Las piscifactorías de Noruega sufren cada año la pérdida de miles de salmones y truchas arco iris que se escapan de las granjas de producción, la recaptura de estos ejemplares cuesta a esta industria unos 50 millones de coronas noruegas (algo más de 5’5 millones de euros). Pues bien, la solución a este problema es producir un nuevo salmón modificado genéticamente que no pueda reproducirse por la ausencia de células reproductivas.
Los investigadores del Instituto de Investigación Marina de Bergen desarrollaron el método con el que se editan los genes de los peces, para eliminar la posibilidad de que puedan producir células reproductivas, ahora, este método está siendo evaluado por el Consejo Noruego de Biotecnología para su aprobación. Según los expertos del instituto, con este sistema se puede dar solución al problema de la pérdida de peces que se escapan de las granjas y las consecuencias que puede tener en el medio ambiente.
Pero lo cierto es que este problema es pequeño, sobre todo si se compara con la cantidad de dinero que se destina a combatir los piojos de mar, isópodos que parasitan a los salmones produciéndoles daños considerables. La industria invierte cada año unos 500 millones de coronas noruegas (algo más de 56 millones de euros) en esta tarea, es decir, 10 veces más que en la recaptura de ejemplares fugados, pero el escape de ejemplares es un problema que puede ir a más y afectar a los salmones salvajes y al medio ambiente.
La razón es que un salmón de piscifactoría puede causar enfermedades al salmón salvaje, a esto se suma que si se logra reproducir, los ejemplares resultantes tienen menos probabilidades de sobrevivir, además se alteraría la reproducción de los ejemplares salvajes y a largo plazo la especie se vería amenazada. Por ello, la solución propuesta por la genetista Anna Wargelius es crear peces modificados genéticamente para que no puedan procrear, de este modo, si escapan, se elimina uno de los mayores riesgos, la reproducción en mar abierto.
La experta comenta que al no poder reproducirse los ejemplares gozarán de más salud, ya que cuando el salmón adquiere la madurez sexual se vuelve más susceptible a las enfermedades. La genetista comenta que con la edición genética se pueden crear ejemplares más resistentes a las enfermedades, aumentar su contenido en ácidos grasos omega 3 e incluso considera que se podría incrementar la resistencia a los piojos de mar. De momento, las pruebas que han realizado indican que no existe ningún problema, los salmones creados con este método crecen bien y sus cualidades organolépticas son idénticas a las de los ejemplares comunes.
Anna Wargelius comenta que actualmente están tratando el tema con el Consejo de Biotecnología a fin de poder realizar los cambios legislativos oportunos que permitan la práctica de este tipo de modificación genética. De todos modos, aún deberán pasar algunos años antes de que este tipo de salmón modificado genéticamente pueda llegar a los centros comerciales. Se considera que esta es la solución más efectiva que reducirá y eliminará las consecuencias negativas de los actuales escapes, sin embargo, muchas personas no verán con buenos ojos este tipo de pescado por las alteraciones realizadas.
En el caso de que se permita el desarrollo y producción de este tipo de salmón, deberá ser etiquetado como genéticamente modificado, según el Director de salud Ambiental del comercio de mariscos de Noruega, nadie quiere ingeniería genética en el salmón y será difícil comercializarlo. Como ocurre con estos temas, hay quien está a favor y quien está en contra, aunque no es lo mismo editar los genes que combinarlos con los de otras especies, en este caso es la misma especie y lo único que se hace es silenciar la capacidad de reproducción, sin embargo, hay quien unifica ambos métodos, siendo un error. En el momento en que los consumidores vean “genéticamente modificado” es probable que no quieran consumirlo, en el caso de Noruega, un gran porcentaje de la población se muestra escéptica a los alimentos modificados genéticamente.
No tardaremos en conocer la respuesta del Consejo Noruego de Biotecnología, de momento podéis conocer más detalles de la noticia a través de este artículo publicado en el periódico Aften Posten y en la página del Havforskningsinstituttet.