa del Este, declarando que haría todo lo posible para que se elimine el denominado “apartheid alimentario” por la doble calidad de los productos alimenticios.
Pues bien, ahora Věra Jourová va más allá en sus declaraciones y asegura que la industria alimentaria ha estado engañando a los consumidores de Europa del Este, las multinacionales han estado vendiendo versiones de calidad inferior en los países de Europa del Este de productos conocidos que se comercializan en toda Europa y que deberían tener prácticamente la misma composición. Se trata de un ataque directo y abierto realizado a estas compañías, denunciando que se ha estado violando flagrantemente la ley a través de prácticas comerciales desleales en muchos casos. La comisaria manifiesta estar convencida de que se trata de un engaño con el que hay que acabar de una vez por todas.
Los estudios realizados hasta el momento demuestran que en el mercado comunitario existen productos con una misma marca que varían la cantidad de ingredientes, que contienen más grasas dependiendo del país de venta, variaciones en la cantidad de azúcar o el tipo de edulcorantes empleados, café que se comercializa con diferencias significativas en la composición, menos cafeína y más azúcar, barritas de pescado congelado con menor cantidad de pescado, té helado con más azúcares añadidos o edulcorantes, según el país de venta… Hablamos de alimentos pero parece que el mismo patrón se aprecia en otros productos de consumo para el hogar.
Para Věra Jourová es un sinsentido que los productos de una misma marca que tienen el mismo embalaje y nombre, se comercialicen con una calidad diferente dependiendo del país de destino, siendo su intención eliminar este doble rasero alimentario que parece que se ha mantenido durante muchos años, dando la impresión de que los ciudadanos de Europa del Este son tratados como ciudadanos de segunda clase. Además de denunciar las variaciones en la composición de los productos, se ha denunciado que los países de Europa del Este reciben peores productos y además tienen que pagar más que los países de Europa Occidental. La comisaria lo tiene claro, tiene la intención de obligar a las grandes compañías a acabar con estas prácticas consideradas fraudulentas y acabar de una vez por todas con las múltiples excusas que han estado ofreciendo durante años, se podría decir que diplomáticamente ha dicho “basta de tomarnos el pelo”.
Pocas son las compañías que se escapan de este doble rasero en la calidad de alimentos y bebidas, por ejemplo, Coca Cola comercializa sus refrescos con más azúcar y más jarabe de fructosa y glucosa en Eslovenia, en comparación con las mismas bebidas comercializadas en Austria. Como en otros casos, la respuesta de la compañía fue que adaptó la formulación a los gustos locales. Lo mismo ocurre con los productos de marca de distribución, citando como ejemplo los dos mismos países, Spar comercializa en Eslovenia un yogur de fresa con un 40% menos de fresas que en la versión comercializada en Austria.
A medida que se realizan más estudios aparecen nuevos productos con calidades diferentes, pero el sector de la industria alimentaria sigue manteniendo que son diferencias que se adaptan a las demandas y gustos locales. Si esto fuera así, dudamos que los países de Europa del Este se hubieran quejado, ni siquiera habrían planteado poner en marcha un Proyecto de Ley para etiquetar los alimentos de doble rasero como anunció Hungría. Según leemos aquí, Věra Jourová comenta que la UE no nombrará o avergonzará a las empresas que han llevado a cabo estas prácticas, siempre y cuando cambien su política, en caso contrario, no tendrá ninguna duda en dar a conocer las marcas y animar a los consumidores a que no las compren, declara que en este sentido es valiente y capaz de ello.
En este comunicado (Pdf) de la Comisión Europea se explica que la UE tiene normas sólidas para evitar que los consumidores sean engañados, haciendo alusión a la directiva sobre prácticas comerciales desleales. Se explica que los productores y los minoristas deben informar correctamente a los consumidores, sobre la verdadera naturaleza e ingredientes de sus productos, y que las autoridades son responsables de hacer cumplir las normas comunes de la UE en cada contexto nacional, normas en las que se basa la Comisaria Věra Jourová para pedir a las autoridades de cada país que identifiquen todos los productos con doble calidad.
La CE manifiesta su compromiso con productores y asociaciones de marcas para asegurarse de que sus miembros respetan el más alto nivel de las practicas industriales evitando problemas como la calidad dual. Ahora la Comisión está preparando una metodología científica que desarrollará el Centro Común de Investigación para mejorar las pruebas comparativas de los productos alimenticios, de este modo, se podrá garantizar que se ofrece la misma calidad en cualquier país comunitario. Por otro lado, la CE ha puesto a disposición de los Estados miembros un millón de euros para la recopilación de pruebas y financiar estudios o acciones relacionadas con ese doble rasero de los productos alimenticios.
Por otro lado, parece que productores y asociaciones de marcas se han comprometido a desarrollar un código de conducta para este próximo otoño, algo que seguramente agradecerán los países afectados. Por cierto, merece la pena leer este comunicado de prensa realizado hace unos días por la FoodDrinkEurope (FDE), organización que representa los intereses de la industria alimentaria en la Unión Europea, contestando al presidente de la Comisión, Juncker, sobre su alusión a los alimentos de doble calidad, indicando que la propia CE había reconocido hasta la fecha que no se habían encontrado pruebas de una calidad dual y que a la industria alimentaria le importan todos los consumidores por igual. Esto es algo que posiblemente muchas personas no crean, ya que lo que verdaderamente les importa a las empresas, siendo la máxima prioridad, son los beneficios económicos. Posiblemente a lo largo de las próximas semanas conoceremos nuevas noticias sobre este tema.
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Foto 2 | Yuichi Shiraishi