Aunque ya hemos visto un par de métodos para bridar o atar un pollo, así como otras aves que se van a asar, hoy os queremos mostraros una tercera opción que puede resultar muy útil por varios motivos. Como habéis podido leer en el título, se trata de un truco de cocina con el que podréis aprender cómo bridar un pollo sin hilo de cocina, y por supuesto, podréis aplicarlo a otras aves como los picantones, la pularda, la pavita…
Aprender a atar un pollo sin hilo de cocina puede serviros para esa situación en la que estáis en plena labor culinaria y os dais cuenta de que se os ha olvidado reponer el hilo o cordel de cocina que gastasteis (o que os gastaron) hace unos días, y también para quien quiera probar este método que permite mantener la forma del ave durante el asado sin tener que realizar el bridado, que no siempre se da muy bien (aunque con la práctica todo sale).
En estos u otros casos en los que sea necesario bridar un ave, siempre está bien tener recursos, así que bajo estas líneas tenéis la muestra visual para bridar un pollo sin hilo de cocina y conseguir que después del asado tenga una presentación prácticamente impecable, no será difícil, siempre y cuando la pieza tenga las características necesarias, que no es más que disponer de su piel entera.
Empezamos, lo primero que hay que hacer para preparar el pollo es colocar las alas, que como ya vimos en este post sobre bridar un pollo u otras aves, se aguantan solas, simplemente hay que volverlas hacia atrás, volvemos a poner el ejemplo de nuestros brazos, es como si quisiéramos rascarnos la espalda por la parte inferior. Las alas ya están posicionadas y no se moverán durante el asado.
Lo siguiente que hay que sujetar son los muslos para que no se abran, y es donde se puede considerar imprescindible el uso de hilo de cocina, pero a falta de este elemento, hay que recurrir a la piel del pollo, al exceso que tiene en la parte baja, por donde se ha vaciado de sus interiores. Aquí hay que ser un poco cuidadosos y meticulosos para que salga bien.
Justin Chapple, el autor del vídeo que podéis ver sobre estas líneas, indica que hay que cortar la piel, realizar una pequeña incisión con la punta del cuchillo en la piel que queda despegada del cuerpo del ave, junto al muslo, y es el contrario el que con cuidado se introduce en ella, sólo la parte del hueso del extremo superior (por donde cogemos el muslo para comerlo con las manos). Y en el lado opuesto hay que hacer lo mismo, siempre con cuidado de no rasgar la piel.
Con este sencillo truco, el pollo mantendrá su forma durante el asado, proporcionando una presentación tan elegante como haciendo un excelente bridado con hilo de cocina, o incluso mejor, pues no quedarán marcas por haberlo atado. ¿Lo probamos? Ahora cuando compremos un pollo nos aseguraremos de que va sobrado de piel, por si nos hace falta.