En el mes de julio del año pasado podíamos saber que en Estados Unidos se había aprobado la Ley Federal del etiquetado transgénico, ley que anuló la aprobada en el Estado de Vermont, que para muchas personas era más transparente. Esta nueva reglamentación no convencía a los activistas al considerar que se reducía significativamente la transparencia informativa por el modo en el que las empresas podían proporcionar la información, siendo una ley que para algunos se había dispuesto a medida de las empresas alimentarias, de este tema hablábamos aquí.
Aunque se aprobó la nueva legislación, quedaban muchas cuestiones por resolver y que debía afrontar el USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos), lo que delataba que se había corrido mucho para aprobar esta legislación a fin de invalidar la de Vermont. El caso es que el USDA ahora anuncia que publicará un borrador con las reglas del etiquetado transgénico que estará sujeto a comentarios públicos. El departamento explica que se está trabando duro para cumplir con el calendario, ya que en teoría se debe dar a conocer la reglamentación definitiva el año que viene.
El USDA espera recibir a finales de este mes un estudio de factibilidad sobre las propuestas que se recogían en el borrador, por ejemplo, el uso de códigos QR para que los consumidores conocieran la información, ya que se considera que a través de este sistema se restringiría el acceso al consumidor a la información de la presencia de materias primas modificadas genéticamente en los alimentos que adquiere. Recordemos que con la nueva ley del etiquetado transgénico las empresas podrán proporcionar la información a través de distintos canales, códigos de barras, texto, códigos QR, símbolos, enlaces digitales o un teléfono de atención al cliente, cuando lo más simple y directo es colocar la información en el producto, de ahí que se denuncien las complicaciones de acceso a la información.
El estudio de factibilidad que está llevando a cabo la consultora Deloitte tiene como fecha máxima para ser entregado el próximo 28 de julio, sus conclusiones se utilizarán para redactar las normativas que se darán a conocer previsiblemente en otoño y que estarán sujetas a comentarios. Seguramente se reciban muchos comentarios aludiendo a la falta de transparencia por utilizar otros canales que no sean las propias etiquetas de los alimentos, ya que se considera que muchas de estas opciones informativas no suelen ser utilizadas por la mayoría de los consumidores, además, con ellas se evita colocar en las etiquetas alimentarias el mensaje ‘materias primas transgénicas’.
Por otro lado, las partes interesadas tienen hasta el próximo 17 de julio para consultar está página del USDA en la que aparecen 30 preguntas para ser consideradas y que guardan relación con el Servicio de Comercialización Agrícola (AMS), como por ejemplo, qué técnicas de cría debe considerar como convencionales la AMS, qué porcentaje de materia prima transgénica obliga a considerar que un producto se clasifica como transgénico, etc. Pero es posible que se produzcan cambios debido a las órdenes ejecutivas de principios de año del presidente Donald Trump, estas órdenes están diseñadas para reducir las regulaciones, de modo que podrá verse afectado el proceso y el calendario que se había estipulado.
Quedan muchas preguntas en el aire, como si es necesario etiquetar los alimentos altamente refinados derivados de los cultivos transgénicos, hablando de productos como el jarabe de maíz de alta fructosa o el aceite de soja. Estos productos contienen niveles indetectables de material modificado genéticamente, siendo indistinguibles con respecto a los mismos productos elaborados con materias primas convencionales. También se discute sobre los términos y descripciones que se utilizan en la actualidad y si son aceptables, “Producido con ingeniería genética», «Producido parcialmente con ingeniería genética» o «Puede producirse con ingeniería genética”, entre otros.
Como decíamos y según leemos aquí, el USDA publicará el borrador de la reglamentación del etiquetado transgénico en otoño, pero da la impresión de que el tema está muy verde y va a ser difícil que se puedan cumplir los plazos estipulados para que se ponga en marcha la ley, no será extraño que se baraje la posibilidad de aplicar una prórroga y que la ley termine entrando en vigor mucho más tarde de lo esperado.
Foto 1 | Susy Morris