El Parlamento Europeo publicó recientemente una infografía en la que se resumía el problema del desperdicio de alimentos en la UE, en ella se pretende mostrar con un simple vistazo su gravedad y magnitud. Se calcula que en la Unión Europea se desperdician unos 88 millones de toneladas de alimentos cada año, lo que equivale a que cada europeo tire a la basura 173 kilos de alimentos, con un coste económico asociado que asciende a unos 143.000 millones de euros.
Estos datos corresponden a un informe presentado por el Departamento de Residuos de Alimentos de la Unión Europea el año pasado, precisamente son los datos en los que se basa la infografía, aunque hay que decir que en el informe se utilizaron datos estimados correspondientes al año 2010 y 2012 (Pdf), por lo que quizá sería interesante elaborar otro informe más actual que permita conocer cifras más reales.
El caso es que ayer se votó una propuesta para reducir el desperdicio alimentario en la UE, fue presentada por europarlamentarios socialistas y demócratas, y se apuntan una serie de medidas que, en teoría, permitirán reducir el desperdicio de alimentos en un 50% para el año 2030. Sobre este tema, Vytenis Andriukaitis, Comisario Europeo de Salud y Seguridad Alimentaria de la UE, ha comentado que es vergonzoso que se produzca tal despilfarro de alimentos en un mundo donde millones de personas tienen serias dificultades cada día para poder alimentarse. Esto es absolutamente cierto, pero hasta la fecha, la Comisión Europea ha hecho bien poco para reducir el desperdicio alimentario, algo que se reflejaba en un informe presentado por el Tribunal de Cuentas europeo y del que hablábamos aquí.
Leyendo las propuestas se puede decir que se podría hacer un poco más al respecto, se habla de ayudar a los consumidores a entender y diferenciar entre la fecha de caducidad y consumo preferente, eliminar fechas de consumo en algunos productos sin que ello suponga un riesgo para la salud pública o el medio ambiente, eliminar el I.V.A en las donaciones de alimentos, utilizar el dinero del fondo de ayuda europea para los más desfavorecidos, para financiar los gastos de recogida, transporte, almacenamiento y distribución de las donaciones alimentarias y crear un mercado de alimentos secundario para aquellas frutas y verduras que no se comercializan por razones estéticas u otras normas de comercialización sujetas a los estándares de mercado.
Aunque se apunta que el desperdicio se realiza sobre todo al final de la cadena, hablando de la distribución y el consumo, lo cierto es que todo el mundo tiene la responsabilidad de hacer frente al problema, ya que todos están implicados, incluida la UE por no haber trabajado para eliminar hace años los estándares comerciales en cuanto a tamaño, forma color y otras exigencias, que favorecieron que se incrementara el desperdicio de alimentos. También se echa de menos una legislación sobre el tema similar a la que presentó en su momento Francia.
Tras la votación que se ha realizado, la CE deberá presentar un informe al Parlamento Europeo sobre los planes que tiene para abordar el desperdicio alimentario, pero hay que aclarar que la votación realizada no tiene valor jurídico y el informe del que hemos hablado no es vinculante, pero se apunta que impulsa ideas que pueden llevar a debatir sobre la puesta en marcha de una legislación más eficaz contra el problema.
En definitiva, se habla mucho y no parece que sirva de nada, y da la impresión de que la Comisión Europea seguirá sin hacer algo al respecto, ya vemos que ni si quiera le preocupó el toque de atención del mencionado informe del Tribunal de Cuentas europeo.
Podéis conocer más detalles de la noticia a través de este artículo de New Europe, un periódico digital que trata principalmente los asuntos relacionados con la UE.